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Guerrero, dilema: desarrollo o charlatanería

Guerrero, dilema: desarrollo o charlatanería
Periodismo
Septiembre 01, 2020 22:21 hrs.
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Miguel Ángel Arrieta › guerrerohabla.com

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La decisión acordada por el grupo dominante de Morena para evitar la llegada del petista Gerardo Fernández Noroña a la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de diputados, no es casual ni accidental; el partido en el poder cumple hoy su primer tercio en el gobierno federal y se enfila a consolidar un proyecto de control nacional en el que no puede arriesgar lo ganado apostando a figuras estrambóticas.
De hecho, el freno a Fernández Noroña dibuja el antecedente sobre el que Morena definirá candidatos a gobernador en 15 estados de la República. De ser así, en Guerrero Félix Salgado Macedonio reduce sus posibilidades de alcanzar la nominación morenista.
Después de todo, Salgado Macedonio mantiene el estilo noroñista de arrebatos y ocurrencias para atraer reflectores y posicionarse en la política. Igual un día declara que propondrá en el Senado la desaparición de los consulados del gobierno mexicano en el exterior, y a la semana siguiente amenaza con liquidar la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Lo mismo convoca a la gente a seguir con su rutina diaria en plena pandemia, que solicita se proceda legalmente contra perredistas, priistas y panistas que integraban la mafia del poder, cuando él proviene de ese PRD al que sentencia.
Ese comportamiento circense coloca a Félix Salgado en la vitrina de personajes cuyo desempeño surrealista exhibe el elevado costo político pagado por Morena al descuidar la revisión de perfiles en las prisas por llenar espacios en competencias electorales: los casos de Cuauhtémoc Blanco en Morelos, Javier Bonilla en Baja California y Cuitlahuac García en Veracruz, colocan al Movimiento de Regeneración Nacional en la ruta de rectificar esos deslices.
De ahí que para las elecciones del 2021 proyecten para candidatos a gobernador a figuras con un corte opuesto al de Noroña y Félix Salgado: Esteban Moctezuma para San Luis Potosí; Arturo Durazo para Sonora y Tatiana Clouthier para Nuevo León, entre otros.
Por lo pronto, quienes advierten que la rebatinga en la Cámara de diputados federal es el funeral de las ideologías, no toman en cuenta que la crisis por el extravío de las fronteras entre derecha e izquierda se localiza ahora ya no en radicalismos económicos, sino en el dilema por el bienestar social. Los líderes políticos ya no buscan detonar riqueza, sino mantener a flote las precarias condiciones de sobrevivencia que llegaron con la pandemia del Covid-19.
Guerrero se inscribe en las economías atadas con lastre de trasatlántico a la pobreza, y esa condición lo ubica frente al dilema de elegir en el 2021 una opción de desarrollo productivo o adentrarse en el camino irreflexivo de imprudencias administrativas.
Al final de cuentas, antes de cualquier apasionamiento partidista los guerrerenses requieren información sobre la realidad de su estado luego del impacto epidemiológico: la economía de servicios turísticos, -hotelería, restaurantes, discotecas, bares, cines, teatros, yates, renta de condominios, transporte local y transporte foráneo, fue detonada por el desplome de la demanda. En consecuencia, el desempleo obligatorio de trabajadores y el cierre de la economía informal ocasionaron destrozos sociales cuya rehabilitación será lenta y agobiante.
El tema de la seguridad pública en Guerrero es otra parte del mapa sujeto a análisis en la definición de candidaturas. La crisis que derivó en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el 26 de septiembre del 2014, partió de la irrupción abierta de los cárteles criminales en Guerrero en la balacera registrada en la colonia Garita de Acapulco, el seis de febrero del 2006, cuando el municipio turístico era gobernado por Félix Salgado Macedonio, postulado por el PRD.
Como ocurrió en gran parte de los municipios de Guerrero ese año, los cuerpos policiacos presumían la penetración del crimen organizado y en lugar de iniciar un modelo de depuración, articulación y coordinación con el gobierno federal y estatal, Salgado Macedonio prefirió dejar la plaza libre a las bandas y al concluir su periodo como alcalde entregó el ayuntamiento más peligroso del país.
El tamaño de la inseguridad en Acapulco durante la etapa felixista fue de tal grado que un lunes por la mañana amanecieron sobre el escritorio del alcalde cuatro cabezas de comandantes de la policía municipal.
En el fondo, Morena se coloca ante la disyuntiva de orientar a Guerrero hacia un capítulo de cohesión con el proyecto de gobierno lopezobradorista, o reventar el avance estructurado logrado hasta ahora entre el presidente de la República y el gobernador Héctor Astudillo.
López Obrador vino y se los dijo en clave, pero muchos no entendieron: el perfil que debe tener el próximo gobernador de Guerrero es el de Astudillo Flores, derivado precisamente de la interacción federalista construida entre ambos.
Más allá de razonamientos localistas, la política debe ser el terreno de la cordura y la sensatez, no parcela para la ocurrencia y la improvisación.

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