Fue Alemania la pionera en instalar buzones para depositar bebés y ya han pasado dos décadas. Una forma segura y anónima de permitir que otras personas cuiden al recién nacido abandonado, algo que no deja de chocar en determinados entornos.
Actualmente se encuentran repartidos en varios países del mundo, en torno a 20 y la idea solamente es dar un hogar a un bebé que no lo tiene. Pakistán, Polonia, Rusia, Malasia, Suiza, Corea del Sur, entre otros, tienen barriles, buzones, cajas, etc., que no siempre están instalados en centros públicos. La iglesia sigue siendo el lugar por excelencia en donde los bebés son abandonados en cajas si bien estos nuevos buzones ofrecen calor, un espacio máximo de cinco minutos hasta que un adulto encargado de velar por él lo mete en la cuna que le ha sido asignada.
Safe Haven Baby Boxes actualmente evita muertes provocadas por el abandono en otros lugares como en un hospital, una iglesia, la policía, etc. Los buzones se activan cuando se deposita un bebé y en 30 segundos emergencias se persona para atenderlo. ’Renunciar a un bebé sin papeles es algo inapropiado en términos legales pero este sistema es mejor que nada’, añade la fundadora, Mónica Kelsey.
La alternativa está ahí y aunque no siempre hablamos de abandono, en Estados Unidos la legislación norteamericana no ve con buenos ojos que los niños sean depositados en esos buzones. Ohio, Georgia, Arkansa, Michigan Pensilvania, que desde el año 99 mantienen abierta esta opción que no deja de ser un lugar seguro. En Indiana, Estados Unidos la polémica instalación de buzones para madres que no saben qué hacer con sus hijos evita de alguna forma el infanticidio, y gestiona la vida de un bebé que no puede ser cuidado por su madre. No hablamos de madres que no se ocupen, son madres desesperadas ante el reto de sacar adelante un bebé en solitario llegado el caso.
En algunos casos, estos niños fueron recogidos por sus respectivos padres, y hoy, continúan con ellos; los menos, los que una vez reflexionado el gesto de dejarlo en el buzón, los padres, la madre, acudió de nuevo en su busca. El miedo, el pánico, ser menor de edad y no tener herramientas para manejar esta situación hace que muchas niñas opten por esta vía aunque no siempre es la mejor, pero sí la elegida. La ley del refugio seguro es una opción que tiene varios detractores dado que por un lado contemplan cómo se atenta contra los derechos humanos del bebé, pero por otro, consideran que es una alternativa cuando no hay otra posibilidad que la del abandono. El anonimato, no tener que dar explicaciones y sobre todo, que en ningún lugar conste el acto doloroso de dejar a un bebé a buen recaudo, es del todo complejo si hablamos de una madre. El abanico de posibilidades que muchas de ellas tienen no justifica el hecho, pero ciertamente, no existen más caminos que ese.
En la actualidad, en Camagüey, Cuba, el proyecto Esperanza opta por el mismo escenario, elegir la vida, si bien es la iglesia católica la que ofrece dar un hogar a ese niño si no se puede mantener. La idea nació de un sacerdote cubano que al regresar de España propuso a la comunidad evitar abortos en los últimos meses de gestación y hoy ya da sus frutos; muchos niños ya tienen familia al ser depositados en el lugar que han destinado para ellos y se han evitado abortos y abandonos por parte de las cubanas menores de edad.
En todo caso, la polémica está servida según el país, y también según la circunstancia de la persona, que asustada, sin conocimiento, herramientas y con mucho dolor, evita la muerte de ese bebé y le da una oportunidad. Hablamos de vidas humanas, de derechos humanos, de personas que no tienen otra opción que ser abandonados, de padres que no tienen otra opción que abandonar. Se trata de salvar vidas, no de acabar con ellas, comenta una de las responsables de los buzones de Alemania; algo, que no sucedería si no hubiera estos lugares tan criticados; finalmente los bebés, sobreviven.
