Segunda de dos partes
Raúl De La Rosa
Si la ciencia y la tecnología son parte intrínseca e inseparables del progreso de la vida humana y las sociedades que ésta conforma, desde la Mesopotamia y los Sumerios, la China milenaria y la Mesoamérica antigua. Y si la ciencia es entender cómo funciona el universo, la vida en el planeta y en cada zona del globo terráqueo, mientras que la tecnología nos lleva a inventar lo que no existe pero es necesario tener para los humanos, entonces sí podemos asegurar que la premisa del título de ésta colaboración es cierta: la ciencia, la tecnología y el ser humano son como un trinomio cuadrado perfecto. O al menos parcialmente cierta.
Obviamente los productos tecnológicos constituyen uno de los resultados más visibles de la actividad creativa del ser humano. Éstos productos complementan, completan y adecuan la realidad humana de acuerdo a las necesidades de las sociedades que nuestra especie conforma. Porque al contrario de lo que ocurre con los conocimientos que aporta la ciencia, poseen primero un carácter ideal y, posteriormente, adoptan una forma material específica. Y es que los sistemas biológicos en lo fundamental, se adaptan al medio circundante pero a diferencia de éstos, las sociedades humanas son sistemas que modifican su medio ambiente, sus condiciones de origen puramente biológico, porque el ser humano siempre buscará ejercer una función transformadora sobre su ambiente para hacerlo amable a sus limitaciones, habitable pues, y para es indispensable adaptar la naturaleza a nuestras necesidades. ¿Pero hasta dónde debemos adaptarla? Bueno eso es tema de otro momento, sólo diré que es el tema de temas de las generaciones futuras.
Siguiendo. Debemos entender que el proceso de transformación de la ciencia en una fuerza productiva inmediata es posible sólo mediante su paulatina transformación que la lleva a ser un factor necesario del proceso productivo. Por ello es que existe el influjo creciente de la ciencia sobre todos los elementos materiales de las fuerzas productivas. Es decir, si el conocimiento representa la transformación del objeto material en ideal, el movimiento de la ciencia hacia la esfera productiva representa un proceso de transformación de lo ideal en material.
Pero ¿por qué serían ciencia, tecnología y humanidad un Trinomio Cuadrado Perfecto? Pues porque tanto ciencia y tecnología, como sociedades humanas, pueden ser vistas como una "tarjeta madre", ya que no son monomios separados ni partes discordantes de una misma función, a menudo se ejecutan y realizan simultáneamente por las personas de una determinada organización o estrato humano.
Aunque puede que no se manifiesten de igual modo a como aparecieron, tanto la ciencia como la tecnología en el pasado, la forma que ahora adoptan esos monomios, desde el punto de vista de la sociedad, son un todo.
El avance del conocimiento científico, desde el surgimiento de la ciencia como tal se basa, en gran medida, en el auge de la tecnología que amplía las posibilidades de observación, experimentación y captación, procesamiento, trasmisión y utilización de la información. A tal punto llega ésta influencia que son escasos los procesos científicos que no se apoyen en la multitud de herramientastecnológicas disponibles.
De igual forma ocurre con los progresos tecnológicos los que, si bien en un principio no se apoyaban en un conocimiento verdadero del mundo circundante, en la era moderna dependen cada vez más de la búsqueda intensa de nuevos conocimientos que permitan investigar, diseñar y producir objetos materiales más adecuados a los parámetros de las necesidades sociales.
Ocurre, por lo tanto, un intercambio constante de, productos entre las esferas científica y tecnológica, de manera tal que los productos de una esfera pueden convertirse en las materias primas o las herramientas necesarias de la otra para realizar su actividad. Y en toda ésta multiplicidad de procesos y productos, se forman sistemas y complejas redes de interdependencias donde el ser humano es el cemento, es decir, se forma un Trinomio Cuadrado Perfecto.
