Lectura política

Walton: servir a dos amos


Walton: servir a dos amos
Periodismo
Septiembre 17, 2018 22:03 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

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El quejoso es el mismo que entró. Y a tres años de que salió quiere seguir en esa misma ruta. Pero vio en las dos administraciones municipales de Acapulco que le antecedieron y le sucedieron, la viga en el ojo ajeno, no en el propio. Es ya el estilo político del ex edil de Acapulco, Luis Walton Aburto: hacer ruido condenando la corrupción de otros. Y vendiendo una imagen de limpieza y pulcritud en el manejo de las finanzas del puerto, que estuvo muy lejos de llevar a la práctica. Y su movilidad responde en realidad, a intereses políticos inconfesables que lo mueven a conducirse de esa forma. Hay que ver los antecedentes.

WALTON: UTILIDAD POLÍTICA.- En la pasada elección del 1 de julio, el partido Movimiento Ciudadano (MC) disminuyó notablemente sus clientelas electorales. De tres diputados locales plurinominales que tuvo en la pasada legislatura, hoy redujo su número a uno. Y en la elección de Acapulco, quedó en tercer lugar…en alianza con el PRD y PAN. Su votación total bajó de 109 mil 329 votos obtenidos en la elección de junio de 2015, a 54 mil 694 votos logrados en julio pasado. De ahí la visible desesperación de Walton. Pero tiene sentido. Y se lee así. 1.- Apenas se instaló como alcalde de Acapulco en septiembre de 2012, Luis Walton se encargó de ventilar todos los pasivos financieros del ex edil priísta de ese municipio, Manuel Añorve Baños. Se declaró en ’quiebra financiera’ y le endosó al hoy senador priísta, pasivos por 2 mil 142.8 millones de pesos. Lo ventiló así en medios nacionales. Añorve admitió un adeudo de 806 millones de pesos. Por el momento político, Walton estaba engallado.

Porque Ángel Aguirre Rivero, -quien había llegado al gobierno estatal en abril de 2011- era su aliado político. Atacar a Manuel Añorve, el adversario político de Aguirre en la elección de gobernador del 30 de enero de 2011, se tornó una elocuente necesidad política, pues precisaba de los apoyos del ex gobernador perredista. Y los obtuvo. Coló al Congreso local a tres diputados plurinominales. Y Acapulco recibió un trato excepcional por parte de Aguirre. Nunca se procedió contra Añorve, tras ese escándalo mediático. Pero el fin político era mantenerlo quieto. Y se logró. 2.- En el caso del actual edil perredista de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, el ex edil Luis Walton, redita la misma estrategia del escándalo aplicada al actual senador priísta. Y es exactamente, la misma circunstancia de poder. Es decir, el empresario gasolinero porteño es un aliado político del actual gobernador priísta, Héctor Astudillo Flores. Se entiende que esta vez, y diluido el poder de sus manos, apela al rescate político del mandatario estatal tricolor. Justo en la coyuntura en la que Astudillo concluye con una gran parte de sus compromisos políticos. Y vendrán algunos cambios importantes en su gabinete. Walton y su equipo se quieren meter por ese resquicio. Pero antes, deben ganárselo. Es decir, atacando a los adversarios políticos del mandatario estatal. En este caso, el edil perredista saliente de Acapulco, a quien Walton le endosa acomedido, y sin nadie pedírselo ni solicitárselo, un desfalco financiero ’de más de mil millones de pesos’. Es decir, mil millones de pesos menos de los que le adjudicó al priísta Manuel Añorve. El ex edil del partido Movimiento Ciudadano se convirtió así, en vocero calificado no solo de la Auditoria Superior del Estado (ASE), sino de la Auditoria Superior de la Federación (ASF). El punto es que Walton y su protegido Luis Uruñuela Fey, le heredaron al gobierno de Evodio Velázquez, pasivos

financieros por el orden de los 2 mil 219 millones de pesos, de acuerdo al diagnóstico de José Natividad Calixto Díaz, ex secretario de Planeación y Desarrollo Económico de Evodio. ¿Fue Walton entonces, una encarnación de la pureza financiera como edil porteño, como para que hoy se espante de la corrupción y se abrace de ella al mismo tiempo?

HOJEADAS DE PÁGINAS…Malas señales fueron las que enviaron tanto el gobernador Héctor Astudillo, como el edil priísta de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena. Este último decidió no dar El Grito en la Plaza Cívica de Chilpancingo. Ni acudir al desfile al día siguiente. Y el primero, declinó invitarlo a Palacio de Gobierno. La reconciliación política interna tricolor parece inalcanzable. Y falta lo peor con miras al proceso de selección del candidato a gobernador para el 2021.

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