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De Pekín, el corazón político y cultural de China a Shangai "China es un gigante dormido.

 De Pekín, el corazón político y cultural de China a Shangai "China es un gigante dormido.
Periodismo
Octubre 31, 2025 00:24 hrs.
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Judith Álamo López › tabloiderevista.com

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Dejen que duerma, porque cuando despierte, conmoverá el mundo": Napoleón Bonaparte

Llegamos a la Plaza Tiananmen de Pekín, tres semanas después de celebrarse el 80 Aniversario de la Victoria de China sobre Japón.

Esta enorme plazuela con 44 hectáreas de superficie alberga hasta a un millón de personas de pie.

Cómo no rememorar a los miles de soldados y civiles vestidos de gala que participaron en el espectacular desfile militar, y a su líder supremo, Xi Jing Pin a bordo de un vehículo descubierto pasando lista a sus tropas, el pasado 3 de septiembre de 2025, flanqueado por sus homólogos de Rusia y Corea del Norte.

La exhibición de poderío fue interpretada como un mensaje contundente al mundo: frente al bloque occidental, está China, nación que además de mostrar sus soldados mostró sus naves aéreas y terrestres, y el armamento sofisticado de una superpotencia mundial.

En este último capítulo de la narración del viaje a Japón y China realizado por un grupo de turistas mexicanos a finales del pasado mes de septiembre, les cuento que el primer día en la República Popular de China visitamos Pekín, el corazón político y cultural de la nación.

Calle Xi’an Al caer el ocaso cuando visitamos la Plaza Tiananmen, con su Gran Salón del Pueblo y el retrato de Mao Zedong en la entrada principal de la Ciudad Prohibida, sin duda la zona emblemática vital para acercarse al pasado imperial y el presente político de la República Popular China.

El mausoleo a Mao Zedong, cerrado al público, honra la memoria del fundador y primer presidente de la República Popular de China (1949), el líder que puso fin al llamado Siglo de la Humillación y fundó un régimen de dictadura democrática popular, con hegemonía del Partido Comunista Chino.

Llegamos a Pekín a las 23 horas del día anterior, en un vuelo directo de la línea Juneyao Air, que salió a las 20:30 horas del Aeropuerto Internacional de Kansai.

A la medianoche, luego de realizar los trámites migratorios, en el autobús se presentó con nosotros nuestro guía en la capital, "Santiago", de origen chino eligió ese seudónimo para facilitar la comunicación en español. En corto me dijo que su apellido era Yáng, o sea Álamo, igual que quien escribe este testimonio.

Por la mañana accedimos a la Ciudad Prohibida por la Puerta de la Pureza Celestial, (Qiangingmen, en chino), acceso principal a la finca privada del emperador Yongle MIng, quien fue primero en habitarla luego de haber ordenado su construcción (1407 y 1420).

La Ciudad Prohibida es el museo histórico más grande del mundo, se trata de un complejo palaciego de madera asentada en 72 hectáreas, conformada por 980 edificios y 70 palacios principales. En este complejo palaciego vivieron 24 emperadores de las dinastías Ming (14) y Qing (10). El lugar fue residencia oficial y centro político de China durante casi 500 años, desde 1420 hasta 1912.

La Ciudad debe su nombre a que estaba prohibida a los civiles. Para los estudiosos, cabe decir que existen casi dos millones de piezas museográficas, y que cada una cuenta una historia, sólo mencionaré algunos símbolos, como la pareja de leones de bronce dorados, guardianes chinos que custodian la entrada al Palacio Principal, mismo que da acceso al patio exterior. Las esculturas felinas datan de dinastía Qinq (1644-1912), el león masculino tiene bajo su garra una esfera, representa el poder sobre el mundo y la leona, con un cachorro debajo de la pata, simboliza la prosperidad de la descendencia imperial. Santiago dio su propia explicación de por qué los leones con orejas plegadas estaban ahí, y dijo que, entre otras cosas advertían a las mujeres de la corte y a los cortesanos que tenían prohibido ingresar en el patio exterior de los actos públicos, su lugar estaba en el patio interior, como parte del dominio privado del emperador.

Un foso de 52 metros de ancho y 6 metros de profundidad, una muralla de 10 metros de altura, y torres en cada esquina, complementan la seguridad de los palacios.

Existe un sofisticado sistema de drenaje que ha evitado por siglos inundaciones en la Ciudad Prohibida, este se conforma de miles de canales y cabezas de dragón de piedra y bronce boquiabiertas que escupen el agua de lluvia.

Pato Laqueado y Medicina Tradicional China Nos dirigimos a pie a un restaurante donde comimos pato laqueado junto con una gran diversidad de comida china incluida en el buffet.
El guía Santiago nos contó sobre la raza de los patos Pekín que son sometidos a una preparación muy cuidadosa que incluye luz adecuada para preparar un pato laqueado, una delicia culinaria esta especialidad.

Por la tarde fuimos al Centro de Medicina China Tradicional donde nos practicaron un masaje de pies luego de haberlos sumergido en una tina con yerbas, y entrar en estado de relajación, en mi caso, se complementó con un masaje en la espalda.

Los resultados milagrosos despejaron a mi cuerpo de dolor y cansancio. Vale la pena mencionar que conforme al doctor Julio César Delgadillo González, con postgrado en la Universidad de Medicina en Shenyang, China, la medicina china no es un milagro sino ciencia milenaria pura, el sistema terapéutico tiene 2500 años de desarrollo.

La Gran Muralla Los días en China comprendieron una visita a la Gran Muralla (Juyongguan), a 60 kilómetros de Pekín, una de las obras humanas más antiguas y grandiosas del mundo, más de 20 mil kilómetros serpentean en la frontera norte del país.

