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Las simulaciones del poder, derrotadas por la autenticidad


Las simulaciones del poder, derrotadas por la autenticidad
Periodismo
Diciembre 26, 2018 20:53 hrs.
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Francisco Rodríguez › guerrerohabla.com

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En la política, la praxis es el proceso por el cual toda teoría pasa a formar parte de la experiencia vivida. Todo lo que no entra al fondo de las cosas es banal, superficial, funcional . Es lo que aparenta ser real, cuando en verdad es sólo una parte de aquello que pretende ocultarse. Lo funcional es la antípoda de lo real, de lo que existe, de la praxis.

Las teorías funcionalistas de la política han sido el pasto de donde se nutre todo lo que distrae de lo que debe interesar, el análisis de la realidad. Lo funcional, por esquemático siempre es falso. Desde que el método funcionalista de investigación fue inventado por los antropólogos…

... Bronislaw Malinowski y Alfred Reginald Radcliffe-Brown, los autores trataron de explicar las funciones recurrentes de las costumbres e instituciones, privilegiándolas sobre el análisis estructural. Lo aparente fue llamado estructural cuando nunca lo ha sido.

El método funcionalista hizo escuela entre los investigadores norteamericanos de la ciencia política desde los años 30 del siglo pasado, pues se trataba de explicar cómo lo que acontecía en las cúpulas del poder era independiente de los efectos provocados en la disparidad del desarrollo económico, político, social y cultural de los pueblos.

El método funcional fue la droga dulce. Se extasió relatando el gran temple que tuvo Harry S. Truman para soltar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, lo mismo que las truculencias moscovitas que se tramaban en la URSS para acabar con las democracias occidentales. Arrasó con la cultura de fondo, ésa que buscaba las explicaciones reales.

Entonces, se exaltaban los temores de la sociedad estadounidense durante la época de la Guerra Fría, al mismo tiempo que se condenaba el supuesto sadismo de los mahometanos, la codicia de los productores de petróleo crudo o la ferocidad y violencia de nuestros migrantes que buscaban el pan en los Estados Unidos.

Nunca explicaron las causas estructurales de las crisis que ellos mismos habían provocado, pero en contraparte el funcionalismo les sirvió para derramar las propias culpas hacia todos los confines y salir airosos, gracias a la explotación de sus creencias religiosas o a la nula preparación política de los WASP.

Nuestro atraso, ¿por no seguir el american way of life?

El método funcionalista creó muchos mitos, mismos que nos fueron transmitidos a través de nuestros becarios nylon en las universidades gabachas, entre ellos que la concentración del ingreso y la acumulación creciente del capital en pocas manos eran la condición indispensable para la riqueza de nuestra nación...

... que el atraso de los países pobres se debía a que no se ajustaban al american way of life o al modelo del federalismo norteamericano, o que todo se resolvía aplicando la Alianza para el Progreso, la educación sin planificación, las etapas rituales del crecimiento económico: primero crecer y luego repartir.

Todo, según los teóricos funcionalistas, se podía superar explicando los acontecimientos en su epidermis y jamás entrando al fondo de lo verdaderamente acontecido. La educación en las metrópolis para las clases dirigentes era el mejor veneno. Sólo faltaba que el lector recurriera a los tiraderos de Sanborn’s para que se nutriera de las ideas fast track que requería para ser un gran dirigente.

Fueron verdaderos cañonazos de best sellers‎ que permearon la conciencia clasemediera norteamericana y la de los países manipulados, volátiles y manuables, como se ha comprobado hasta la saciedad hasta nuestros días. Nunca se habló de tendencias ideológicas, de motivaciones geoestratégicas o de real política.

Esto era comunista, un asunto del diablo. Ellos construían análisis y comentarios a modo, más o menos biográficos y superficiales de los acontecimientos, relatados a manera de novela, pero sin la magia de este estilo literario.

En México el capitalismo fue llamado neoliberalismo

Todos los seres pensantes del planeta coinciden en que no pueden hacerse comparaciones extra lógicas entre las sociedades y los procesos de cada nivel de desarrollo, si no se analizan y se pasan a la báscula los choques entre poderes, los juegos y conflictos de intereses, los factores extralegales, las imposiciones mediáticas, etc.

El método funcionalista llegó a los extremos de confundir, a través de sus distracciones maquinadas, al conservador con el liberal, y a éste con el patriota, nunca separó políticas con distintos matices. La aplicación del capitalismo salvaje y el desmantelamiento criminal del Estado fue llamado neoliberalismo en México, para vergüenza de los liberales.

A demasiados farsantes e impostores de las ciencias sociales se les llamó doctores; a los ñoños, presidentes; a los prestanombres, ejecutivos de firmas multinacionales en México; a los lavadores de dinero sucio, financieros, y a los oportunistas y cuenta chiles, estadistas. El triunfo absoluto del funcionalismo superficial.

El remate del país, en las causas desquiciadas de los descastados y de los traidores a la patria. La seguridad nacional, en manos de pobres diablos que, cuando en las agencias de espionaje de Washington y Nueva York oían ¡siéntese!, se agachaban.

El adelgazamiento de las estructuras fue remate del país

La aspiración de miles de economistas de formar parte de los office boys de los gabachos, únicos que los podían sentar en los sillones de los capataces del rancho grande, o sea aquí. El sueño insaciable de acabar con el país, poco a poco o de un plumazo. Para eso sirvieron siempre.

Al remate del país le llamaron adelgazamiento de las estructuras; a la venta de activos al extranjero, oportunidad extraordinaria de flujos de inversiones para el desarrollo; a la capitulación y a la cobardía se le bautizó como modernización horizontal de la soberanía.

Redujeron las luchas libertarias del país y de sus valerosos líderes sociales a lo anecdótico. Ellos pasaron a ser héroes de leyenda, materia de estatuas, dignatarios receptores de medallas patrióticas, líderes de opinión, sursum corda de la liberación nacional. Los otros, en la cárcel.

Desterremos para siempre del poder a los farsantes e impostores

México entra a una nueva etapa, donde las simulaciones de todo género han sido derrotadas por la autenticidad y la congruencia, por la sencillez, enemiga de la parafernalia del poder y de la ostentación maniquea. Estamos llegando a nuestra edad adulta como pueblo, y esa es una oportunidad invaluable de ser realistas y prácticos en todos los sentidos de la expresión.

Afortunadamente, la transformación y el nuevo régimen han llegado para quedarse entre nosotros y esperamos que no sea ilusoria, que no sea un invierno en primavera. Todos debemos corresponsabilizarnos con nuestro destino.

Acabar de una vez por todas con la corrupción, la inseguridad y las complicidades en las cúpulas del crimen, que siempre han sido las verdaderas enemigas del pueblo. Llamarle a las cosas por su nombre. Desterrar del poder a los farsantes e impostores, a los mamarrachos que nos quisieron empinar al abismo.

¿No cree usted?


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