Opinión

La tarde en que Rodolfo Gaona generó la prohibición de las corridas de toros

La tarde en que Rodolfo Gaona generó la prohibición de las corridas de toros
Periodismo
Diciembre 10, 2021 17:40 hrs.
Periodismo ›
Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com

4,118 vistas


Para mis maestros y amigos entrañables,
Sergio Enrique Castro Peña indiferente hacia
los temas taurinos y Jerónimo Ramos Sáenz
Pardo aficionado pleno de la tauromaquia
Dados los tiempos que corren, sabemos a lo que nos arriesgamos por tocar temas taurinos. Pero si ya nos han calificado de todo, hereje fue el primero que nos endilgaron a los siete años y ni para que contarles los que nos endosaron por los muelles y campos pesqueros del país cuando servíamos al Estado Mexicano en ese sector, a estas alturas podemos escribir sobre cualquier asunto sin temor a coleccionar un adjetivo más. El tópico que abordaremos lo teníamos pendiente desde tiempo atrás. Sin embargo, carecíamos de la evidencia dura que nos confirmara de como uno de los dos toreros más grandes que hayan existido en la historia de México, Rodolfo Gaona Jiménez, un domingo 23 de noviembre de 1913, dio el paso que, en el futuro, haría que se prohibieran las corridas de toros en nuestro país. Antes de abordar el tema central, debemos de recordar algo que ya hemos mencionado en este espacio en otras ocasiones, pero que nunca está por más establecerlo como marco de referencia. Entre todos los vetos impuestos a la fiesta brava destacan un par decretados por dos de los tres estadistas que ha tenido México, Benito Pablo Juárez García y Venustiano Carranza Garza.
En el caso de Juárez García, emitió la disposición correspondiente el 28 de noviembre de 1867. A ciencia cierta se desconocen los motivos que tuvo para hacerlo. Alguien podría especular que en ello influyó la mente más brillante de LOS HOMBRES DE LA REFORMA, Ignacio Ramírez Calzada, ya que acorde con lo mencionado por Emilio Arellano, en su obra excelente, ’La Nueva República. Ignacio Ramírez El Nigromante,’ (2009), este personaje cuando fungía, en 1857, como secretario de gobierno en el Estado de México, prohibió las corridas de toros. Para 1867, sin embargo, no creemos que la decisión de don Benito haya sido influida por la de don Ignacio, pues para entonces ya estaban enfrentados debido a la reelección del primero como presidente. Al margen de ello, hay cuatro razones que se mencionan como causa posible, mismas que mencionamos en ’Antes de la prohibición de la Tauromaquia, Belmonte y Gaona’ (Zócalo, 30-01-2021), estas son: a) para marcar una independencia total de España de donde nos llega la fiesta; b) para romper con cualquier cosa que recordara a Maximiliano quien era un taurino practicante; c) para saldar diferendos con el torero hispano Bernardo Gaviño y Rueda a quien, en 1863, había tenido preso en San Luis Potosí y con el que volvió a tener desavenencias en 1867; y d) para evitar reuniones multitudinarias que pudieran provocar alzamientos políticos. Escoja la que considere más conveniente, las cuatro lucen como factibles.
Por lo que concierne a Carranza Garza, cabe recordar que era un hombre muy memorioso y, entre esos recuerdos, nunca olvidó a quienes traicionaron al presidente Madero González, ni tampoco a aquellos que reverenciaron en alguna forma a los culpables del crimen. En función de ello, el 7 de octubre de 1916, emitió un decreto para prohibir las corridas de toros en el Distrito Federal por considerarlas un ’espectáculo bárbaro y frívolo.’ Nada de que un hombre como don Venustiano fuera un adelantado a su tiempo y se hubiera convertido en un ’copito de nieve’ sensiblero, detrás de aquella decisión estaba cobrar la afrenta que Gaona Jiménez, quien entonces junto con los españoles Rafael Gómez Ortega ’El Gallo’ y Juan Belmonte García eran los toreros más destacados en el mundo, cometiera el domingo 23 de noviembre de 1913 Vayamos a la crónica que, el 24 de noviembre, con el título de : ’Triunfó ayer en la Condesa el torero de las elegancias. ’se publicó en El Imparcial bajo la redacción del cronista Enrique Aceves quien se firmaba como ’Latiguillo.’
