Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hace ocho meses, el periodista Ciro Gómez Leyva fue víctima de un intento de asesinato, por dos tipos que viajaban en una motocicleta y le dispararon a unos 200 metros de su domicilio. El blindaje de la camioneta lo salvó, aunque seguramente permanece con secuelas de temor, por desconocer qué provocó el atentado. Tanto el comunicador como otras personas dentro y fuera de su ámbito de amistades han hecho conjeturas que señalan a una sola persona.
Ciro ha sido un crítico severo de la Cuarta Transformación, incrustado en esa mayoría de analistas y politólogos conocedores del momento difícil que vive México, en manos hoy de una autocracia devastadora que en cinco años ha revelado paulatinamente los verdaderos propósitos que mueven a las nuevas autoridades, de destruir instituciones funcionales para sustituirlas por otras obedientes al mandato del dueño y señor del país.
Para quien gobierna, ha sido demasiado difícil controlar a la prensa informada y compuesta por mentes ágiles y conocedoras. Debido a esta circunstancia, comenzó a denominarla chayotera. Vendida. Al servicio de la oligarquía. Alcahueta. Cínica. Cómplice. Aparte de más de 100 adjetivos peyorativos que descubrirlos debe ocupar gran parte de un sueño perturbador.
Ha habido intentos por sustituirla. Pero con personas que nunca han ejercido la profesión y como todo lo que ha tocado la 4T en materia de servidores públicos, con auténticos desconocedores del tema. Como el auto-apodado Lord Molécula, Bernabé Adame, Sandy Aguilera y muchos otros que acuden diariamente a las mañaneras. Así como fuera de este circo, Vicente Serrano, El Chapucero y muchos otros que desconocen por completo el análisis político.
Primero que nada, es necesario saber qué comentario de Gómez Leyva pudo haber lastimado el corazón de un sicario, para pensar que actuó motu proprio. Al no encontrar la causa, entonces habría que pensar cuál pudo incomodar a un alto funcionario para solicitar una pistola dispuesta a disparar para acallar esa voz que lastima por decir verdades.
En una de sus columnas, Raymundo Riva Palacio habló de la suerte que podría correr la aspirante a la Presidencia Xóchitl Gálvez, gracias a los denuestos por demás hirientes que ha recibido del Presidente, a manos de algún asesino dispuesto a quitarla de enfrente para quedar bien.
No es la primera vez que se dice algo parecido. En ocasiones anteriores se había advertido que los denuestos diarios a la prensa, podrían atraer la respuesta de matones en contra de periodistas que hacen historia con sus comentarios.
Pero tampoco es posible dejar de pensar que alguien solicitó el uso de la pistola. En suma, para el caso es necesario acudir a todas las presunciones posibles. Es decir, a las mismas que utilizaría el investigador policiaco que, por cierto, a la fecha, después del tiempo transcurrido, no ha dado buenas señales.
Mientras tanto, el dueño de México ha recrudecido los ataques en contra del mismo periodista, a meses después del primero. Al grado de que éste comentó si se busca convertirlo otra vez en objeto de otro atentado.
Lo mismo hicieron otros amigos cercanos que coincidieron en la forma de razonar.
Gómez Leyva dio a conocer hace poco, que La Fiscalía General de la República atraerá su caso.
¿Pero cómo confiar en una institución cuyo titular está al servicio del patrón, igual que todos los funcionarios públicos que no tienen autonomía? Por ningún motivo creo que sea tan ingenuo. Sin embargo, en alguien tiene que creer. Es necesario para continuar con su vida profesional.
Tal vez en Omar García Harfuch.
El secretario de Seguridad Ciudadana que ofreció esclarecer los hechos y a quien le falta dar con el paradero de una persona relacionada con el caso y que parece clave en el asunto por el cual, ya hay 12 detenidos y presumiblemente sujetos a un interrogatorio exhaustivo y sometidos a pruebas de voces y de otros ingredientes que exige la indagatoria.
ariosruiz@gmail.com
