Cada quien quiere lo suyo

En este momento crucial para México, en que el Presidente de Estados Unidos ha mostrado los colmillos para amenazar y exigir a la Presidenta un cambio de timón inesperado en su política de combate al crimen, principalmente, porque siente que su país está afectado por causa de nuestros narcos, las circunstancias han obligado el enfrentamiento de dos personalidades, en las que ambas quieren cosas diametralmente opuestas.
La situación ha obligado a nuestra Mandataria a decir verdades. Pero éstas siempre incomodan y generalmente llevan a dos al pleito seguro, en el que quien gana siempre es el más fuerte. No hay igualdad de circunstancias en la que la destreza en el disparo de golpes sea el que se imponga. La superioridad suele ser el fiel de la balanza y quien se sabe superior acabara por imponerse.
Todo lo que hoy ocurre ha llevado a la Presidenta a jugar un papel que se niega a reconocer, porque imaginó que suceder a su señor macuspano sería demasiado fácil, pues únicamente habría que imitarlo y obedecerlo ciegamente. Pero la realidad inesperada trajo consigo problemas inmensos que requieren para su resolución varios elementos, como capacidad probada en la gobernanza, conocimiento de los temas que están en juego, preparación y una inteligencia sobresaliente, que hoy, todos los analistas políticos le niegan.
Su paso desastroso por otras instituciones son un aval legítimo para descalificarla como experta en la solución de los conflictos que seguramente se presentarán durante la administración del vecino. Inclusive, aunque permita que algunos con mejor visión la asesoren. Es evidente que su carácter impositivo no permite la orientación salvadora. Porque, a la hora de la hora, responde de acuerdo con su corta visión y con una lengua de buenas dimensiones.
Además, representa en todo momento lo que Trump necesita para encender su espíritu violento. Es cierto que Estados Unidos permite la entrada de drogas, porque hay una cantidad inmensa de demandantes, aunque sepan a ciencia cierta que matan y que poco hace para controlar internamente el consumo. Luego entonces, este fenómeno crea la dualidad perfecta entre los que la piden y el que la provee. Pero el caso es que Mandatario ve en un solo sentido.
Durante la primera vez que fue Presidente, encontró en la imposición de aranceles el ariete perfecto. Se dio cuenta de que esta estrategia era la mejor para conseguir de México lo que le diera la gana, como el muro humano que obligó al gobierno pasado a establecer en la frontera, con lo que posteriormente alardeó de haber doblado a Marcelo Ebrard con inaudita facilidad.
Con las experiencias acumuladas, regresó más exigente, con la idea fija de imponer nuevamente esa estrategia y extenderla a otros lugares del mundo. Aquí aún hay resistencia. Se actúa aún con simulaciones, porque no acaba de caer el veinte en las apreciaciones de la Presidenta, que continúa con los abrazos a la delincuencia, aunque ahora sin expresar la frase que actuó como la revelación más clara de las ligas de su maestro con los criminales que, por cierto, apuntaló con otras que ponderaban su presencia con agradecimientos.
La defensa a ultranza de personajes ligados con los delincuentes, como la defensa del general Salvador Cienfuegos, acusado en Estados Unidos del delito de delincuencia organizada, lejos de ayudarle podrían perjudicarlo, pero ahora en serio. No bastará con repetir que, si fuera delincuente, el gobierno de la Unión americana no lo hubiera liberado.
¿qué tal si esas expresiones despiertan en Trump el deseo de completar lo que permaneció a medias? Pues simplemente, podría agregar a la lista que seguramente ya posee, el nombre del militar y entonces, muy flaco el favor que la señora le ha hecho y que parece influenciado por su benefactor
Muchos dicen que cada día que pasa, se acerca el momento de comenzar a ver otro destino para este pobre país, que se ahoga en la desgracia desde el sexenio pasado y en este, encargado de asestar la estocada final.
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