Arcaico, sin posibilidad alguna de evolucionar, seguirá como siempre sólo consumiendo su entorno.
Lo peor, cayó en el pantano, su tonelaje ya no le permite salir, andar.
Aunque sí hay oportunidad, ojalá le llegue un hálito de luz propia, azul y plata de Alma Mater, y no sea que viva por toque divino desde Tenochtitlán.
El árbol de los acuerdos es de los álgidos recuerdos
Quien vuelva a saludar a la señora de Circasia, verá en su rostro la tristeza pues no hay agua en su fuente. Sequía porque él fontanero es ahora la extremidad inerte de un fósil viviente.
Pero pronto, muy pronto volverán las aves migratorias en proceso de formación, vendrán de todas las regiones a dar vida a esta parcela entre jarillas.
(Foto: OT)