Presente lo tengo yo

Historia de dos mujeres

Historia de dos mujeres
Periodismo
Mayo 03, 2021 19:41 hrs.
Periodismo ›
Armando Fuentes Aguirre ’Catón’ › guerrerohabla.com

1,288 vistas

-De dos mujeres voy a hablar ahora.

-¿De dos únicamente, licenciado?

-¿Quería usted más?

-Bueno, es que...

-Mire: una sola mujer -la que usted quiera, escójala al azar- da material para escribir 50 libros. ¿Y le parece poca cosa que escriba yo un artículo acerca de dos?

-Perdón, es que como usted escribe tanto...

-Sí, pero de política y otros temas igualmente aburridos. Eso cualquiera. En cambio, si escribe usted acerca de mujeres debe escoger una nomás. Eso es lo que aconseja Tirso de Molina, que era cura y sin embargo sabía mucho de mujeres. Dicen que aprendió a conocerlas -vaya usted a saber- en el sacramento de la confesión, ahora llamado ’reconciliación’, término que suena menos policíaco y es más políticamente correcto.

-Tiene usted razón, licenciado, perdone mi necedad. Y ¿de qué dos mujeres va usted a escribir hoy?

-Cualquiera da material en abundancia, ya le digo, sea Cleopatra o sea Malole García, que tiene un estanquillo y ha estado enamorada en secreto desde hace mucho tiempo del muchacho que vive enfrente.

-Malole dice usted. Ha de ser de Monterrey.

-De Monterrey es, en efecto. Lo felicito por su perspicacia. ¿Cómo supo usted que esta Malole es regia?

-Por el nombre, licenciado. Malole es diminutivo de María del Roble, y la Virgen del Roble es la patrona de Monterrey. Acuérdese usted de cuando iban los saltillenses a los toros, y al entrar en la plaza los regiomontanos les gritaban aquello de: ’¡Ya llegaron, hijos del Santo Cristo!’. El zapatero apodado el Caifas –sin acento-, gran jefe de la porra saltillera, les respondía con su tremendo vozarrón: ’¡Sí, cabrones! ¡Venimos a pedirles la mano de la Virgen del Roble pa’l Patrón!’.

-Por favor, amigo mío, no vayamos a escandalizar a alguien con esas herejías

-Me extraña su cautela, licenciado. Peores cosas ha dicho usted. Y a lo mejor ha hecho, si me perdona el atrevimiento.

-Nos estamos apartando del tema, compañero. Yo dije que iba a escribir de dos mujeres, y mire usted a dónde nos llevó la plática. Y eso que ni siquiera le he dicho todavía de cuáles dos mujeres voy a hablar.

-¿Me lo puede decir ahora?

-Con mucho gusto; después de todo usted es el lector, y para usted escribo. Voy a escribir acerca de una muchacha joven y bonita que tenía aquí en Saltillo un salón de belleza allá por los años cincuentas del pasado siglo, y salía sin medias a la calle cuando eso era un escándalo en Saltillo. Y voy a escribir también de su vecina, solterona ella, muy devota de San Juan Nepomuceno. Ella veía por la ventana de su casa los ires y venires de la muchacha que no se ponía medias cuando salía a la calle. ¿Le parece interesante el tema?

-Sí, claro. Pero, la verdad, me pareció más interesante aquella Malole, la de Monterrey; la que dice usted que está enamorada de un cierto muchacho.

-Eso me lo contaron, a mí no me consta.

-Licenciado: perdóneme otra vez. Si escribiera usted solamente acerca de lo que le consta publicaría un artículo por año, cuando mucho, y no cuatro cada día, como hace.

-¡Mire! No había pensado en eso; pero tiene usted razón. En fin, mañana le contaré esa historia de Saltillo, la de la muchacha bonita que salía sin medias a la calle, y la de la soltera quedada que la veía por la ventana. ¿Le parece?

-Sí. Pero me va a dejar en suspenso.

-Le juro que no es ésa mi intención.

(Continuará).

Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.


Historia de dos mujeres

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.