El lugar en donde se efectuó la corrida fue la Plaza El Toreo de la Condesa situada entre las calles de Oaxaca, Colima, Durango, Salamanca y Valladolid, en la Ciudad de México, en el sitio que ahora ocupa la negociación El Palacio de Hierro. Por esos rumbos de la colonia Condesa, en la hoy calle de Ámsterdam, se localizaba el hipódromo del que les hemos comentado en escritos previos. Rumbos que ya conocimos viejos durante nuestros andares juveniles y que su simple mención evoca nostalgia grata. Pero retornemos a la tarde de 1913 cuando habría de efectuarse un mano a mano entre al ya citado Gaona y Luis Freg Castro un torero poseedor de gran calidad y un valor a toda prueba que le costó tener las piernas cosidas a cornadas. Pero vayamos al texto de Latiguillo.
Primero citemos como describía el ambiente que se vivía aquel domingo otoñal del 1913 en la ciudad que a pesar de ser la capital de la república no dejaba atrás su ambiente de pueblo grande. El cronista de entonces narraba ’el entusiasmo que aleteaba en el espíritu de la afición al solo anuncio de que iba a torear Gaona…La eterna caravana, la caravana brillante de las carretelas, de los automóviles, de los taxímetros, de la chiquillería que corre y grita tras de los carruajes, de los peatones que se apresuran jadeantes por entre la hilera de arboles que orla las calzadas polvorientas, la caravana gárrula [parlanchina], apretada y jocunda [alegre], emperifollada y heterogénea iba bajo el sol hacia el coso monstruoso, anhelante y gozosa, acida de admirar una vez mas la figura del leonés…’ Eso apenas era el prólogo, Latiguillo reiteraba que ’es interminable la caravana que va hacia la Condesa. El cascabeleo de las mulillas de las jardineras repletas de hermosura y de flores y en las que…asoman las sonrisas de las manolas que triunfan en lo alto, deja una estela de polvillo dorado que cintila al sol y que la tarde esplendida recoge en sus pliegues de grana.’ Ni quien pueda decir que no estaba inspirado el ciudadano Aceves quien procedía a dar cuenta de lo que acontecía en los adentros del coso.
’Por las puertas de la plaza han entrado, en torrente clamoroso, las gentes que se precipitan a escoger un buen sitio. Desde antes de las dos y media el tendido parece mecerse en inquieto oleaje y llena el aire con el murmullo formidable de sus veinte mil bocas. Y a medida que avanza el tiempo, las gradas se llena mas y más… es tanto su deseo por hallar forma de regocijo, y tal su anhelo de aplaudir, de sentirse halagado, de reventar en palmadas, que aplaude a los filarmónicos, a los mozos de estoques, y grita…y se agita y ríe…Van a sonar las tres…Los tendidos no tienen ni un lugar vacío, ni en las barreras, ni en las gradas, ni en los palcos, ni en las lumbreras y, como oscuro anillo, la gente se aprieta al borde de las azoteas hasta allá arriba coronando el coso.’ Todo estaba presto para que iniciara el festejo, la ficción había ido a olvidarse de todo lo que acontecía allá afuera en donde la violencia era el pan de todos los días.
En función de ello, ’…treinta mil espectadores…, cuando suena el clarín y por la puerta surge…la fila de lidiadores, precedidos por los alguaciles, [emiten] el clamoreo estruendoso de toda la plaza [que] saluda al leonés como con una ‘salve’… cuyos ecos agigantados…estremecen la plaza…y hacen temblar sus cimientos. La razón principal del lleno es la presencia de Gaona de quien la afición espera ver ’el ramillete de las gaoneras, o la nota suprema de valor y de belleza de un par de banderillas o la legre zandunga de las verónicas … o el rayo fulminante de una estocada en todo lo alto del morrillo.’ Aun con todo esto, sin embargo, no se puede dejar de mencionar la presencia de ’…Freg el de las valentías y del acero fulgurante, el Freg mimado y consentidor de las reses recoge abundante cosecha de aplausos.’ Aquella tarde, habrían de lidiarse reses de la ganadería tlaxcalteca de Zotoluca fundada cuatro años antes por Aurelio Carvajal González con vacas y sementales de la ganadería de Tepeyahualco. Era la vez primera que esta divisa se presentaba en la ciudad de México. Antes de continuar, vale hacer un paréntesis y dar un salto hacia el futuro. Un burel de ese encaste de nombre ’Despertador’ sería el único que, el 20 de noviembre de 1944 en San Luis Potosí, infligiera una cornada al maestro de maestros de origen saltillense, Fermín Espinosa Saucedo, ’Armillita,’ a quien nos negamos a endilgarle lo de ’Chico,’ con tamaña grandeza taurina hacer eso es una afrenta. Volvamos a 1913.
