Opinión

Hablemos de derrotas o de contraofensivas /V

Hablemos de derrotas o de contraofensivas /V
Periodismo
Marzo 13, 2020 21:42 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com

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El tratamiento en la prensa de los problemas más trascendentales que asedian al país, han sido, por una parte, relegados o dichos señalamientos estan vacíos de contenidos y soluciones que, urgentemente, la sociedad está demandando. Además, la selección y la importancia de los temas los sigue dictando el presidente en sus ’auto conferencias, ’ mismas que, sin importar el lugar de la república en que se encuentre, se realizan día con día. Sin embargo, el no tratamiento de una problemática no determina la existencia o la solución de ella. Esto hace que, irremediablemente, la crisis que se avecina por el poco crecimiento nos tendrá que llegar. Su efecto está en relación inversa a la atención o desatención que le demos a los problemas y a las contrariedades que habremos de enfrentar en un futuro no muy lejano.
El presidente, como siempre, cuando ve que se encuentra en terrenos que no le favorecen, o no son de su dominio, desvía la atención hacia campos que él prepara, dirige y controla la discusión. Por tal motivo, al verse acorralado sobre el desempeño pobre que ha tenido la economía con una crecimiento negativo, insignificante, pero negativo, siguiendo los consejos de alguno de sus asesores, trata de dar un cambio brusco del tema al señalar que lo importante no era el crecimiento sino el bienestar y desarrollo metas que son viables en un mediano plazo, pero que requieren de una condición necesaria, el crecimiento. Otra estrategia fue la de magnificar como un triunfo su rifa del ’avión, sin avión’, cuya promoción fue abruptamente interrumpida por una periodista, ’Frida Guerrero’, quien conminó al presidente para que dejara ese tema poco relevante y se centrara, por ejemplo, en el de incremento de las muertes sangrientas en contra de mujeres. El tema de un delito del orden común, en otras circunstancias, no habrían que ser tratadas por el presidente, pero al llevar todo tipo de problemática a sus ’auto-conferencias’ y, al querer evadir el tema, lo único que propició fue una tormenta mediática que en la actualidad no presenta signos de terminar.
Pero, mientras que los medios de comunicación, muy acertadamente, dirigen su atención a la problemática que vive la mujer mexicana y sus diferentes formas de manifestar su inconformidad, el presidente lucha por encontrar la forma de como minimizar el tema. Ello, se debe a que las protestas surgidas en torno a los llamados feminicidios no fueron promovidas inicialmente por él, y por lo tanto no forma parte de su programa de gobierno y, menos de su idílica 4T. Esta reacción muestra falta de sensibilidad del presidente quien, a querer o no, tarde o temprano, tendrá que reconocer que es uno de los problemas principales al cual su gobierno deberá de dar respuesta.
Otro asunto que, a pesar de brillar por su ausencia en los shows matutinos, no por eso deja de tener una importancia toral, es la crisis económica. Esta crisis, desde la toma de posesión del López Obrador, mostró sus signos primeros y a medida que el tiempo ha trascurrido su gestación ha tomado una relevancia mayor. Sin embargo, en apariencia, ello no constituye una preocupación presidencial empeñado no en querer encontrar soluciones sino, debido a la formación del presidente, eminentemente política, en afinar la formación de culpables, ’desenmascararlos’ en el tiempo adecuado, juzgarlos y lapidarlos de acuerdo con la participación que el considera tuvieron en la crisis creada.
Todo gobernante conoce la máxima de que cuando se presenta una crisis de un tipo, lo aconsejables es formar otra que sirva de contrapeso, desviando la atención que estaba creando la primera, con la atención de una nueva. Al embotar la capacidad del ciudadano con un bombardeo constante de situaciones críticas, producen una incapacidad de enfrentar por si mismos esa problemática, deseando que otra fuente de poder lo supla en esa problemática. El campo fértil de políticas demagógicas o autárquicas.
De tiempo atrás hemos sostenido que la indiferencia aparente que el presidente manifiesta en los asuntos económicos son más una cortina de humo para esconder su complacencia de tal situación, dado que con cada crisis lo acercan a su objetivo toral. Estamos entrando en este año a una crisis, que a diferencia de 2019, producida por la inseguridad y poca confianza en las políticas del presidente, se le consideró completamente interna. Pero, en este 2020, la combinación de efectos externos y la permanencia de los internos tendrán un efecto en el crecimiento o, por el efecto del Coronavirus, primero en la economía China y después en todo el mundo, aunado a todo esto, la poca disponibilidad del presidente de enviar mensajes contrarios a su disponibilidad de construir su 4T, de carácter eminentemente socialista. El presidente sabe que todo cambio integral de un Estado y sociedad de un sistema de democracia plural-electoral, de mercado y de capital, tiene que venir de un estado de crisis, real o construida que le permita presentarse como la única opción de salvación.
