¿Qué bautismo habéis recibido?

’ ¿Ahora creéis? ’

’ ¿Ahora creéis? ’
Religión
Mayo 16, 2021 20:13 hrs.
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La Palabra de Dios

Lunes 17 mayo 2021

Primera Lectura
Hch 19, 1-8
En aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas de Galacia y Frigia y bajó a Éfeso. Encontró allí a unos discípulos y les preguntó: ’¿Han recibido el Espíritu Santo, cuando abrazaron la fe?’ Ellos respondieron: ’Ni siquiera hemos oído decir que exista el Espíritu Santo’. Pablo replicó: ’Entonces, ¿qué bautismo han recibido?’ Ellos respondieron: ’El bautismo de Juan’.

Pablo les dijo: ’Juan bautizó con un bautismo de conversión, pero advirtiendo al pueblo que debían creer en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús’.

Al oír esto, los discípulos fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús, y cuando Pablo les impuso las manos, descendió el Espíritu Santo y comenzaron a hablar lenguas desconocidas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.

Durante los tres meses siguientes, Pablo frecuentó la sinagoga y habló con toda libertad, disputando acerca del Reino de Dios y tratando de convencerlos.
Palabra de Dios
Te alabamos, Señor

Salmo Responsorial
Salmo 67, 2-3ab. 4-5acd. 6-7ab
R. (33a) Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.
Cuando al Señor actúa
sus enemigos se dispersan
y huyen ante su faz los que lo odian;
cual se disipa el humo, se disipan;
como la cera se derrite al fuego,
así ante Dios perecen los malvados.
R. Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.
Ante el Señor, su Dios,
gocen los justos y salten de alegría.
Entonen alabanzas a su nombre.
En honor del Señor toquen la cítara.
R. Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.
Porque el Señor, desde su templo santo,
a huérfanos y viudas da su auxilio;
él fue quien dio a los desvalidos casa,
libertad y riqueza a los cautivos.
R. Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio
Col 3, 1
R. Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo,
donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.
R. Aleluya.

Evangelio
Jn 16, 29-33
En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: ’Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios’.

Les contestó Jesús: ’¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo’.
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús

Reflexión del Evangelio de hoy
¿Qué bautismo habéis recibido?
Estamos en la segunda parte de la gran misión paulina (su tercer viaje) centrada principalmente en la ciudad de Éfeso, una de las más bellas del imperio y un importante centro religioso, político y comercial. En esta ciudad es donde Pablo permaneció durante más tiempo. Para el evangelista este último viaje en libertad del Apóstol es una especie de colofón a su gran obra misionera. Al igual que Apolo, que solo conocía el bautismo de Juan y tuvo que ser instruido por Aquila y Priscila, los discípulos con los que se encuentra Pablo en Éfeso están en la misma situación. Ellos habían aceptado a Jesús, pero su bautismo estaba incompleto. Convertirse a Jesús implica volverse a Él, conocerle, creer en su persona y bautizarse; es decir, sumergirse en la comunión trinitaria mediante el Espíritu Santo.

El bautismo de Juan era un bautismo de conversión a la espera de las promesas mesiánicas y de la venida del Reino de Dios. Ahora, Pablo les exhorta al bautismo del Espíritu en el nombre del Señor Jesús, mediante la imposición de manos. El efecto del Espíritu sobre los discípulos es semejante a lo ocurrido en Pentecostés. Se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar, dos de los carismas que se daban en la Iglesia primitiva. Aunque Pablo insistirá que el mayor de los carismas y al que debemos aspirar todos es el de profecía.

’El bautismo es, por lo tanto,dice el Papa Francisco, un signo eficaz de renacimiento, para caminar en una nueva vida…y permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su condición, en la transformación del mundo.’ ¿Cómo vivimos nuestro Bautismo?

Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones
El evangelio de hoy nos sitúa como creyentes en Jesús en la segunda parte de una perícopa de ’largo alcance’ (Jn 29-32) con un gran final (v.33). En la primera parte (Jn 16,23-28) Jesús ha hecho una declaración solemne a sus discípulos acerca de la relación de estos con el Padre. La unión profunda que sus seguidores tienen con Él es la que los lleva a Dios. Jesús no es un mero intercesor, Jesús nos une a su persona e identidad, para mostrarnos el amor infinito del Padre hacia sus hijos. Dios ofrece su amor al mundo entero, su misericordia es universal, no tiene medida sólo espera que el ser humano sea capaz de responder a tanto amor.

Esta segunda parte comienza con una declaración de los discípulos hacia el Maestro: Ahora sí que hablas claro. Ellos creen que el Padre ha enviado a Jesús y que ya pueden entenderlo todo, sin embargo, el evangelista utilizando la ironía, cuenta como Jesús les ha dicho a los suyos que se acerca la hora de entender plenamente no que ya hubiera llegado. Los discípulos con una fe ilusoria han interpretado mal las palabras de Jesús. El Señor con paciencia y pedagogía hacia aquellos que tanto ama les responde ¿Ahora creéis?La fe auténtica tiene como objeto a Jesús en la cruz y su entrega es fuerza salvadora para toda la humanidad. Los discípulos creen que siguen a un Maestro excepcional, lleno de saber, pero Jesús es Maestro desde la cruz, desde su entrega. Cuando ellos tengan que enfrentarse a esta realidad, abandonarán a Jesús, lo dejarán solo. Pero el Padre está con Él y su presencia se mostrará en la máxima soledad del Señor. No basta reconocer que Jesús viene del Padre también hay que saber que va con el Padre a través de su entrega total en la cruz.

Nuestro texto finaliza con la victoria de Jesús. El Señor quiere tranquilizar a los suyos en medio de persecuciones y situaciones de dificultad. Quien permanezca unido a Él tendrá paz. Solo Jesús puede regalarnos esa paz interior que nos lleva a ser capaces de afrontar cualquier dificultad, que mantiene nuestro ánimo y nos ayuda a vivir con alegría el hoy de nuestra vida. Y todo porque Él ha vencido al mundo, ofreciéndole el don de su entrega y de su amor. Hoy también Jesús puede preguntarnos a nosotros y nosotras: ¿Ahora creéis?
Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo

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