Fue construida en el siglo VI d.C. sobre fortificaciones existentes antes de la era cristiana con fines de defensa del imperio chino de las invasiones de tribus nómadas del norte, como los xiongnu y los mongoles. La Gran Muralla (Foto Verónica López Verdiguel) Evolucionó la muralla defensiva a lo largo de los siglos para convertirse en corredor comercial, zona de recaudación de impuestos y como frontera entre la sociedad sedentaria china y los pueblos nómadas.

Después de comer en un restaurante típico de Pekín, con un bufet oriental y pastel celebramos el cumpleaños de Meche, una integrante del grupo de ocho maestros de Jojutla, Morelos que fueron parte de los 40 que realizamos este viaje. Visitamos el Parque Olímpico donde destaca el Estadio Nacional en forma de Nido.

El gobierno chino invirtió 7 mil millones de dólares solo en nuevas instalaciones deportivas para las Olimpiadas 2008. Quizá lo más redituable para el pueblo chino fue que desde tiempo antes de las Olimpiadas se realizó una campaña de buenos modales para evitar los eructos escandalosos, tirar basura en la calle y conductas escandalosas públicas, lo que resultó un éxito al dejar como mito occidental la mala fama de los chinos.

Finalmente, en Pekín, visitamos el Templo de los Lamas, templo budista tibetano más famoso fuera del Tibet, construido a finales del siglo XVII por la Dinsatía Qing se inició como residencia oficial de los poderosos Eunucos de la corte imperial Manchú.

Cuando el príncipe Yong ascendió al trono, en 1722, se convirtió en residencia de la corte imperial y también de los lamas, hasta la caída del Imperio Mongol. Hoy se conserva como uno de los templos más importantes a nivel arquitectónico e iconográfico. Viajamos en el tren de alta velocidad a Xi’an, en China Central, más de mil kilómetros en menos de 5 horas, para llegar Xi’an, ciudad con más de 3 mil años de antigüedad, capital de la provincia Shaanxi, marca el extremo oriental de la Ruta de la Seda. Sirvió como capital de 11 dinastías, entre ellas las Zhou, Qin, Han y Tang.

Guerreros de Terracota Guerreros de Terracota (Foto: Verónica López Vetdiguel) En el itinerario figuró la visita al asombroso Bingmayong (Ejército de Terracota), alrededor de más de 8 mil soldados, 130 carros de guerra y más de 600 corceles hechos a mano, con arcilla, de tamaño real, con fisonomías diferentes, armaduras y armas diversas. Se descubrieron y desenterraron hace medio siglo.

Los Guerreros de Terracota tuvieron como propósito servir como una guardia de élite para proteger al primer emperador de China, Qin Shi Huang en el más allá. Por la noche fuimos al Palacio Tang Le de Xi’an para ver la obra de teatro "La emperatriz de la Gran Dinastía Tang", la historia de Wu Zetian (624-705 d.C.).

Todo un espectáculo teatral bien montado con actores, vestuario, música y escenografía que terminó por involucrarnos en la historia de la primera emperatriz china.
La historia narra como una joven de 14 años se convierte en concubina favorita del emperador; más tarde domina las artes de la corte y logra convertirse en la esposa del emperador Gaozong, bajo el nombre de Wo Mein, pero a los 66 años de edad, al quedarse viuda, asciende al trono y transforma la Dinastía Zhou en el Régimen Wo Zhow.

En Xi’an visitamos el barrio musulmán, un área bulliciosa con puestos de comida, ropa y artesanías, y la icónica Gran Mezquita de Xi’an que combina elementos arquitectónicos chinos e islámicos, así como las Torres de la Campana y del Tambor, monumentos históricos ubicados en el centro de la ciudad.

La Torre de Shangai A las 15:15 horas del 28 de septiembre volamos de Xi’an a Shangai, bella ciudad conocida como la "Perla de Oriente", importante puerto comercial y moderna metrópoli con 26 millones de habitantes. Shanghái se encuentra en la desembocadura del río Yangtze y la atraviesa por uno de sus afluentes, el río Huangpu, que divide la ciudad en dos: Puxi, el centro tradicional de estilo inglés al oeste, y Pudong, el distrito financiero moderno conocida como ’Manhattan Oriental’, al este.

Visitamos el Barrio Antiguo ’Cheng Huang Miao’, el Malecón, la Calle Nangjing, la Plaza del Pueblo y una Casa del Te Chino donde conocimos su preparación así como la variedad de sabores producto de yerbas y frutos naturales, así como el barrio francés.
Por la noche realizamos un crucero nocturno por el Río Huangpu, pudimos ver la impresionante vista de numerosos rascacielos iluminados, así como la Torre de Shanghái, que con 632 metros de altura y 128 pisos, el más alto de China y segundo a nivel mundial y la torre Jin Mao del Gran Hyatt, entre otros.

Como final del viaje a China guardo en mi memoria la imagen del mirador en la Torre de Shanghái, a 562 metros de altura, ubicado en el piso 121, de pie sobre una plataforma de 360 grados, rodeada por una doble fachada de vidrio, desde ahí se divisa un mundo armónico donde lo oriental está unido a lo occidental, y la naturaleza a la tecnología, la vista es posible gracias a la ciencia. Solo falta viajar a Tokio, para ahí pernoctar tres horas, y luego un vuelo directo de 14 horas para regresar a la Ciudad de México.

Agradezco al grupo de viajeros su agradable y amistosa compañía, la solidaridad de mis amigas y, especialmente muchas gracias a los guías chinos por su excelente apoyo informativo y humano, a Santiago, Cristina y Emilita, todo mi reconocimiento por su profesionalismo.



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