El presidente reiteradamente ha manifestado que los problemas económicos que pueda padecer la población, solo son importantes en función de su contribución a sus metas torales. Los efectos adversos que puedan tener, es desde su óptica como una penitencia por haber apoyado a gobiernos neoliberales. Tienen que ser purificados, tienen que aceptar la nueva moral y formas de vivir que conlleva la Cuarta Transformación. La crisis económica que se viene, el presidente nunca la aceptara como una incapacidad de su parte para enfrentar un problema, y encontrar soluciones viables de esa magnitud, es consecuencia del pasado y desvíos del neoliberalismo. La única solución, desde su perspectiva es un cambio total, transformación, en todos los órdenes de la vida nacional.
López Obrador, como visionario afiebrado, no puede aceptar cerca de él a nadie que piense o actué diferente, por lo que en su primera etapa de instrumentar su 4T, al realizar una purga burocrática está fue sustituida por nuevos funcionarios en donde la lealtad a su persona y afinidad irrestricta a su política eran factores predominantes en su selección. De tal manera es que en la actualidad a su gabinete se le identifica como el ’Gabinete Juanito’ , ’Gabinete Florero’, por su evidente ignorancia de sus funciones y por presumir una sola cosa en su designación: ser de la entera confianza del presidente. Entre los funcionarios que más destacan se tienen al director de Pemex y al secretario de salud, la incapacidad de ambos funcionarios puede y están produciendo problemas graves.
El primero, el director de PEMEX, con su eficacia escasa para sanear las finanzas y liberar la deuda de la paraestatal que la puede llevar a que sus bonos sean calificados de chatarra’ y, que de ser clasificados por los organismos internacionales como tales, podrían arrastrar a toda la deuda soberana a dicha clasificación y, con ello a toda la economía. Otro factor que está incidiendo en encontrar y, posteriormente instrumentar una solución viable a la problemática que vive el sector petrolero del país, es el rechazo constante del presidente a aceptar la reforma energética <no debemos olvidar que su promulgación le produjo un infarto>, pero, que, en las circunstancias actuales con la pérdida del valor del precio del petróleo, el gobierno no cuenta con un respaldo para las contingencias de este tipo. <Los fondos creados para tal fin, que representaban al inicio de 2019, 300 mil millones de pesos fue disminuido en ese mismo año a la mitad para poder ’vender’ el supuesto equilibrio presupuestal. Lo más preocupante es que ahora que se produce la crisis de los precios del petróleo <el valor del barril de la mezcla mexicana ha perdido casi el cincuenta por ciento>. Tal pérdida y, de continúala, no solo envían a los bonos de Pemex a nivel de chatarra, sino que ponen a toda la deuda en peligro grave.
Con respecto al segundo funcionario, el secretario de salud, que ni se ve ni se siente, a pesar de que se enfrenta a problemas serios por los recortes, llámese ’austeridad republicana’, esa fiebre incontrolada que pudimos ver en el primer año de gobierno, en todos los niveles de la administración pública, aunado a una arremetida sin sentido del poder ejecutivo y legislativo para obligar al poder Judicial y organismos independientes, como el INE o el BM, entre otros, con reducciones sustanciales de la base burocrática, los ingresos personales y los gastos de operación y de inversión. Modificaciones que son más sensibles e impactantes, no solamente como parámetro para medir la eficiencia y el nivel de importancia que le otorga un gobierno al bienestar de su población, sino en las posibilidades de un país, junto con la educación, para enfrentar y crear un futuro.
La apropiación monopólica de la moral por parte de un gobernante, con el fin de autonombrarse y ser al mismo tiempo la medida de esta para todos los actores del poder presentes, pero principalmente los pasados, nos llevan más que a la justificación, hacia la centralización y control del poder en una sola persona. Lo anterior tiene un mayor tinte cuando esto se realiza aun sobre las leyes vigentes o por sustitución de estas por unas más a modo. Bajo el argumento de que todo el sistema anterior, el neoliberalismo, es el culpable de todos los males y el mayor escollo para solucionarlos en la actualidad, esa fuente de cambio no contaminada tiene que ser eliminada. Pero, una mayor relevancia cuando una postura eminentemente ideológica y de complacencia al poder unipersonal se realiza en un área tan sensible como es la de la salud. Uno de los factores que debe de tomar en cuenta él o los tomadores de decisiones es la importancia de, la variable tiempo, en donde claramente su incidencia es sustancialmente más importante en el aspecto salud que en cualquier otra variable.
Es relativamente fácil desmantelar una infraestructura en casi todas las actividades gubernamentales y, la mayoría de ellas, se pueden volver a poner, a funcionar también en un período relativamente corto. Sin embargo, el sector salud no cuenta con esa flexibilidad, en donde por cuestiones de política de austeridad se desmantelan infraestructuras técnicas, administrativas, de procedimientos, políticas y de equipos pensando que estos pueden ser reactivados, por el mandato simple para que operen con la misma capacidad que lo habían realizado en el pasado.
El daño que una política o el vaivén de varias políticas, le puede hacer a la infraestructura de un sector tan delicado como es el de la salud, tan fácil de destruir y tan difícil y costoso de reconstruir obligan a los tomadores de decisiones a extremar precauciones. Si, una vez pasada una emergencia, nos demuestra que actuamos con exceso el costo político, que siempre existirá, será mucho menor sí, por el contrario, las medidas tomadas fueron insuficientes o, a destiempo. El costo será, por desgracia, mucho mayor y acompañara a los responsables, no solo en su vida política sino en lo personal.
