Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Mucho dinero debe haber costado a Omar García Harfuch aparecer en las primeras planas de los diarios, con un historial que respalda su carrera policiaca con un gran éxito, para reforzar su futuro dentro de las filas de Morena, probablemente como aspirante a la jefatura de Gobierno y además, con una presencia en la capital azteca de buen policía.
Como quiera que sea, hay que reconocer que, a pesar de su perfil medio, observado durante su estancia en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, le ha permitido hacerse de un buen nombre y de una presencia suficiente para aspirar al cargo en cuestión.
La ciudadanía, siempre a favor de las causas que mueven el sentimiento más profundo, recuerda el intento de asesinato en 2020, cuando fue interceptado a bordo de un automóvil blindado y a pesar de ello resultó herido.
Una buena cantidad de personas se preguntó por qué y quién pudo haber planeado y ejecutado lo que quedó en una tentativa y después se supo que la investigación arrojó el nombre del Cártel Jalisco Nueva Generación y que la agresión obedecía a un desafío al Estado.
Los que participaron fueron contratados por Armando N, alias El Vaca, se dijo. El nombre del jefe policíaco creció.
En esas informaciones aparecidas a raíz de su renuncia a la institución policiaca se habla sólo de sus triunfos y de ningún pecado. Se afirma que desde que asumió el cargo, la delincuencia disminuyó sensiblemente en la capital de la República, de siete a cuatro por ciento, aunque la cifra es discutible, toda vez que durante esta administración, la tónica respecto a los males han sido siempre a la baja, para dar un toque de éxito a la política de abrazos del Presidente.
¿Quién podría creer, por ejemplo, lo que Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno, dijo en 2022, que ’en términos de homicidios, por cada 100 mil habitantes, entre 2019 y 2022, la capital pasó a tener una tasa de 16.3 a 5.4 delitos y la denominó como una de las ciudades más seguras de todo el mundo’, mientras la misma percepción de los habitantes hablaba de temor creciente?
Cierto que la Ciudad de México es considerada más tranquila que el resto del país. Más no por la preocupación de la hoy aspirante a la Presidencia, sino por una especie de inercia que mantiene a toda la provincia mexicana en vilo por razones que recaen en cuestiones de terreno apropiado para el desarrollo del crimen por su capacidad de siembra de enervantes en las sierras. De ocultamiento de las bandas delictivas. De facilidad para el trasiego y muchas otras.
También lo es que esas organizaciones han expandido su poderío a las zonas urbanas y que las Ciudad de México es un lugar muy importante, con lugares como Tepito y algunas demarcaciones políticas que no escapan a los ojos de los grandes cárteles, como el de Jalisco y el de Sinaloa, principalmente.
Los comerciantes del centro de la ciudad, de manera preferente, han resentido la invasión de la delincuencia, con pagos de piso del que no escapa nadie. La hoy aspirante de Morena al máximo poder no puede presumir de haber dejado el puesto que ostentó hasta hace un par de meses, satisfecha con el papel que hizo. Todo lo contrario: deja una estela de insatisfacción y lamentos.
Pero cuando habla de reducción del crimen, arrastra sin querer a su ex jefe de la policía sin que éste lo pida y dicha situación lo ayuda. Como también lo ayuda su participación en detenciones importantes. Se sabe, por ejemplo, que discurrió el operativo en el que fue detenido Dámaso López, el Licenciado, uno de los hombres fuertes del Cártel de Sinaloa.
Estructuró otros operativos que culminaron con la captura de importantes líderes de la Unión Tepito y la Anti Unión.
Logró el arresto de Raúl Flores, alias El Tío, requerido por Estados Unidos, además de otras victorias policiacas que le merecieron reconocimientos como el premio a la Cooperación Internacional del Departamento de Seguridad de Estados Unidos.
Ahora, su figura parece imponerse por sobre la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez y de Ricardo Monreal.