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Cuando el destino nos alcance

Cuando el destino nos alcance
Política
Febrero 08, 2022 23:19 hrs.
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Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

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El título de esta columna fue tomado de una película futurista, protagonizada por Charlton Heston, que se exhibió en 1973 y que hablaba de lo que ocurriría justamente en el año 2022 o en el que hoy vivimos. El nombre original fue Soylent Green.
El impuesto en España, lo superó con creces y es el que antecede a este trabajo.

Se veía a Nueva York, una ciudad en decadencia, donde los recursos naturales escasean dramáticamente, lo mismo que los alimentos, gracias a los estragos del llamado efecto invernadero.

La empresa denominada Soylent es la que los suministra a una sobrepoblación. Un agente encubierto investiga y logra establecer que es sintético y que está elaborado con base en el asesinato de personas recogidas de las calles inundadas de gente, con máquinas dotadas de enormes palas para tal fin.

Hace tres años inició en México una nueva jornada presidencial, que levanto extraordinarias expectativas en cierto núcleo social, que muy pronto comenzó a dar muestras de desatinos, de excesos, de total falta de respeto a las leyes y a las instituciones, que desde mucho antes fueron mandadas al diablo por el mismo personaje que hoy, en el poder, no dudó un instante en repetir lo que ya había evidenciado.

Por todos lados comenzaron a aparecer personajes como sacados de una región bizarra, en donde todo funciona exactamente al revés de lo que sugiere la razón.

Pero además bajo el total y absoluto cobijo del principal, quien comenzó a dar muestras de una disposición descabellada, pero definitiva de defenderlos a ultranza, pese al coeficiente notoriamente raquítico de la inmensa mayoría.

La economía fue tratada con esperanzas. Sólo esperanzas, pero también con grandes mentiras. El crecimiento de seis por ciento acabó en menos de cero. Apareció un virus mortal que fue y sigue siendo tratado con especulaciones y de acuerdo al bien o mal dormir de los que mandan.

La mentira se hizo ley e inundó todos los espacios de la administración pública.

La diatriba también ha sido usada como arma mortal, en contra de diferentes núcleos del quehacer humano. Verbigracia, el periodismo, los asesinatos de mujeres, etc.

A tres años de gobierno, ya no existe un rubro que pueda generar confianza. Hasta en la misma prole se han conocido enormes faltas a la principal bandera moderna: el combate a la corrupción. Por cierto, defendidos los corruptos contra viento y marea desde la misma casa presidencial que, para empezar, se trata de un opulento palacio que emplea seis millones de pesos mensuales para dar cobijo a la familia real.

Los argumentos que emplea el Presidente para descalificar, para enmendar entuertos, para defender a sus indefendibles, han comenzado a cansar y a convencer de que realmente estamos frente a la destrucción, al desencanto, a la insensatez, a la ineficiencia plena. Muchos seguidores, obviamente, los inteligentes, han optado por abandonar esa inclinación. Los argumentos son los mismos. Ni en eso hay ingenio para crear nuevos.

Desde hace tres años, los pensantes imaginaron inmediatamente que todo eso tendría repercusiones tarde que temprano y hoy, ha comenzado a alcanzarnos el destino.
El mismo Primer Mandatario acaba de reconocer su presente: ’me puedo caer, pero seguro me voy a levantar’. Esta frase que parece tan simple, encierra una enorme verdad: las cosas están muy mal para alguien que pensó que ser Presidente de un país consiste en pelear todos los días contra la sociedad entera, sector por sector.

En olvidarse de manera cruel, de los enfermos, principalmente de los niños con cáncer. En insistir en la dádiva de dinero para conservar a sus huestes de votantes, alertas a cualquier orden de su amo.

Hoy, la 4T es un sonoro fracaso. Seleccionar a los peores como mandatarios ya arroja sólo frutos amargos. No hay nada de qué presumir. Cuitláhuac García, en Veracruz, más que gobernador es una amenaza a la paz ciudadana. Cuauhtémoc Blanco, en Morelos, también. Sus nexos con el crimen organizado, igual que el tío histórico, están más que exhibidos. (Cuauhtémoc lo fue de Cuitláhuac). Abelina López, alcaldesa de Acapulco, ha resultado una descarnada mentada de madre. Lo anterior, sólo por mencionar a algunos.

El título de la película parece dibujar a México, en el mismo año a que se refiere: 2022. Hoy vemos a un Presidente desencajado. Arrastra las palabras, como si estuviera bajo el efecto de alguna bebida alcohólica. El destino es implacable. Se cumple en los términos de quien lo suscribe. En México, un mandatario tuvo el mal tino de fabricarlo exactamente a su medida. ariosruiz@gmail.com

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