Respecto al ganado, la crónica no era muy positiva. Las reses que salieron en segundo y sexto lugar ’tenían buena pinta,’ pero ’en general fueron mansurrones salían huidos de las suertes, y difíciles de parar, llegaban quedados e intratables a la suerte suprema. Invariablemente entablerados a la hora de la muerte, hociconeando con terquedad la arena y huyendo en los últimos lances de la muleta del lidiador que no podía fijarlos, hicieron doblemente meritorias las faenas de los matadores.
En el caso de Luis Freg, a su primero, lo mató de una estocada honda después de una serie de derechazos y un pinchazo, recibió aplausos. En su segundo, derrochó valor y, tras brindarlo a Gaona, dio varios pases por abajo para terminar con un bajonazo espantoso. Su tercero, el sexto de la lidia, le intentó de todo con poco éxito, pero sin que ello implicara que se arredrara, lo cual le fue reconocido con aplausos.
Por lo que concierne a Gaona, en el quinto de la tarde, ’cambia de rodillas y a la hora de banderillear, coloca un par al cuarteo. Pero el cambio de rodillas… llenó por sí solo el espectáculo de la lidia de ese toro, pues no solo guardó en sus pliegues el capote gaonero toda la elegancia que ya le conocemos… sino que, en la hazaña de un revuelo magistral pareció llevar prendida una joya deslumbrante… A la hora de matar, sereno, sonriente a pesar de las tarascadas que en alguna ocasión le llegaron al cuerpo, se ve forzado a usar pases de latiguillo para aquel mansurrón aquerenciado en las tablas. Cobra un pinchazo en ese terreno, sale rebotado, da nuevos pases y deja un monumental volapié hasta los gavilanes… que le vale nueva delirante ovación.’ Pero lo mejor de la tarde se había dado antes de que cometiera su aberración.

El tercer toro de la lidia resultó un buey manso y hubo de ser devuelto a los corrales. Al sustituto, Gaona lo saludó con verónicas y terminó con un recorte que hizo estallar los aplausos unánimes. Después de dos quites intrascendentes, el Califa de León tomó los garapullos y ’cita en corto, levanta los brazos, juntos los pies, erecto el talle y cuando llega la fiera, … el leonés clava, al cambio un par monumental que repercute en aplausos por toda la plaza… Cita de nuevo por el lado derecho, y otra vez deja, en lo alto del morrillo, erguidas, juntas, las dos banderillas… Para un tercer par cita intenta cambiar de nuevo, pero el toro da una salida en falso y el diestro (nunca como entonces ha merecido el nombre de Petronio) se queda clavado junto a la fiera que lo contempla a dos pasos de distancia, y arrogante y quieto, en alto las banderillas, vuelto en parte hacia la res e inmóvil sobre sus pies juntos… clava el tercer par que fue el mejor de todos…’ Eso fue el preámbulo a lo que vendría en la faena de muleta. ’Citó al toro con los trastos en la mano y en un palmo de terreno sin perder ni un momento la cara al toro eslabonó una ’serie de pases…’ que ’ fueron un derroche de admirable y maravilloso de elegancias…La muleta giraba siempre … y se transformaba, a medida que iban sucediéndose en la propia encornadura de la fiera, los pases del molinete, el de la muerte, los de rodillas, cambiado de mano, mientras aun hallaba ocasión Gaona para acariciar el testuz y la punta de las astas, firmes los pies o clavadas las rodillas.’ Aquello provocó el delirio generalizado entre la afición, el coro de treinta mil almas coreando los oles era unísono.’ Después de forzar materialmente al toro para que no huyese de los revuelos de la muleta y dejara de moverse, el califa… pincho dos veces en todo lo alto, y después de nueva ración de trapo, dejo media estocada que bastó, entrando superiormente.’ La faena, sin duda, fue de altísimos vuelos como lo demuestra el hecho que, después de dos pinchazos, aun se le haya premiado con una oreja. Al final el número de retazos obtenidos no es lo importante, ya como nos dijera en una ocasión alguien que, sí conoce de tauromaquia, Carlos Camacho Gaos, hay tardes en que un solo lance es suficiente para salir satisfecho de haber asistido a la corrida. Ahora vayamos a la hora del traspiés de Gaona.
