Dos ediles del Morena

A los políticos no los acaba su proclividad natural a cometer errores, sino su falta de visión. Por eso, las alternancias en el poder público vestidas con los más inverosímiles discursos, colisionan de golpe, tarde o temprano, con las realidades concretas del conflicto público ante las que se muestran incapaces, indolentes e inconmovibles. Eso es justamente lo que ocurre a varios gobernantes del Morena, en los que muchos ciudadanos depositaron la esperanza del cambio en la pasada elección del 1 de julio de 2018. Pero se toparon con rediciones del pasado. Vicios y complicidades muy difíciles de ser extirpados. Hay que pulsar los escenarios.

DUPLA DEL MORENA. -Ser opositor en Guerrero lo ha sido solo en el discurso. Porque en los hechos, la realidad dicta reproducciones sistemáticas de una cultura que siempre se ha cuestionado: la del PRI, por su prolongado ejercicio en el poder. Pero una vez que esos opositores «recalcitrantemente radicales» arribaron al poder, hicieron lo mismo que los priistas: despilfarrar el dinero público, generar nuevos ricos y mantener un estado de cosas hasta cierto punto controlado, con base en el reparto de dádivas y de programas sociales catalizadores de la pobreza. De dar limosnas a cambio de alterar en los presupuestos, cifras millonarias que paran en cuentas bancarias personales. O negocios triangulados. Oscuros. Algunos se exceden: a su comportamiento depredador de las arcas públicas, suman intolerancia einsensibilidad. Los hechos son tercos: 1.- Justo unos días después de publicarse el Primer Ranking Nacional de Alcaldes auspiciado por Staff Campaigns & Elections México y la encuestadora Varela y Asociados, a la alcaldesa morenista de Acapulco, Adela Román Ocampo, le asesinaron a su primer director de la Policía Municipal, José Antonio Vargas Venancio. El estudio estadístico —que solo hizo el levantamiento sobre la prestación de cuatro servicios públicos (suministro de agua, recolección de basura, pavimentación de calles y alumbrado público) y no en materia de seguridad—, ubicaron a la alcaldesa morenista de Acapulco, Adela Román Ocampo en el lugar 37 en desempeño y 34 en popularidad. Por debajo de Ulises Mejía Haro, de Zacatecas y arriba de Raúl Morón Orozco, de Morelia. Los números no podían ser más elocuentes a fin de favorecer a la alcaldesa. Porque el punto vulnerable que lacera continuamente su desempeño, es justamente la inutilidad de su administración en materia no solo de prevención del delito, sino de la nula estrategia para contenerlo. Adela aparece literalmente sometida a la operación sangrienta y sin freno de la delincuencia organizada. Amenaza en convertirse en su Waterloo en la ya iniciada disputa por la candidatura al gobierno estatal por el Morena. 2.- En el municipio de Tlapa de Comonfort, gobierna el también militante del partido de AMLO, Dionicio Merced Pichardo García. Se metió en líos recientemente gracias a su soberbia y a su notable insensibilidad frente a un tema familiar: el regreso de un bebé a su mamá, Yaqueline Cruz Nemoria, que el ayuntamiento mantiene bajo resguardo desde hace ocho meses. En el asunto se involucraron decisivamente la abogada activista de Tlachinollan, Neil Arias Vitinio y la periodista Carmen González Benicio. Hace unas semanas, el edil tlapaneco pretendió cobrarles a los campesinos cien pesos por el arrastre delfertilizante gratuito otorgado por la Federación. Los campesinos se opusieron apelando al compromiso de AMLO de entregarlo de manera gratuita al cien por ciento. Eso motivó que el alcalde retrocediera en sus pretensiones. Como sea, Dionicio muestra progresivamente, la piel política de la que está hecho: la misma heredada por la escuela tricolor de sus antecesores. Junto con Adela Román, confirman que el cambio de estafeta en ambas alcaldías no les ha servido de mucho a los ciudadanos. Y en septiembre próximo cumplirán un año en esa responsabilidad. Ambos, sin arrojar resultados convincentes.

HOJEADAS DE PÁGINAS…En círculos político el trascendido crece como bola de nieve: el retardo en la entrega del fertilizante se asoció no solo a las marrullerías e inoperatividad del delegado federal del Morena, Pablo Amílcar Sandoval sino, sobre todo, a que el gobernador Héctor Astudillo, está metido a fondo en el negocio del fertilizante. Afirman algunos que incluso, es propietario de una empresa del ramo ubicada en Querétaro. ¿Será?