Cárdenas desde el búnker de la democracia: ’No me arrepiento de nada’


A sus 91 años, el líder moral de la izquierda recibe a ’Los Demonios Sueltos’ en la histórica casona donde rompió con el sistema; opina sobre el crimen de Carlos Manzo y el escándalo Miss Universo.

Cárdenas desde el búnker de la democracia: ’No me arrepiento de nada’
Periodismo
Diciembre 09, 2025 23:27 hrs.
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Gonzalo Álvarez del Villar › tabloiderevista.com

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A sus 91 años, el líder moral de la izquierda recibe a ’Los Demonios Sueltos’ en la histórica casona donde rompió con el sistema; opina sobre el crimen de Carlos Manzo y el escándalo Miss Universo.

La cita es en la histórica casona de Las Lomas de Chapultepec. Ubicada en una esquina discreta, este lugar ha sido su hogar y refugio político por más de tres décadas. No es una casa cualquiera: entre estas paredes se fraguaron las primeras ideas para democratizar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en tiempos donde aquel instituto político era un gigante anquilosado, soberbio y ebrio de poder; insensible ante una ciudadanía con sed de justicia social.

Aquí nacieron las fórmulas para desafiar al ’dedazo’ y exigir democracia interna. Aquí, en la residencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, se dieron los primeros pasos en 1986 para la creación de la Corriente Democrática, el movimiento que cambiaría para siempre el rostro político de México.

Hoy, a sus 91 años, el Ingeniero abre las puertas nuevamente. Los invitados son los periodistas integrantes del grupo ’Los Demonios Sueltos’, una comitiva de peso proveniente de su tierra natal, Michoacán: Leo González (director de Sala de Prensa Noticias), el reconocido analista Samuel Ponce, Felipe Rosiles (director de Quadratín México), Adán García (veterano de medios y administración pública) y Gonzalo Álvarez del Villar, dicho por el ingeniero, pieza clave de la historia, quien en agosto de 1986 reveló en las páginas del diario unomásuno el surgimiento de aquella disidencia priista.

El encuentro entre libros y óleos

La reunión transcurre en un pequeño anexo de la casa principal, un recinto donde las cuatro paredes rebosan de libros. Para llegar ahí hay que caminar medio centenar de metros entre plantas y árboles que aíslan el ruido de la ciudad.

El ambiente respira historia: óleos de Emiliano Zapata y del General Lázaro Cárdenas vigilan la estancia, custodiados por un imponente busto de bronce de don Lázaro.
Sentados en torno a una pequeña mesa, inicia la charla.
Afuera, más de una docena de personas aguarda su turno para ver al líder moral de la izquierda; el peregrinaje a esta casa no cesa.

El exgobernador de Michoacán (1980-1986) viste con sobriedad: camisa azul clara, pantalón y chaleco negros. Luce el pelo entrecano y una expresión seria, reflexiva, aunque se permite reír en varias ocasiones.

A sus 91 años, su lucidez está intacta. ’El único problema son las rodillas’, comenta con una media sonrisa.

Su voz, profunda y pausada, es la misma de hace muchos ayeres; sus respuestas son cortas, directas, sin retórica innecesaria.

FOTO: Fernando Carranza García /cuartoscuro.com

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