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El violín ya es historia

El violín ya es historia
Política
Noviembre 13, 2024 22:07 hrs.
Política ›
Armando Ríos Ruiz › tabloiderevista.com

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Para nuestra desgracia, resulta grotesco presenciar, como muchos mexicanos divididos en dos pueblos: el bueno o el que secunda las acciones de la Presidenta y el malo, el que las rechaza por descabelladas, que la señora está circunscrita a la imitación de su maestro, el anterior mandatario, pero como una persona que no tiene la más remota idea, aunque sea de copiar, que ya es bastante pedir. Mucho menos en el arte de gobernar, que es más complejo.

¡Imagínense! Ya bajó los índices delictivos con sólo haber sido electa. Cuando en todos lados asesinan diariamente. Inclusive, ahora comenzó a establecerse una ola de crímenes en los alrededores de la Ciudad de México.

En Querétaro, en Puebla. En el Estado de México no se diga.
En Neza, en Ecatepec y desde luego, en la misma capital.

No es raro que así se las gaste ahora, que sólo basta decir a sus funcionarios que hagan un informe que diga eso y punto. Los crímenes, que ya se han incrementado en la periferia y en la misma ciudad, que son cuantiosos, son señales que, por supuesto, los criminales ya le tomaron la medida y han descubierto que la tienen rebasada. Más que al anterior, porque, aunque el otro no es inteligente, como bien dicen muchos analistas que lo conocen de sobra, ella lo es menos y está convencida de que con negar lo malo y mentir para establecer lo bueno, es suficiente.

De los ´últimos acontecimientos criminales o del que ocurrió en un bar de Querétaro, en el que asesinaron a 10 personas, la señora dijo con esa simpleza que desespera, como para tratar de hacer ver que está informada únicamente, que iban por una persona. ¡Háganme el re fabrón cabor! ¡Cómo estarán las cosas descompuestas, que iban por uno y mataron a diez! ¡A ese grado de insensibilidad y de maldad hemos llegado, gracias a dos personajes! La vida vale pito.

En Guerrero, un día matan a varios y el otro también y mientras los cuerpos quedan regados a veces y amontonados otras, la que se dice gobernadora canta con un conocido cantante. ¡Así de responsable...! Y su padre pide apoyo a todos sus lacayos para que griten a coro que canta muy bien.
Mientras Guerrero arde, ella canta. Superó la hazaña de Nerón, quien tocaba el violín mientras Roma ardía.

No es remoto que mientras masacran a los guerrerenses, la señora ejecute un solo de tololoche, inspirada por el cuadro de horror para hundirse en su extraño placer. Y mientras, su padre podría recitar la Suave Patria de Velarde, para imitar ’la gutural modulación del bajo’.
Las señales son las de siempre: el súper policía, Omar García Harfuch declara que sigue habiendo violencia, pero descarta que esté desbordada o descontrolada.

¿Pues qué más se necesita, cuando estamos peor que los países en Guerra y que México ocupa el primer lugar en criminalidad en el mundo completito? ¿No es fácil colegir que la recomendación desde la cúpula del poder es negar todo lo inmensamente malo que han impuestos los dos gobiernos?

Lo difícil es cumplir cabalmente con el compromiso que le encomendaron, que es precisamente perseguir a los delincuentes. Pero ahí viene lo fácil o lo que lo simplifica: el señor se comprometió a disminuir los índices delictivos conforme se implemente la estrategia de seguridad, a partir de las nuevas facultades que tendrá su secretaría. Honestamente, las palabras son demasiado huecas.
Un consejo: no existe forma de combatirlo, salvo con la misma actitud de dureza sin miramientos. Con la cacería implacable y sin medir consecuencias.

¿Cómo acabaron los alguaciles del Viejo Oeste con las pandillas de maleantes que asolaban los pueblos? Con su persecución sin límite. Eso de abrazos o el cuento de combatir las raíces es sólo un embuste que ni los enamorados de Morena se tragan. Ejemplos de combates reales contra los criminales, sobran.

¿Y de qué tamaño es la impunidad? Ahí va: ’de cada 100 delitos que se cometen, solo 6.4 se denuncian; de cada 100 delitos que se denuncian, solo 14 se resuelven. Esto quiere decir que la probabilidad de que un delito cometido sea resuelto en nuestro país es tan solo de 0.9%’.
ariosruiz@gmail.com

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