Del cronista

Aniversario 237 del Jardín Borda


 Aniversario 237 del Jardín Borda
Periodismo
Noviembre 08, 2020 20:52 hrs.
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Juan José Landa Ávila › guerrerohabla.com

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El Jardín Borda fue fundado por el sacerdote y doctor en derecho canónico Don Manuel de la Borda y Verdugo, nacido en Taxco, hijo de Don José de la Borda, rico minero, quien fue el que compró el terreno donde se construyó el jardín y se lo heredó a su hijo a su muerte ocurrida en Cuernavaca en 1778. Don Manuel contrató al maestro de obras Don José Manuel Arrieta, quien fue el constructor. La obra arquitectónica y las áreas verdes fueron hechas para albergar un jardín botánico, porque esta fue la vocación que quiso darle Don Manuel a su jardín; que se convirtiera en un recinto dedicado a la conservación, estudio y divulgación de la botánica. El jardín fue construido en los terrenos de una ladera o falda de una loma que colinda al poniente con una barranca; originalmente dicho predio medía casi tres hectáreas, donde existió desde la época prehispánica una huerta de árboles de zapote y mamey. Don Manuel dispuso la construcción para suministro de su jardín una red de agua potable que venía desde los arroyos de Santa María y Tlaltenango y desde los manantiales de Gualupita. Don Manuel inauguró su Jardín Botánico el 4 de noviembre de 1783, cuando Cuernavaca era una villa rodeada de inmensos bosques y en esos días la cobijaba la estación de otoño. Cabe destacar que algunos autores de la vida y obra de los Borda, consideran que el Jardín Borda fue construido en un estilo versallesco y otras versiones lo considera estilo morisco.

El Jardín Borda, desde finales del siglo 18 hasta principios del siglo 21, es decir en sus 237 años de existencia ha sido habitado y visitado por miles y miles de personas provenientes de todo el mundo; y sobre este palacete se han escrito infinidad de testimonios. Destaco dos textos, el primero publicado en 1845 y el segundo publicado en 1968. También les hablaré de mi experiencia y presencia en el Jardín Borda.

Uno de los mexicanos más lustres que visitaron el Jardín Borda fue Guillermo Prieto, cronista, periodista, político, destacado poeta nacional, famoso por salvarle la vida a Benito Juárez, el primero en proponer la creación del estado de Morelos y quien ya anciano vivió los últimos días de su vida en el Jardín Borda. Don Guillermo publicó su paseo a Cuernavaca en 1845 en la revista ’Científica y Literaria de México’; cito unos fragmentos de lo que expresó del Jardín Borda: ’Prieto hizo una poética descripción del Jardín Borda cuando era la terminal de las diligencias, se refirió principalmente a sus jardines, fuentes, arboledas, clima, senderos, etc. Entre sus párrafos se refiere al Borda como un lugar bello, mágico, elegante, encantador y romancesco, de variadas riquezas vegetales, donde la abundante agua ha nutrido vigorosamente los jardines color esmeraldas, las plantas floridas y los árboles frutales. El perfume de la naturaleza se respira por todos los rincones. Prieto menciona un episodio de la historia del Jardín Borda, cuando Don Manuel invitó al obispo Haro a conocer el flamante jardín, preparándole una bienvenida sorpresa, que consistió en el encendido de un conjunto de juegos pirotécnicos que iluminaron durante la noche el jardín, lo que impresionó maravillosamente al obispo Haro, como si fueran esos momentos espléndidos de magia y encantamiento de las mil y una noches’.

El segundo testimonio escrito en 1968 lo publicó Francisco Javier Arenas en su libro ’Un Viaje por México’. El citado autor fallecido durante el temblor de 1985, fue un destacado abogado cuernavacense, egresado de la UAEM, escritor, historiador y destacado deportista de la natación; del Jardín Borda expresó: ’Un remanso de paz, sus fuentes son la pura expresión de la dulzura, el ambiente es cautivador, el perfume de las flores dan la sensación de ser un palacete embrujado y un ignorado sitio de fantasía; en el Borda se percibe el espíritu de la naturaleza’.

A través de los siglos el Borda ha sido propiedad privada y propiedad del gobierno, su primer dueño fue Don Manuel, después durante la primera mitad del siglo 19 lo cuidó Don Ángel Pérez Palacios, distinguido personaje de la sociedad cuernavacense, después lo arrendó el empresario español Don Anselmo Zurutuza para establecer a partir de 1840 la estación de diligencias, posteriormente el Borda lo compró el rico comerciante Don Agustín Cruz Manjarrez, más tarde pasó a ser propiedad del gobierno porfirista y en 1900 lo compró el licenciado Francisco Rodríguez, quien lo heredó a su familia y una de sus hijas lo vendió 50 años después al norteamericano Elmer Ray Jones, cuya hija vendió el Borda al gobierno federal en 1971, año en el que el palacete pasa a ser patrimonio de los ciudadanos de Cuernavaca como un parque más de los morelenses , es decir, es cuando el Borda ya es del pueblo y puede visitarse libremente y sin ningún costo. De la década de los años 20 a la década de los años 60 del siglo XX, el Borda funcionó como hotel y restaurante.

Con respecto a mi presencia en el Borda es la siguiente: A mí me tocó visitarlo por primera vez en 1968 cuando era hotel restaurante y se pagaba por entrar. Los jardines los vi bien conservados, pero las edificaciones algo deterioradas, sin embargo todavía había árboles frutales de zapote, mamey, mango, pomarrosa y guayaba; dichas frutas se podían cortar libremente y comerlas allí mismo. Recuerdo un concierto de rock que se organizó en torno al gran lago en 1973, al que asistieron centenares de jóvenes; el costo de la entrada consistió en donar un libro. Posteriormente cuando ya estaba casado, con mi esposa María Eugenia y mis pequeñas hijas Xóchitl y Nenetzin visitamos varias veces el Borda entre los años de 1979 y 1981. Nos gustaba ir de día de campo y disfrutábamos de los encantos de la vegetación y de los jardines. Conservo varias fotos de mis hijas donde se les ve jugando, divirtiéndose y disfrutando de las delicias del Borda. Después en los años 90, visitaba yo solo el Borda y me sentaba en un rincón a leer un libro, al mismo tiempo que sentía la sensación del espíritu de la naturaleza. A partir del 2003, siendo ya cronista y estudioso de la historia, he dictado varias conferencias en la Sala Manuel M. Ponce; conservo los reconocimientos que me han otorgado las autoridades del Jardín Borda. (Continuará)

Don Manuel de la Borda inauguró su Jardín Botánico el 4 de noviembre de 1783. Fotografía: Fototeca Valentín López González

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