Tercera de tres partes

Asuntos jurídicos iniciativa de ley general en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación (HCTI)

Asuntos jurídicos iniciativa de ley general en materia de humanidades, ciencias, tecnologías e innovación (HCTI)
Política
Mayo 17, 2023 22:53 hrs.
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Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

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Ya observamos los dos primeros pilares del CONACYT y ello debe llevarnos al tercero, que es producto de los primeros dos:
a) El Sistema Nacional de Investigadores (SNI),
b) Las becas y el Sistema Nacional de Posgrados (SNP),

Ahora toca el turno a una tercera:
c) Innovación y Patentes (Sistema de la Propiedad Intelectual, SPI).

La suma de los tres pilares del CONACYT nos llevan a entender la propuesta de Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación (LGMHCTI), del actual gobierno federal, con su diagnóstico, sus yerros y sus aciertos, así como buscando una visión teórica y comparada con otros modelos similares al CONACYT de la OCDE, de los BRICS, Australia, Nueva Zelanda, y del Asia-Pacífico.

Y aunque pareciera complicado el asunto de Innovación y Patentes, y lo es, nuevamente topamos con datos que nos hacen expresar: "Houston, tenemos problemas".

En muchos países, Mx entre ellos, es necesario fomentar la cultura de patentar, dado que la creatividad y la capacidad de innovación son altas. En México no hay cultura de registro de patentes y marcas porque gran parte de la innovación que se desarrolla se realiza sólo dentro del ámbito universitario y no llega al mercado. Y es que en la lógica académica los fines de los investigadores, en cualquier parte del mundo son, principalmente académicos, y su objetivo, además de servir a la sociedad, es publicar sus logros y quizá ganar premios como el Nobel, no patentar ni comercializar. Frente a la cultura de innovación los industriales mexicanos se enfrentan con problemas de recursos económicos y escasa preparación técnica para adoptar las nuevas tecnologías. A ello se añade el hecho de que el sector privado tampoco tiene la cultura de invertir en investigación. Y eso es muy explícito al compararnos: en México se destina a la Investigación e Innovación Científica y Tecnológica entre el 0.4 al 0.6% del Producto Interno Bruto (PIB), dependiendo del año, mientras que en países como EEUU, Suiza, Japón y Corea del Sur es del 1.7%, en promedio, al año. Indistintamente quién gobierne.

Ese tipo de políticas de Estado han dado un registro de poco más de 40 millones de patentes en el mundo y cada año se publica un millón más de solicitudes a nivel internacional. Pero allí México participa de forma marginal, entre otras razones porque el 70% de la información tecnológica contenida en documentos de patentes no está disponible en ninguna otra fuente de información, pues las empresas e investigadores niegan divulgar sus investigaciones y aplicaciones a detalle. Así, es casi imposible el intercambio y transferencia de tecnologías. Y aunque los distintos gobiernos mexicanos han buscado motivar en el empresariado nacional su interés para invertir en innovación y así aprovechar los avances tecnológicos en favor de sus empresas, pero éstos lo hacen forzados y con muy altos apoyos económicos del Estado. Es necesario fomentar en México el interés de las empresas para aprovechar los avances tecnológicos.

En cambio se incurre en el Plagio y la Piratería, actos ilícitos, por lo que no es un problema de fácil solución (en realidad ello ocurre en todo el mundo). Aunque el propietario de la patente o marca puede hacer valer sus derechos mediante el registro, como única alternativa.

Y es que además, el Plagio y la Piratería hacen muy difícil medir las pérdidas económicas, resultado de éstas irregularidades, porque el tema se maneja siempre mediante la especulación y no con datos concretos.

Ante éste oscuro ambiente el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) hizo esfuerzos y creó cuatro oficinas regionales en todo el territorio nacional, con el propósito de promover y ayudar a los empresarios para que utilicen el Sistema de la Propiedad Intelectual (SPI). Pero el sector empresarial, debido a que desconfían de él y lo consideran caro, lo ven como un gasto que se convierte en problema, pero la situación cambia si se reconoce como una inversión que puede producir ganancias.

Pues bien, los números nos dicen que:
Sólo el 04% de las patentes que se registran en el país se concede a mexicanos y el otro 96% a extranjeros, es decir, que de cada 100 patentes que registra el IMPI, 96 son resultado de las trámites de extranjeros, lo que revela la inexistencia de la cultura de registro de innovaciones y de comercialización de las mismas en México, a pesar de que mediante ambos mecanismos y la explotación de la tecnología, se genera riqueza empresarial y nacional.

Éstos datos, nos llevan a entender la propuesta de Ley General en Materia de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación (LGMHCTI) que tanto ha molestado a algunos investigadores, hombres y mujeres, pues no podemos seguir el rumbo ya andado. Pero la propuesta de LGMHCTI, aunque intenta llevarnos al desarrollo científico y tecnológico, no lo logra. Luego entonces, la LGMHCTI sigue siendo ambigua, insuficiente y blanda para incentivar y apoyar la Ciencia y Tecnología en México.

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