Cuarta de cuatro partes

*La Carrera por las energías limpias solo la pudo acelerar el odio y su hermana la guerra.*

*La Carrera por las energías limpias solo la pudo acelerar el odio y su hermana la guerra.*
Política
Septiembre 05, 2022 20:15 hrs.
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Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

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Hemos estado hablando del Cambio Climático y su evolución histórica, así como la intervención del ser humano en su actual aceleramiento; también de las estrategias que están implementando algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), la ONU y algunos gobiernos de países para detener dicho aceleramiento.

Han sido tres estrategias que planteamos como una acción acelerada a desarrollar por los gobiernos del mundo después de la guerra entre Ucrania y Rusia. Increíblemente, lo que no logró la concienzación del rol del ser humano en la vida de nuestro planeta, lo pudo la "rusofobia" de las 7 economías más desarrolladas del mundo (G-7: EEUU, Alemania, Reino Unido, Japón, Francia, Canadá e Italia), sobre todo EEUU que domina a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero aunque por razones contrarias a la concienzación, las estrategias son buenas por sí mismas:
- Las Islas de Energía,
- El Hidrógeno verde, y
- Las "casas pasivas o arquitectura pasiva".
Ya presentamos las dos primeras, y hoy toca presentar a "las casas pasivas o arquitectura pasiva", pero, ¿qué es la arquitectura pasiva o qué son las casas pasivas? De manera propagandística, son las viviendas donde no se pasa calor ni frío y casi no consumen energía eléctrica, con el consecuente impacto en el estilo de vida que lleva la humanidad del siglo XXI.

La arquitectura pasiva intenta evitar las pérdidas de calor de los edificios para limitar al máximo el consumo energético. Y considerando que calentar o enfriar una casa cada vez es más caro y problemático, sin importar el lugar del mundo en el que nos encontremos, la arquitectura pasiva representa una gran aportación.

En pocas décadas muchas partes del planeta Tierra que estaban habituadas a climas templados han empezado a experimentar cambios meteorológicos extremos. A más calor, más aire acondicionado, que resulta en más consumo de energía eléctrica, lo que contribuye al calentamiento global y se traduce en... más calor por tener como principal combustible energético los restos fósiles. Y eso es un círculo vicioso en el que ya estamos inmersos y que nos condena al desastre.

Ante ello ya hay soluciones, la arquitectura pasiva permite construir edificios que tendrían un menor impacto medioambiental en sus consumos de energía eléctrica, ya sea porque utilizan materiales naturales reciclables, como la madera o el barro, o porque siguen una serie de pautas que reducen drásticamente el consumo energético. A éste concepto se le denomina "casas pasivas" porque utilizan la propia arquitectura del edificio para mantenerlas cálidas en otoño-invierno y frescas en primavera-verano, lo que puede llegar a reducir, en algunos casos, el consumo eléctrico hasta en un 90%.

Éste obvio pero innovador planteamiento parte de que no debe ser solo cosa del usuario el ahorro energético, sino que debe ser algo técnico que puede y debe resolverse con los componentes de la arquitectura y a través de conocimiento técnico. Quien ha impulsado éste esfuerzo es el Passivhaus Institut, institución alemana que presentó un estándar de construcción que se ha extendido por todo el mundo. Y a partir de la "rusofobia" los países europeos han acelerado todas las propuestas de readecuar su dependencia de los combustibles rusos, basados en los altamente contaminantes restos fósiles.

Para la arquitectura pasiva reducir el consumo de energía no solo debe depender de que bajemos el termostato, nos abriguemos más en invierno o nos acostumbremos a pasar calor en verano: la arquitectura debe y puede ayudar siguiendo una serie de principios básicos, como un buen aislamiento y un estudio de la orientación solar y las condiciones climáticas del entorno, las "casas pasivas" pueden reducir el consumo eléctrico de una vivienda a un nivel mínimo.

Es decir, el concepto de "passivhaus" es como si fuéramos a hacer un barco, y la forma de diseñarlo es hacerle una bomba de achique para que no se hunda. La arquitectura pasiva es lo contrario a ésto. Es intentar que el barco no necesite la bomba de achique o que la tenga solo para una emergencia.

Aunque habitualmente solemos asociar las viviendas ecológicas con construcciones espectaculares y lujosas, o aquellas situadas en parajes de ensueño, pero para la arquitectura pasiva cualquier casa, incluso una unidad habitacional del INFONAVIT, puede convertirse en una casa pasiva. Claro está que cumplir con los estándares de la arquitectura pasiva será muy distinto en Islandia o en India o en Cuba. El concepto y las propiedades físicas sobre las que se sustenta se mantienen, pero en un país frío, por ejemplo, intentará captar la mayor ganancia solar posible, mientras que en un lugar cálido se buscará crear zonas de sombra. Incluso, la arquitectura pasiva se puede utilizar para grandes edificios públicos, como una estación de bomberos, una escuela de educación básica o un hospital de alta especialidad. Aunque el objetivo siempre será el mismo: mantener el consumo energético al mínimo.

