Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Ayer, la ciudadanía estadounidense sufragó para llevar a la Presidencia del país más poderoso del mundo, al hombre que habrá de gobernar durante los próximos cuatro años, cuya responsabilidad habrá de recaer en la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump.
Como nunca, en México hay una gran expectación por la votación, que obedece a la preocupación que han sembrado aquí dos personajes: el ex presidente y la sucesora.
Ambos han trastocado la marcha del país y han sembrado una situación de zozobra, debido a su evidente autoritarismo, sello heredado desde el sexenio anterior y acentuado hoy en la personalidad de la Presidenta, que se ha negado sistemáticamente a obedecer la ley, porque ella es la misma ley.
Es el mismo pueblo. Es la buena razón de todo lo que ocurre en México. Pero en realidad es la creadora del caos disfrazado de amor a los pobres, secundada por sus esbirros.
Respecto a las elecciones, las preferencias están igualmente divididas aquí. La razón principal es ver qué pasará con nuestras vidas, asidas a la esperanza de volver a la tranquilidad, perturbada siniestramente desde la administración anterior y continuada en esta, por haber permitido que las organizaciones criminales se hayan adueñado del país y por pisotear sistemáticamente las leyes por el hecho de que son los súper poderosos del momento, con supremacía descomunal en el Congreso, con una mayoría aplastante, pero adquirida tramposamente.
Lo anterior, con artimañas perturbadoras, como haber cometido fraude electoral, de acuerdo con las pruebas que ya han exhibido algunos investigadores y por haber conferido a los partidos satélites de Morena, una votación que no se dio en las urnas, en aras de proclamar que este organismo político obtuvo la mayoría calificada en el Congreso, únicamente para cometer desacatos a la ley cuando les dé la gana, como ya lo ha hecho la misma Primera Mandataria, quien así pone el ejemplo a los mexicanos de la forma grotesca y burlona de gobernar.
Desde tiempo inmemorial, los mexicanos han confiado en que Estados Unidos acudirá a resolver sus problemas y más en este momento en que la que gobierna no se ha detenido en sus pleitos con ese país, porque es una materia que abrevó de su maestro, el anterior mandatario, más la detención de El Mayo Zambada, quien, a estas alturas ya debe haber declarado lo que sabe de ligas con los criminales. Con esto, la esperanza se ha acentuado.
Y ha crecido con las declaraciones de los dos candidatos en Estados Unidos, que han coincidido en la promesa de actuar inmediatamente al tomar posesión, en contra de los criminales mexicanos, protegidos y alentados desde la misma Primera Magistratura. De perseguir al narcotráfico, hecho que aumenta la ilusión de menguar sus embates. De reducir sus fuerzas devastadoras y de paso, imponer un castigo severo a sus protectores.
Trump enfatizó que ’la primera consecuencia que podría sufrir el país comandado por la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, será el cierre de la frontera entre Estados Unidos y México y aseguró que esta acción se tomaría desde el primer día. Además, sentenció que terminará de construir el muro fronterizo que inició en su primer periodo presidencial.
También declaró que, igualmente, desde el primer día de su mandato, si resulta electo nuevamente, arremeterá contra la delincuencia. Señaló que los cárteles tienen el control de México y que el Gobierno de ese país está ’petrificado’ por ellos. Por esa razón, igualmente actuará en su contra.
Kamala Harris ha dicho también, que cuando fue fiscal en dos ocasiones, en el estado de California, persiguió a delincuentes mexicanos e igualmente, de ser favorecida por el voto, desde el primer día tomará providencias inflexibles en contra de la delincuencia mexicana, que afecta al país del norte, tanto por balaceras en la frontera, como con el traslado de fentanilo, que asesina a cientos de miles de jóvenes cada año.
De esta manera, esa esperanza depositada en los vecinos, se ha duplicado.
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