Lo anterior, no es un ejercicio teórico sobre un posible escenario, es, por desgracia, una posibilidad muy concreta en donde esa estrategia de privilegiar la política para complacer al presidente, a una política de Estado como la seguida por el gobierno de López Obrador en el 2019 y principios de 2020 con los vaivenes que afectaron a los millones de mexicanos que estaban siendo beneficiado por el programa ’Seguro Popular’ por otro el INSABI (Instituto Nacional para la Salud y Bienestar), que no cuenta con reglas de operación, ni presupuesto solo con la bendición presidencial. Por otra parte, entre la población usuaria de los servicios de salud, afloraron dos problemas sustantivos, productos ambos de la política de centralización de las compras bajo la responsabilidad de la oficial mayor de Hacienda, hoy directora del SAT. El primero, es el desabasto de medicamentos para los niños con cáncer, problema que se inicio en 2019 y que, aparentemente, ya fue normalizado. La participación del secretario de salud fue más que patética porque a pregunta sobre cuando estarían dispuestos esos medicamentos el secretario contestó que probablemente un mes o más. Ante tal respuesta, el periodista le preguntó que, si tal demora no afectaría la eficiencia del tratamiento, la ignorancia hizo que el supuesto secretario contestara que no, que se podían tardar uno o más meses y no pasaba nada. En otro sistema, no centralizado en la voluntad de un solo hombre, ese secretario ya estaría en su casa. Pero, para el Sr. presidente es honesto, no corrupto y, él le tiene mucha confianza. La salud de los mexicanos, ese es problema de ellos, no de su protegido.
Nosotros pensábamos que 2020 sería un año problemático en lo económico, en la política fiscal, energética y, en ámbito de la salud, pero manejables. Esto hubiera sido así, si el factor externo no se hubiera modificado tan drástica e intempestivamente. Entramos en una ’tormenta perfecta’ en donde el presidente se muestra desorientado, sin dar inicios de comprender estos cambios tan bruscos en las variables económicas, mismas que se encuentran lejos de los campos comprensibles para él. Poco o nada es lo que entiende acerca del comportamiento de las fuerzas del mercado y cómo se manejan, principalmente las internacionales. Al no poder identificar a los actores, el presidente se refugia en terrenos menos hostiles. En ese contexto, recurre a tres estrategias, tipo avestruz, la primera comprenden las giras, ahora si cuidadosamente escogidas, <por aquello de Tabasco>, en donde el entusiasmo y derroche de zalamería son la nota preponderante. La segunda, poner sus principales programas apoyo a adultos mayores y formación de jóvenes construyendo el futuro, a nivel constitucional y, por último, poniendo a trabajar a sus voceros, oficiales o no, a difundir los más disparatados rumores, <alimentados por él mismo en sus auto-conferencias>, sobre ’golpes de Estado’. Sin embargo, la más delicada de los rumores de sus seguidores, es la alimentar su ego pretendiendo presentarlo como un posible nuevo Madero, acusando que el embajador de EU se ha estado reuniendo con otros embajadores para discutir la situación mexicana.
El presidente es un controlador innato, no le gustan y no soporta perder la iniciativa y el contenido de esas mismas. Un cambio de rumbo y temática es lo que su vena política le señalan. Por su parte, a pesar de erratas y tropiezos exuberantes, tenemos a una supuesta oposición perdida en pleitos internos y una actitud timorata que reza todos los días para que nadie se acuerde de ellos. Ante tal panorama estaremos entrando al segundo tercio de 2020, con un presidente ocupado en cómo puede trascender, una clase política traslúcida, unos empresarios atrapados en una inmovilidad producto de una desconfianza hacia el poder presidencial y, los visos de la primera gran crisis del siglo XXI. sergiocastro6@yahoo.com.mx
Anexo 1: Con la votación en la Cámara de Diputados en donde las iniciativas del presidente sobre los apoyos a los adultos mayores y al programa a los jóvenes construyendo el futuro. La cual no fue unánime, el presidente en su frustración arremetió en contra de la libertad que tienen todos los integrantes de un poder <Legislativo>, supuestamente independiente y en su mañanera difundió el nombre de los diputados que no estuvieron de acuerdo con dicha iniciativa. A los gobernantes que no solo buscan, sino que exigen la unanimidad, con ello solo ponen ha descubierto su verdadero carácter: la de un Dictador en ciernes.
Anexo 2: Ante las perspectivas de unos ingresos terriblemente magros, el presidente incrementa su política de otorgar más apoyos <becas vitalicias> a los niños sobrevivientes de la tragedia de las guarderías en Sonora. No tiene y, no tendrá, dinero, pero el presidente quiere evadir la triste realidad y se comporta como si le sobrara. Por eso, prefiere escuchar los aplausos a los reportes de los problemas.

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