Lectura política

Negociación complicada

Negociación complicada
Periodismo
Mayo 21, 2019 19:50 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

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La propuesta presidencial para contener la violencia y los índices de inseguridad en las entidades donde se han desatado y los grupos de la delincuencia organizada parecen por momentos, incontenibles, es viable. En la Estrategia Nacional de Seguridad, muchas de las ideas planteadas para aplicarse en nuestro país, fueron copiadas de las acciones que el gobierno de los Estados Unidos implementó contra los gánsteres y las mafias del tabaco y el alcohol en 1930. Y que fueron ciertamente, exitosas. El único inconveniente es que las culturas criminales del país vecino y el nuestro, son diferentes. Hay que ir por partes.
¿PACIFICAR AL PAÍS? – Desde el sexenio priista de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), el crimen organizado comenzó a expandirse por todo el territorio nacional. A partir de ahí y lejos de ser atacado, se fortaleció en los cinco sexenios siguientes. Hoy el gobierno federal de López Obrador no puede contra todos esos años del arraigo de la narcocultura y la multifactorialidad del delito. La tarea es titánica. Porque luchar contra esas rémoras implica para el Estado, ceder en la negociación. Se lee así: 1.- De entrada, el gobierno de AMLO se declara incompetente para hacer frente a la capacidad de fuego de los grupos criminales que operan en el país. Y que dominan y someten no solo territorios, sino entidades completas. ’No se puede derrotar a los grupos delincuenciales con policías y militares, lo que lleva a plantear modelos de justicia transicional que incluyan procesos de desarme, desmovilización, reinserción social, reducciones de penas yamnistías condicionadas al perdón de las personas y colectividades afectadas. Perdonar no significa renunciar a la justicia, sino a la venganza privada. El Estado luchará al lado de las víctimas para, antes que nada, se busque obtener la verdad, así como para reivindicar la justicia y la reparaciónde cualquier daño’, se plantea en la Estrategia Nacional de Seguridad. Lo anterior deriva en una situación complicada: primero, sentar en la mesa de la negociación a los líderes de los grupos criminales para acordar el cumplimiento de dicho acuerdo. Después, reunirlos con losagraviados de las víctimas que dañaron y alcanzar de ellos, su perdón. De lo contrario, los responsables de los delitos tendrán que reparar el daño. Incluida por supuesto, la prisión carcelaria. De ahí que la propuesta presidencial plantea: ’plena colaboración con la justicia -de los grupos delictivos-, manifestación inequívoca de arrepentimiento y reparación del daño. Resultan pasos previos indispensables para las negociaciones.’ Algo que, en los hechos, se antojaría difícil cumplir por parte de los líderes delictivos, acostumbrados a la arrogancia y al poder que les proveen sus fusiles. Y el miedo sistemático que han metido en la población. Incluidas las propias autoridades. 2.- En contraparte a esta negociación, el gobierno federal ofrecerá a los grupos criminales ’un aumento en la esperanza de vida -sobre todo de aquellos que forman parte delsicariato- dado que, ensanchar las perspectivas de la existencia resulta una posibilidad que casi todo mundo ambiciona; la certeza de llevar una vida tranquila y sin sobresaltos; y encabezar negocios legales y regulares, que les permitan alcanzar la respetabilidad social.’ Lo anterior implicaría poner a salvo todas las millonarias ganancias obtenidas hasta hoy, de los delitos como el secuestro, la extorsión, el cobro de cuotas por derecho de piso, y la trata de personas, entre otros. 3.- Los puntos que meten prurito al respecto, son al menos dos: en caso de alcanzarse dicha negociación, esta tendrá necesariamente, una fecha de caducidad. Y esta concluirá cuando AMLO abandone el gobierno federal en 2024. ¿Qué pasará después? ¿Volverá otra vez a instaurarse la violencia y la inseguridad? ¿Quién garantizará que no será así? Y por el otro extremo: ¿Hasta dónde llegará la verdadera inclinación al cambio por parte de los grupos delictivos? ¿Se someterán de lleno a los dictados de la Federación? ¿O, en definitiva, romperán los acuerdos al paso de unos meses? No está nada fácil. Pero son los riesgos que la Cuarta Transformación debe correr.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Desconcertado, el gobernador Héctor Astudillo Flores, no dio crédito a que en el documento que forma la Estrategia Nacional de Seguridad, se nombrara a Guerrero. ’No es un Estado con más violencia en el país’, defendió. Pero la realidad lo desmiente: la violencia no cesa, los secuestros se multiplican, los hostigamientos contra periodistas crecen -los reporteros Juan Blanco y Bernardo Torres, fueron asaltados y amenazados el pasado 15 de mayo-los asaltos a mano armada se multiplican y la impunidad sigue teniendo mano. El gobernador debe ver con aplomo y frialdad, más allá de la burbuja que lo protege.

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