Nuestra relación con el agua no es de tecnología, sino de estilo de vida

Continuando con la entrega anterior, no podemos responsabilizar a la tecnología de lo que hemos hecho con el agua los últimos 3 siglos hasta alterar sus ciclo natural, desde la primera Revolución Industrial, porque es nuestro estilo de vida el responsable de esos daños. Pues pasamos de tomar la que necesitábamos para sobrevivir... para la agricultura, la ganadería, el comercio basico y la higiene básica, a tomarla para producir energía y un bienestar antropocéntrico de consumo irracional qué no nada más empezó a ensuciar el agua dulce de la que disponemos, sino a agotarla. Claramente en nuestro propio detrimento.

En el caso de México en particular, hay varios estudios antropológicos bien documentados en los aspectos fotográfico, iconográfico y bibliográfico, así como por las observaciones en campo de sus autores a lo largo de décadas, que ponen énfasis en las obras materiales y tecnologías asociadas con los vestigios arqueológicos y las referencias históricas que hacen mención de la existencia de obras hidráulicas. Dichos estudios nos muestran las obras hidráulicas construidas para abasto doméstico, irrigación agrícola, conducción, control y *drenaje de aguas pluviales y control de los niveles de agua en zonas lacustres, pantanosas e inundables*.

Dichas obras hidráulicas para la conducción, el control y el drenaje de aguas pluviales es lo más obvio y común, aunque la mayoría de las antiguas ciudades Mesoamericanas contaron con desagües subterráneos (drenaje de aguas residuales, pero sobre todo, pluviales) que corrían por sus edificios y patios y que, en ocasiones, se conectaban con redes de acequias externas en las orillas y más allá, para irrigar parcelas agrícolas. Entre los casos más antiguos están La Venta (estado de Tabasco) y San Lorenzo Tenochtitlan (estado de Veracruz, en realidad, se trata de un complejo formado por tres sitios conocidos como San Lorenzo, Tenochtitlán y Potrero Nuevo), dos sitios olmecas, pero que no fueron los únicos dado que urbes posteriores como Teotihuacan, Tula, Tajín o Zempoala contaron con desagües. El edificio monumental del Tajín, conocido como la ’gran Xicalcoliuhqui’, cuya función para controlar inundaciones en su interior sigue siendo sorprendente como tecnología hidráulica. En San Lorenzo Tenochtitlan, que floreció entre 1500 y 500 a.C., se emplearon alcantarillas, tuberías de barro hechas de piezas ensambladas, así como acueductos subterráneos de piedra basáltica labrada, cuyos tramos se unieron con una especie de chapopote o mezcla. Éstas instalaciones hidráulicas se combinaron con pozos, cisternas, estanques y otros depósitos de agua, superficiales y subterráneos. En La Venta, por su lado, hubo canales y alcantarillas de piedra.

Pero la ingeniería hidráulica como tal se remonta a los romanos, una civilización precursora que creó varios sistemas de canalización y aprovechamiento del agua, entre ellos *los acueductos, el alcantarillado y los baños*, que fueron algunos de sus aportes e invenciones. Así, el campo de especialización de la ingeniería hidráulica determinó el inicio de sus funciones en la utilización del agua, ya sea para la obtención de energía, para la irrigación, para su potabilización, canalización y construcción de estructuras en mares, ríos y lagos.

Aunque hubo una ingeniería hidráulica para uso agrícola, más antigua. En el corazón de la China milenaria, donde se encuentra el Monte Qingcheng, en Dujiangyan (es una ciudad satélite bajo la administración directa de la Subprovincia de Chengdu, capital provincial de Sichuan. La división de la ciudad también es conocida como Guanxian, que significa literalmente "Condado Irrigación". En el centro sur de China). Es mundialmete conococido por sus templos, y más concretamente, por ser la cuna del Taoísmo, sólo hecho que la vuelven muy interesante pero a ello se le destaca con tremenda fuerza su Sistema de irrigación de Dujiangyan que fue proyectado en el siglo III a.C. por el gobernador Li Bing y su hijo Er Lang, para evitar las inundaciones provocadas por el río Min, e irrigar la planicie de Chengdu. Funciona sin interrupción desde su creación. En la actualidad continúa su desarrollo.