¿Y qué es un consumo mínimo? En una vivienda nueva el objetivo de las casas pasivas es que consuman un máximo de 15 kw por m² al año y 25 para las que sean renovadas con éstos estándares. Si tenemos en cuenta que una vivienda convencional puede consumir entre 150 y 300 kw por m² al año, el ahorro es de casi el 90% o más.

Así pues, la arquitectura pasiva se debe entender como aquella que se adapta a las condiciones climáticas de su entorno. Y no es algo realmente nuevo, existe desde la antigüedad aunque no nos dábamos cuenta, pues los diferentes pueblos a lo largo de la historia han intentado utilizar los recursos disponibles en su entorno y adaptarse a la geografía y la meteorología para construir viviendas que les ofrecieran un nivel de confort aceptable. Un ejemplo son las casas de barro de Mali, frescas en su interior bajo el inclemente sol del Sáhara, o los iglús de los esquimales en las regiones árticas, en ambos casos son viviendas sostenibles y pasivas.

Cinco principios básicos rigen el estándar para considerar una construcción como "casa pasiva":
- Aislamiento térmico. Las viviendas pasivas tienen un excelente aislamiento térmico, que puede llegar a ser el triple que el de los edificios convencionales. En climas fríos es preciso utilizar capas de aislamiento de 20 o 30 cms y en climas templados no es necesario que sean tan gruesas. Ésta capa protectora evitará tanto la entrada de frío o calor como su pérdida.
- Hermeticidad. Si se ha instalado un aislamiento térmico de calidad pero no se ha sellado bien, el calor se escapará por las ranuras y se crearán incómodas corrientes de aire, perdiendo eficiencia energética. Las "passivhaus" tienen muy en cuenta el hermetismo de los edificios y, para ello, se realizan pruebas en las que se insufla aire dentro de las casas para comprobar por dónde se sale y poder corregirlo.
- Viviendas y puertas de calidad. Una parte importantísima de la energía que usamos para calentar una vivienda se escapa por las ventanas. Las viviendas pasivas no solo cuidan al máximo la orientación de los vanos (espacios vacíos) de la casa para aprovechar al máximo las ganancias solares, sino que utilizan ventanas de triple vidrio para evitar en todo lo posible las pérdidas de calor.
- Reducción de puentes térmicos. Son aquellos puntos en los que se rompe la superficie aislante (por ejemplo, por un clavo o el marco de una ventana de aluminio) y permiten que se escape el calor en un edificio.
- Sistema de ventilación con recuperación de calor. Al abrir las ventanas para ventilar las casas se pierde calor en invierno y fresco en verano. Las casas pasivas llevan instalado un sistema de ventilación mecánica que filtra el aire y recupera el propio calor de la casa para calentar el aire que entra. Con éste sistema no es necesario abrir las ventanas.

La regulación pública de éste estándar es cada vez más común en distintas regiones, sobre todo se a planteado en la Unión Europea desde que les llegó la "rusofobia", y se a planteado desde las instituciones europeas, que exigen que las nuevas construcciones se acerquen lo más posible al consumo ergético casi nulo, directrices que luego son implementadas en cada país por sus propias regulaciones. Como ejemplo está, con 88 metros de alto, el edificio Bolueta, en Bilbao, España, que todavía es el edificio _passivhaus_, más alto del mundo, al menos hasta que una nueva edificacion que se está levantando en China le quite el título.

Concluimos que cualquier vivienda puede convertirse en una "casa pasiva". Las más eficientes serán aquellas que ya se han construido con éstos estándares, pero se pueden renovar casas siguiendo el concepto _passivhaus:_ el aislamiento térmico, que es lo fundamental en la arquitectura pasiva. Aunque ciertamente es un poco más cara la arquitectura pasiva, tampoco es mucho más cara. En Alemania es entre un 25 o 36% más del precio de una edificación tradicional nueva y en una de remodelación, entre un 30 y un 40% más. Evidentemente la arquitectura pasiva sube el precio de la vivienda, especialmente si se quiere conseguir la certificación que ofrece el Passivhaus Institute, un proceso que puede ser largo, y si bien no es obligatorio tenerlo, sí es un sello de calidad.

Aunque es clarísimo que por sobre todas las cosas lo único importante es ahorrar energía, dejando de construir "agujeros negros energéticos", pues se trata de pensar en el futuro. La arquitectura pasiva requiere de un consumo energético tan bajo que podría abastecerse solo de energías renovables, algo imposible actualmente para las edificaciones convencionales. Incluso, es de entenderse el costo social que se está pagando para hacer cultural a la arquitectura pasiva: una guerra y una xenofobia.

¿Qué ironías y contradicciones de la humanidad, no les parece?

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