Opinión

Una guerra no lejana

Una guerra no lejana
Periodismo
Febrero 27, 2022 15:38 hrs.
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Miguel Zárate Hernández › guerrerohabla.com

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Parece que hoy una guerra se advirtiera tan lejana que poco afectaría a nuestro entorno. Esto, y la historia relativamente reciente nos ha confirmado que esta visión miope es un error, una equivocación garrafal ante un mundo globalizado. Acostumbrados a vivir nuestras propias guerras, como la que en México se sigue dando, eso sí poniendo a salvaguarda la impunidad prácticamente total del hampa organizada y que visiblemente se está perdiendo por políticas de ’abrazos’ y de escasa efectividad contra la delincuencia, es lógica la incomprensión de un fenómeno bélico que se esté dando en el otro lado del mundo. Claro que hay simpatía para con los ucranianos, en este caso las evidentes víctimas del ataque de su archipoderoso vecino, y que al menos produce sentimientos solidarios, incluyendo los oficiales como el de México. Sin embargo, no todos tienen presente que no se trata ni con mucho del peor de los conflictos vividos después de la segunda guerra mundial, como se ha dicho.

Sería larga, muy larga la lista de los conflictos graves que han convertido en este sentido a las Naciones Unidas en un organismo casi inútil e incapaz de frenar guerras importantes. Rusia, antes integrada en el conglomerado de naciones en la llamada Unión Soviética -y a la que pertenecía de manera destacada Ucrania-, en la mitad del siglo pasado ya había invadido Hungría, la antes llamada Checoslovaquia y sojuzgado una decena de otros considerados sus ’satélites’, además de apoyar a los serbios de la Yugoslavia antigua contra los separatistas bosnios, kosovares, etcétera en una guerra en la que también entraron las naciones occidentales para liberarlos. Y además toda una generación vivió los conflictos de Corea, la interminable guerra de Vietnam, los choques con Estados Unidos que en tiempos de Kennedy estuvieron al punto de desatar, -por los misiles de Cuba-, una guerra nuclear, y no se puede olvidar la influencia de Rusia y de las potencias occidentales en otra guerra que dista de terminar: la de Medio Oriente.

En todos estos conflictos, a los que se sumarían los de África, de algunas naciones de Oriente y hasta de Latinoamérica, las consecuencias en la población mundial no fue cosa menor. Uno de los impactos más perceptibles de las guerras modernas es en el tema de los energéticos, sobre todo el abasto mundial de hidrocarburos y de gas natural que mantiene una interrelación entre todos los países, sean de los ’buenos’ o de los ’malos’. En Ucrania se vive este fenómeno que está íntimamente ligado a la geopolítica de una nación que nunca ha sido afecta a tolerar a sus vecinos rusos. Vamos, ni cuando fueron invadidos por los nazis. No sabemos en qué vaya a parar esta contienda en la que México puede resentir efectos y a corto plazo. La implantación de una ’economía de guerra’ a nivel global, a estas alturas bien podría acarrearnos problemas más que reales y aquí es donde se ponen a prueba políticas como la energética ya que se ha pensado en autoabastecer el mercado excluyendo a la inversión extranjera. Pronto, parece, no seguiremos exportando gran cosa de crudo (que es el que eleva sus precios con las guerras) y tampoco tendremos a corto plazo los refinados que necesitamos. Y ni qué decir del impacto en los mercados financieros de los que siempre salimos sujetos a los vaivenes de nuestros vecinos y el de los alimentos, además del curso de las exportaciones y muchos aspectos más.

Y no se nos olvide que, pese al discurso del gobierno federal, la guerra del narco y de la delincuencia en México sí existe y no parece estar cediendo. Nos conmueve naturalmente que mueran cientos en una guerra de invasión en Europa del Este, pero ¿acaso pensamos de vez en cuando en lo que aquí sucede? Hablando de muertos, hay que traer a la mente que en lo que va de este sexenio ’pacificador’ han sido asesinados más de cien mil mexicanos en tan solo tres años. Hay un dato que podría servir de comparativo: 50 mil norteamericanos fallecidos fue el saldo total de su participación en diez años durante la guerra de Vietnam. Ni la mitad de los homicidios que aquí llevamos en un trienio.

Las guerras también deben hacer reflexionar en muchos otros aspectos, como el social, el humano y, en general, hacernos entender que la interrelación mundial nos obliga a tomas de conciencia en torno a necesidad de valorar lo que tenemos. Lo que sucede en Ucrania no es una guerra ajena en una nación lejana. Es un ejemplo de que las divisiones internas, la ambición de los poderosos y la búsqueda de la hegemonía totalitaria, no son nada bueno ni entre las naciones ni entre los gobiernos ni entre las personas.
Milenio

miguel.zarateh@hotmail.Com

Twitter: @MiguelZarateH

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