El voyerista

• ¿Las penas de mi General?

• ¿Las penas de mi General?
Periodismo
Junio 27, 2021 18:18 hrs.
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Por Alfredo Guzmán › guerrerohabla.com

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Si hay algo a lo que tengo respeto es al Ejército Mexicano. Y a mis padres, junto con la familia.
Recuerdo cuando tenía 6 años y me llevaron al Museo de las Intervenciones en Chapultepec, que se ubica en el Castillo del lugar, a un lado de los baños de Moctezuma. Ahí hay una imagen que ilustra la forma en que los Estados Unidos, imperio intervencionista en contra de México y de muchos países Latinoamericanos, se apropiaba de la mitad de nuestro territorio.
El Centro Escolar México, donde estudiaba, organizaba visitas guiadas a todo tipo de museos.
Por eso cuando ya grande fui a varios museos, como el Prado, Louvre, Hermitage, al de Historia Natural de Viena, donde se ubica el Penacho de Moctezuma y unos 40 más en el mundo, me muevo como pez en el agua.
En la ilustración, aparecía el mapa de México, donde la mitad, se incendiaba. El autor de la imagen representaba cómo éramos despojados de nuestro territorio.
Cuando el guía, terminó su explicación me puse a llorar inconsolablemente.
Mi fervor patrio, establecía identificación total con los niños héroes. Aunque después supe que ni eran niños y de héroes, pues ahí la dejo.
Llegó el momento de ir a marchar, para adquirir la cartilla liberada y el Campo Número uno, era mi zona. Juré bandera, desfilé el 15 y como ya andaba en pasos desordenados, pagaba cuando iba medio desvelado.
Corrían los días y antes del 20 de noviembre, un Mayor, quiso conocer nuestras capacidades aprendidas y aptitudes de instrucción militar, en caso de cualquier tarea o conflagración.
Nos pusieron a correr, caminamos de patito y luego nos pusieron a hacer lagartijas y otras linduras, cargando un mosquetón, que nunca nos habían prestado. No menos de 50 jóvenes, tiraron los bofes y se acalambraron. Unos desde el principio, otros poco a poco después.
Aguerrido como chilango, que no se raja, estaba dispuesto a mostrar mi condición física.
A mis 18 años, era un futbolista de buen nivel y excelente extremo izquierdo, pero como chambelán oficial de las colonias Pénsil, Anáhuac, 5 de Mayo, Argentina, Tacuba y anexas, un día antes hubo 15 años y me desvelé.
Llegó el momento que no pude caminar y me senté. Llegó un sargento y me ordenó levantarme y no pude. Me tiró una patada en el suelo e hice a un lado su pie y se cayó. Encabronado se levantó y yo también y me tiró un golpe a la cara, lo esquivé y lo jalonee de su solapa y se la arranqué.
Tuve miedo y lo primero que hice fue observar hacia dónde tenía que huir.
Observé a lo lejos que el urbano que ingresaba al Campo Número uno, iba circulando hacia afuera, no sé cómo lo alcancé y salí como diablo sin cola.
Nunca pude liberar mi cartilla y por ello, hasta cumplir los 45 años, pude viajar al extranjero. Porque antes el pasaporte, era necesario llevar la cartilla liberada.
Y para qué tanto chisme, sobre las aventuras de mi viva.
Pues resulta que ando molesto, porque me entero que el heroico ejército mexicano, anda metido en la política, buscando que un camión con el logo de Morena, que transportaba drogas y que primero subieron a las redes, con el letrero de Morena y luego lo quitaron y ya después, aparece sin el logo.
He vivido tanto, que cuando andaba de nota rojero, observé las relaciones de los militares y funcionarios de las Procuradurías estatal y federal, con varios narcos de Guerrero. Me parecieron normales, pues estaba todo controlado.
Pero ahora que el ’Eje’ sea gato del gobierno federal, es de pena ajena.
Estar cuidando las espaldas a un partido, como Morena, es triste.
El hecho de que el camión trajera un logo y droga, no establece que los de Morena sean narcos. Sino que el evento fue fortuito.
Hay indicios de otro tipo que se vieron en el proceso electoral que establecen relaciones non sanctas con Morena y grupos que controlan territorios, como en otro momento lo hicieron con el PRI, con el PRD y ahora con el nuevo gobierno.
No se manchen las manos, militares.
Si hay algo, que aún creo, es en el Ejército. Aunque mi primer carrujo lo conecté en donde termina la avenida Legaria. Los militares son humanos y les gusta vivir bien. Los operativos en Guerrero y la quema de plantíos, sean arreglados. Y desde hace años, ya no hay lucha contra el narco en Guerrero.
Y los federales, junto con el ejército, ahora sean amigos del poder mafioso.
Pero humillarse y buscar congraciarse con el gobierno de Morena, es un exceso cruel.
Un abrazo milites.

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