Lectura política

Acapulco: fuera de control


Acapulco: fuera de control
Periodismo
Junio 11, 2019 21:52 hrs.
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Noé Mondragón Norato › guerrerohabla.com

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La crisis que enfrenta la alcaldesa morenista de Acapulco, Adela Román Ocampo, es muy similar a la que atraviesa el perredista Antonio Gaspar Beltrán en la capital de la entidad. Guardando las debidas proporciones, ambos ediles han evidenciado cuando menos tres cosas: su evidente incapacidad para gobernar. La utilización de los mismos discursos de campaña electoral. Y que la soberbia y la insensibilidad que los envuelve son en gran medida, responsables de todas ellas. Hay que ir por partes.

ADELA: REBASADA. - En el puerto de Acapulco la violencia no baja. Al contrario: se recrudece y adquiere matices nunca vistos. El caso reciente de una familia completa asesinada es el indicativo más contundente de que los controles de seguridad y las cámaras de vigilancia del C-4 no sirven para nada. A ello se añade un ingrediente peligroso para quienes ejercen el poder: la altanería frente a los desafíos. Se lee así: 1.- En el conflicto en Xaltianguis, entre los grupos armados Los Dumbos y la UPOEG, la alcaldesa no resolvió nada. Se limitó a ventilar declaraciones temerarias que no traspasaron la frontera del discurso. Y fue la intervención del Ejército y la Policía Estatal quienes enfriaron el asunto. Adela revela con ello, que su Secretaría de Seguridad Pública Municipal no funciona. O está infestada de las mismas complicidades que dejaron en la impunidad la desaparición de tres jóvenes el pasado 5 de diciembre de las canchas de la CROM en la Costera Miguel Alemán. Al final del día, Adela no ha hecho la diferencia vendida por la Cuarta Transformación. Eso sí: ha operado más como priista, que como realmente opositora. 2.- Tras salir de Xaltianguis ’por respeto a las autoridades’, el dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio, amagó con instalarse con sus tropas en el poblado de La Sabana. La respuesta de la alcaldesa por risible, cayó en el ridículo: ’como gobierno no podemos permitir que civiles anden armados’. El punto es que por todas las colonias del puerto y en la propia Costera Miguel Alemán, hay diseminados cientos de armados que propician el terror y la violencia dañando la imagen urbana y alejando el turismo, pero la alcaldesa no puede ni tiene la estrategia para desarmarlos antes de que cometan sus fechorías. La ciudad se ha convertido en un polvorín en la que ya nadie está a salvo de ser alcanzado por las balas criminales. El entorno se le ha salido de control a la autoridad municipal. De eso ya no hay ninguna duda. 3.- Arrogante y altanero, el vocero del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a La Parota (Cecop), Marco Antonio Suástegui Muñoz, lanzó la advertencia luego de abandonar el pasado sábado el penal de Las Cruces, tras ser absuelto por el delito de homicidio: llamó a la alcaldesa Adela Román, a no visitar las comunidades de Cacahuatepec y los Bienes Comunales pues ello implica ’dividir al movimiento, repartiendo despensas y prebendas, y porque la alcaldesa se ha reunido ’con gente traidora’. Desafiante, la primera edil de Acapulco, contestó que seguirá visitando el lugar. Justificó que las despensas que ha llevado y repartido en esas comunidades ’es porque hay mucha carencia y mucha necesidad de la gente’. Es decir, la visión de la funcionaria para solucionar el problema de la pobreza en su municipio, es dotar de despensas a las familias pobres. Una práctica a todas luces clientelar y replicada por la cultura política tricolor sustentada en el paternalismo benefactor. Y que al final se paga conlealtades forzadas y exigidas a los campesinos pobres a través del voto. Por ese lado, la asiste la razón a Suástegui Muñoz. Pero por el otro, el vocero de la Cecop crea a su vez, un feudo de poder impenetrable y solo con acceso para quien él decida. Lo cual se convierte en un abierto estertor de autoritarismo encaminado hacia la dictadura. Por el lado contrario, Adela Román se prepara para saltar a la competencia por la candidatura a gobernador por el Morena, que cada vez se aleja más de ella. Y lo que no admite es que el reparto de las despensas en los Bienes Comunales de Cacahuatepec, lleva implícito ese fin. Como sea, la alcaldesa de Acapulco no puede. Y cada día se sigue hundiendo en su propia ineficacia.

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