La traición en las venas del PRI

Dado el primer golpe, los demás siguen por inercia. Asestada una traición, los siguientes actos son resultado de la condición de traicionar.
Tal parece la esencia del PRI en los tiempos modernos. Después de la sonora derrota que sufrió en 2018, muchos analistas vaticinaron que se convertiría en un partido satélite para sobrevivir. En rémora o en parásito. Como el Verde Ecologista y otros que están colgados de Morena para tener un poco de brillo y evitar desaparecer. Actuando como comparsas del que manda, en todos los actos que a éste convienen, para no perder su simpatía y la supervivencia.
Alejandro Moreno o ’Amlito’ pertenece a esa clase de políticos que pueblan el suelo de México, imbuidos de la creencia de que serlo conlleva el sello de la traición y del enriquecimiento a costa del poder y que para trascender a través del tiempo en ese ejercicio, hay que traicionar. A la usanza del cardenal Mazarino, elevado a ese rango sin ser sacerdote y sucesor de Richelieu como Primer Ministro de Francia, sin ser francés.
Dicen los mismos políticos que para serlo, hay que aprender a comer sapos y toda la carroña que encuentren en su camino sin hacer un solo gesto. Tal vez este alimento los inmuniza contra la vergüenza, contra el decoro, contra la falta de fortaleza de espíritu, contra la ignominia o afrenta pública. Estamos cansados de verlos sin inmutarse, ante los más vergonzosos actos, con la sonrisa en el rostro.
Hace unos días, la diputada del tricolor, Yolanda de la Torre, presentó una iniciativa en la que propuso que la presencia de la Guardia Nacional en las calles se extienda a ocho años, pero ahora como dependencia del Ejército. No bastó la crítica de los conocedores a una actitud presidencial que traiciona sus propios principios, de mantenerla cinco años. Hay que alargarla lo más posible, de acuerdo a los deseos reales del Presidente.
Después de las reacciones en contra, se dijo que la propuesta fue motu proprio. Pero como nadie es capaz de tragarse cuentos ingenuos, muchos coincidieron en que se trata de un acuerdo entre el que manda en el país y el presidente del partido, Alejandro Moreno. Actitud con la que el último habría de quedar curado de la enfermedad que padecen muchos políticos, que se llama cárcel, por tantos abusos cometidos en su carrera.
Pero hoy día, ese lapso tampoco es suficiente. El mismo organismo político que adoptó los colores de la bandera volvió a proponer que el tiempo se extienda hasta 10 años. Seguramente el mandamás ya lo pensó mejor y seguramente, mañana volverá a repensar para realizar una de sus consultas públicas, a mano alzada, para sembrarla para siempre en la vida de México. Ya lo anunció y de todos modos, conociéndolo ni falta que hacía. Cualquiera puede imaginar que en otro momento se desdice y la implanta por sus propios… calzones.
Dicha modificación fue presentada ayer por el PRI, en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados y en la de Senadores, para dar seguimiento al cumplimiento de dicha participación, ’que deberá tener un enfoque de respeto a los derechos humanos, así como a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas’. Hay quienes piensan que se trata, más que nada, de proteger las acciones del crimen organizado, en sus tareas de coadyuvar, como hasta hoy, con las acciones que necesita el gobierno en los momentos de elecciones, que ya la ciudadanía conoce de sobra.
Por lo pronto, el Presidente ya anunció una consulta ciudadana en 2027, para que unos cuantos decidan si la Guardia Nacional se queda aún más tiempo y seguramente, llegado el momento, el período que quiera el Presidente en turno que, de acuerdo a su propuesta, habrá de ser morenista.
Se antoja suponer que lo que hoy ocurre fue planeado entre el PRI y el actual mandatario, antes de las elecciones de 2018. Se ha hablado de la sustitución del PRI por Morena y por lo que se ve, ’Amlito será el panteonero.
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