Día de muertos

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Noviembre 06, 2019 19:48 hrs.
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Jorge Laurel González (JLG) › codice21.com.mx

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La muerte sólo tiene importancia, en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida.
André Malraux (1901-1976) Novelista y político francés.

Durante el fin de semana pasado, celebramos el día de muertos, el día 1º. de noviembre, es el día de ’Todos los Santos’ y el 2º. de noviembre el ’día grande’ en la víspera de ese día, de acuerdo a la leyenda y la tradición, las puertas del más allá se abren para permitir el libre tránsito de todos aquellos que ya han fallecido y que vienen a visitarnos. La tradición es prehispánica, desde la cultura maya (Antiguo Imperio del Sur y Nuevo Imperio del Norte) que se fundó y se eclipsó mucho antes que la cultura mexica (azteca) llegara a su plenitud, se veneran a nuestros ancestros.

Esto es una tendencia común en todas las civilizaciones, de hecho, el respeto y la elaboración de ritos alrededor de la muerte, es parte de lo que consideramos que hace la diferencia entre el homínido y el homo sapiens, incluso el neanderthal (Homo sapiens neanderthalensis) ya realizaba ceremonias que nos hablan del respeto y de la preparación del cuerpo y tal vez, la creencia en alguna entidad espiritual, hacia un probable mundo en el más allá.

Nuestras fechas, que son una tradición totalmente autóctona, se entremezclan en un fenómeno comprensible de sincretismo cultural con la fecha de Halloween, que se celebra especialmente el 31 de octubre, sobre todo al filo de la medianoche.

Así que coexisten en el supermercado, el disfraz de Drácula, de Frankenstein, de Bruja, las calabazas que representan rostros, teniendo en su interior una vela, con el pan de muerto, las calaveras de azúcar, el papel picado, las ofrendas y las tradiciones netamente mexicanas.

Halloween, hay que decirlo es una celebración antiquísima también, su origen se remonta a las tribus celtas que poblaron en un principio a la isla británica, en la que hoy se asienta Irlanda, Escocia, Gales y Normandía (en el norte de Francia). La noche de brujas, desde el siglo XVIII ha sido vinculada a un ritual celta llamado Samhain, en honor del señor de la muerte, su nombre significa literalmente ’El fin del verano’.

Los celtas creían que había una barrera entre el mundo de los humanos y el de los espíritus que se abría al final del verano. Eso permitía a los fantasmas rondar la Tierra. Así que, el 31 de octubre, las almas de los muertos regresaban a sus hogares, pero también salían brujas, duendes y elfos a acosar a quienes les habían hecho daño en vida. ¿Notan alguna similitud, con la tradición prehispánica?

En Irlanda ya en fechas más recientes, surgió la costumbre de tallar un nabo y ponerle iluminación, colocarlo al exterior de las casas, para ahuyentar a los malos espíritus que también eran liberados y que podían molestar a los vivos y muertos. Cuando los irlandeses llegaron a los Estados Unidos, encontraron un fruto más fácil de tallar, específicamente una baya de cáscara dura, la calabaza. De ahí surgió el rostro más difundido de Halloween. La calabaza con la vela en su interior.

En la mitología celta, los sidhe, o pueblos feéricos, también celebraban Samhain; al parecer, ellos fueron los que patrocinaban la Fiesta de los Muertos. En la víspera de noviembre las hadas podían tomar maridos mortales y se abrían todas las grutas de las hadas para que cualquier mortal que fuera lo suficientemente valiente pudiera echar un vistazo en aquellos dominios, para admirar sus palacios.

La festividad celta se describe como una comunión con los espíritus de los difuntos que, en esta fecha, tenían autorización para caminar entre los vivos, dándosele a la gente la oportunidad de reunirse con sus antepasados muertos. Para mantener a los espíritus contentos y alejar a los malos de sus hogares, dejaban comida fuera, una tradición que se convirtió en lo que hoy hacen los niños yendo de casa en casa pidiendo dulces.

Después de que los romanos conquistaran gran parte de los territorios celtas, estos influyeron en el mundo céltico con sus festivales a la diosa romana de la cosecha, Pomona. Posteriormente, los cristianos calificaron las celebraciones celtas como una práctica herética, (algunos grupos cristianos las siguen condenando acremente) y con este pretexto destruyeron gran cantidad de la cultura, monumentos y tradiciones celtas, para afianzar su dominio político y social del viejo continente. Fue la época de sometimiento de los pueblos libres paganos, que eran convertidos al cristianismo demonizando sus creencias y adoptando sus festivales. Así, el de Samain se convirtió en el día de Todos los Santos, de donde deriva el nombre inglés de Halloween.

Desde el siglo IV, la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a «Todos los Mártires». Tres siglos más tarde, el papa Bonifacio IV (615) transformó un templo grecorromano dedicado a todos los dioses (panteón) en un templo cristiano, dedicado al «Día de todos los Santos», a todos aquellos que los habían precedido en la fe. La fiesta en honor de Todos los Santos inicialmente se celebraba el 13 de mayo, pero fue el papa Gregorio III (741) quien la cambió de fecha al 1 de noviembre, que era el día de la «Dedicación» de la Capilla de Todos los Santos en la Basílica de San Pedro, en Roma.

Más tarde, en el año 840, el papa Gregorio IV ordenó que la Fiesta de «Todos los Santos» se celebrara universalmente. Como fiesta mayor, está también tuvo su celebración vespertina en la «vigilia» para preparar la fiesta (31 de octubre). Esta vigilia vespertina del día anterior a la fiesta de Todos los Santos, dentro de la cultura inglesa se denominaba «All Hallow’s Eve», vigilia de Todos los Santos, término que con el tiempo se convirtió en «Halloween».
En nuestro México, se vivió una fusión de la tradición prehispánica con la novohispana y el concepto de la adoración y la manifestación de respeto a nuestros difuntos se mantiene. José Guadalupe Posadas, hidrocálido nacido en 1852, creó a la famosa catrina, que tuvo una relativa repercusión en su época, el grabado representaba una burla de los indígenas enriquecidos durante el Porfiriato, que despreciaban sus orígenes y costumbres, copiando modas europeas. Fue olvidada por muchos años y retomada por Diego Rivera. La vigencia de la obra de José Guadalupe Posada se identifica con claridad en una serie de creaciones logradas en las décadas recientes, a partir de diversos medios y técnicas. Posada más allá de su muerte, y de sus muertos, vive y es una importante presencia y expresión cultural del arte mexicano. Hoy, en las fiestas de celebración, hay quien acude disfrazado de calavera, y de esta manera, hacemos un homenaje a nuestros muertos, a todas las tradiciones milenarias en un hermoso sincretismo y a los artistas que crearon el concepto.

El género humano siempre ha buscado adentrarse en la magia y el misterio del más allá. Qué bien que haya un día en que podamos convivir de acuerdo a la leyenda, con nuestros muertos, tal vez así, Juntos, logremos generar: Propuestas y Soluciones.

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