Y fue creado gracias a una bifurcación del cauce, una parte de las aguas del río Min es derivada hacia un canal que desvía las aguas hacia la planicie de Chengdu. Esta construcción interrumpió las inundaciones anuales causadas por el aumento del caudal del río después de los deshielos. La construcción del canal de desviación necesitó atravesar una montaña, una realización notable teniendo en cuenta la precariedad de los medios disponibles para la época. Las técnicas utilizadas, fueron el calentamiento con fuego y el enfriamiento con agua repetidos de la roca. Ésto permitía la aparición de grietas y fracturas y facilitaba su posterior rotura (en aquella época todavía no se había descubierto la pólvora). Para evitar la acumulación de limo en el sistema de irrigación, se construyó un dique en el centro del río, cuya base fue realizada mediante un sistema de largos gaviones (en ingeniería, los gaviones consisten en una caja o cesta de forma prismática rectangular, rellena de piedra o tierra, de mimbre o mallas metálicas de acero inoxidable o hierro galvanizado con bajo contenido de carbono. Como las operaciones de armado y relleno de piedras no requieren ninguna pericia, con los gaviones se pueden ejecutar obras que de otro modo requerirían mucho más tiempo y operarios especializados) hechos de piedras envueltas en tiras entrelazadas de bambú, inventados y desarrollados para ésta ocasión, que han demostrado su eficacia a lo largo del tiempo. Conjuntamente con el Monte Qingcheng, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000. Otros grandes canales históricos existentes en China son:
- Canal de Lingqu, en la provincia de Guangxi.
- Canal de Zhengguo, en la provincia de Shaanxi.

Aunque es menester destacar que la aparición de los gaviones se remonta al año 3000 a.C., aprox., en la costa central peruana. Sí, peruana, en América, donde los constructores de la civilización Caral usaban la _"técnica de shicras",_ bolsas hechas con fibras vegetales y llenas de bloques de piedra, con las que rellenaban las plataformas de los templos, colocándolas ligeramente separadas. De esa manera lograban estabilidad en las estructuras. Al ocurrir un sismo ese "núcleo de shicras" que hacía de base del edificio se movía con la vibración, pero de manera limitada, pues las piedras eran contenidas en las bolsas. Luego, "las shicras" se reacomodaban encontrando un nuevo punto de estabilidad. La shicras tenían pues, una función antisísmica. Paralelamente en el año 700 a.C., aprox., en los egipcios construyeron diques en las orillas de río Nilo a base de canastas de fibras naturales. Pero sin conocerse, en China, con su Sistema de irrigación de Dujiangyanse, les dio un uso de proporciones dignas de llamarse "Cuna de la Ingeniería Hidráulica".

Y ya para el siglo XVI durante las guerras en Europa, los ingenieros militares utilizaban unas cestas de mimbre rellenas de tierra denominadas por sus inventores italianos ’gabbioni’ o ’jaulas grandes’ para fortificar los emplazamientos militares y reforzar las orillas de los ríos. Es decir, observamos en éstos ejemplos de la costa Peruana, de Mesoamérica, de Egipto, de China, de Roma, la ratificación de la afirmación que hago: nuestra relación con el agua durante millones de años no ha sido de tecnología, sino de estilo de vida. Y nuestro estilo de vida de los últimos 3 siglos es lo que ha venido a alterar el ciclo natural del agua, porque es un estilo de vida basado en un consumo depredador, y no es una posición ideológica, ni asunto de políticas de izquierdas o derechas, sino de un entendimiento claro, o inexistencia del mismo, de cuál es el papel biológico del ser humano en el universo conocido.