Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Nuestra Presidenta científica es tan limitada que lanza expresiones y no se da cuenta de lo que dice?
¿o ya se cansó de su benefactor y dice cosas con el afán de dar pauta a la prensa de recordarle todo el inmenso daño que hizo a México durante su sexenio y que repararlo llevará mucho tiempo?
No sabemos.
Pero las más de las veces lanza todos los ditirambos de su repertorio a favor del ex Presidente, como su reconocimiento de que fue el mejor Mandatario que haya parido México y otras lindezas que ponen al tabasqueño en un pedestal inalcanzable y luminoso. Razón de nuestro orgullo y de nuestro agradecimiento a Dios o al dios en el que ella cree.
Pero, o se le va la razón o y lanza dislates o dice lo que dice de manera premeditada, parecida a un amigo pequeño y delgado, cuya esposa, bastante robusta y mal encarada lo trataba con regañadas y amenazas de golpearlo y cuando dormían, se volteaba disimuladamente y asestaba codazos a la colérica pareja, o le dejaba caer la mano en la cara, con el pretexto de su mal dormir.
Lo que manifestó hace unos días da la impresión de haber incurrido en un descuido garrafal o que fue un propósito que no pasó inadvertido para los periodistas, pendientes siempre de lo que hacen nuestros políticos, bueno o malo. Señaló en su mañanera: ’Ahora andan con la cantaleta de que el gobierno del Presidente López Obrador fue corrupto, bueno ¿de dónde hubieran salido los recursos para todas las obras públicas y para los programas de bienestar si hubiera habido corrupción?’
¿De veras no sabe que esa pregunta es fácil de contestar? Desde hace dos siglos a la fecha.
Dos siglos, repito, nuestros Presidentes tan criticados por ella y su maestro. Indiscutiblemente corruptos, unos más y otros menos, llevaron a México a contraer una deuda impagable de 10 billones de dólares.
Su alteza más que serenísima, logró lo que ninguno.
En sólo seis años duplicó esa deuda.
Es fácil acusar que el pasado fue muy corrupto y que el nuevo gobierno corrigió todo lo malo.
Pero absolutamente sin ninguna prueba.
De lo que sí hay y bastantes, es de la inmensa corrupción que sembró el tipo de Tabasco, rodeado de corruptos a los que exoneraba casi diariamente desde el micrófono mañanero, con sólo decir que él confiaba en ellos, como si se tratara de la palabra de Dios.
Hablar en este espacio de todos los casos es imposible, por la cantidad casi ilimitada de actos reprobables, que comenzaron con la aplaudida promesa de acabar con la corrupción y continuaron con felicitaciones a los criminales por su ayuda invaluable en momentos de elecciones, con la intimidación, secuestros y asesinatos de candidatos opositores a Morena.
El caso de Segalmex fue considerado en ese momento el más grande de toda nuestra historia, desde nuestros tlatoanis hasta que aparecieron los presidentes, después de nuestra Independencia y hasta que el peor de todos tuvo acceso a la silla presidencial, el sexenio pasado.
Cito parte muy breve de una investigación que dice textualmente lo siguiente: ’la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ha detectado irregularidades por miles de millones de pesos en la cuenta pública del último año de gobierno, principalmente en el gasto federalizado de estados y municipios, así como en dependencias federales y el Poder Judicial’.
¿Y el huachicol fiscal, que involucró al secretario de Marina y a dos sobrinos suyos, a quienes el mismo Ejecutivo confirió grados bastante altos, seguramente para hacerse respetar y obedecer por los de menor rango en las aduanas en las que operaban y que produjo una pérdida para México de 600 mil millones de pesos, según estimaciones de expertos? ¿Pero en favor de quién?
Bueno.
¿a quién puede sorprender un dislate como el anterior, si esta administración ha estado plagada de ellos? Acaba de decir también que ’no se están creando nuevos impuestos, sino que se trata de una actualización o aplicación de impuestos que antes no existían’. No, pos sí.
Arios ruiz@gmail.com