La lidia del primero de la tarde, Gaona despliega el capote y hace ondear sus primeras verónicas. En esas estaba cuando un fulano con sombrero de fieltro y gafas, acompañado por un séquito de lamesuelas hace su aparición. No era otro sino el que se presentaba, ilegalmente, como presidente de la república, un católico ferviente llamado Victoriano Huerta, se desconoce cuántas botellas de Hennessy traía entre pecho y espalda y el número de cigarrillos, no de tabaco, que se había fumado previamente. Respecto del arribo, Latiguillo fue cauteloso e hizo una narrativa apoteótica respecto a la llegada de este fulano, aun estaba fresco el crimen más reciente que había cometido, el del senador Belisario Domínguez Palencia, asesinado por criticar al felón. Una vez pasado el alboroto, el burel muestra poca inclinación para ser aprovechado, apenas se deja picar ’y después de que Patatero y Alvaradito adornan al de Zotoluca, el califa requiere los trastos y se acerca a las tablas para brindar al felón Huerta quien estaba en una barrera. Seguramente no imaginó lo que ese acto generaría. Seguramente ya había olvidado la suerte que corrió, y a manos de quien, aquel al que le brindó un toro el 28 de enero de 1912. Nueve meses atrás, el objeto de su admiración de ahora había ordenado el asesinato del presidente Francisco Ygnacio Madero González. Lo que siguió en la lidia fue de poco aprecio. ’Las condiciones del toro hacen difícil una serie de pases recogidos rápidos, de los cuales resulta admirable un ayudado por abajo.’ Después vendría una estocada magnifica que culmina la faena premiada con aplausos. Pero ahí no terminó toda la relación de Gaona con Huerta, al terminar la corrida el primero invitó al segundo a echar un brindis y aceptó. Asimismo, días después, Gaona acudió a una comida que les ofreció a ambos, el inspector general de policía, Francisco Chávez. Todo eso llegó hasta el norte en donde don Venustiano andaba en plena lucha por derrotar al ejercito federal que se empeñaba en sostener a un gobierno ilegal. Simplemente, por el momento, quedó registrado en la memoria del coahuilense.
Cuando ya había derrotado a los usurpadores y se había instalado al frente del Ejecutivo, Carranza decretó, el 7 de octubre de 1916, la prohibición de las corridas de toros. Desde esa fecha hasta 1920, Gaona tuvo que pasársela toreando en España. Con toda su grandeza torera, cometió el error de hacer honores a un felón y eso en el código de don Venustiano no tenia perdón. Sin embargo, el ostracismo en México no fue perene para Gaona, con el tiempo lavaría su afrenta y entablaría amistad con el presidente Álvaro Obregón Salido y con el estadista Plutarco Elías Calles Campuzano quien inclusive echaría capote en la hacienda El Molinito, propiedad de Gaona.
Si, ya sabemos que escribir sobre toros hoy en dia es un pecado capital, pero contrariamente a lo que expresan algunos, la tauromaquia es una expresión del arte y como tal la asumimos. Y dado que el arte no es nuevo, ni viejo, sino una expresión de plasticidad en todos sus sentidos, verbal, escrito o en forma física, consideramos que la prohibición de las corridas de toros no es sino un asunto político. Lo realizado al respecto por nuestros admiradísimos Juárez y Carranza es un ejemplo. Lo de promover la desaparición de la tauromaquia nada tiene con ver la preservación o el cuidado de esos ejemplares bellos que son los toros. Mucho bien les haría, a quienes se trepan en ese guayín del prohibicionismo, revisar la forma en que se da la crianza de toros y el hábitat en que se mueven, encontraran que en ello no hay crueldad alguna. Lo que sucede en el ruedo de una plaza de toros es una muestra de cómo la conjunción entre el hombre y un animal bravo genera expresiones artísticas extraordinarias. Quienes se quejan de que es un espectáculo promotor de la barbarie deberían de voltear a su alrededor y van a percatarse de que hay más salvajismo en su entorno, o en las acciones que realizan, que el que pudiera encontrase en un ruedo cuando un hombre provisto de un capote o una muleta se encuentra ante un animal de 500 kilos, cinco años cumplidos con un par de pitones bien puestos y entre ambos generan obras de arte de plasticidad sin igual. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (21.49.173) En 1954, Luis Buñuel Portolés, José Revueltas Sánchez y Juan De la Cabada Vera lograron que la ilusión viajara en tranvía. Hoy, en el universo paralelo, pasea en el tren que va de Buenavista a Santa Lucía.
Añadido (21.49.174) Todo parece indicar que el saltimbanqui nos habrá de ofrecer una machincuepa más. Del PRI, sin olvidar su regalito al PPS, a la Corriente Democrática, al Frente Democrático Nacional, al PRD al Movimiento Ciudadano Nueva República, al PARM, al PAN-Foxismo, al Frente Amplio Progresista, al PT, al Movimiento de Regeneración Nacional y ¿ahora al Movimiento Ciudadano? Aun cuando lo último no sucediese, sin que dejemos de reconocer su capacidad intelectual-política relevante, eso no evita que registremos como el acróbata político número uno de la historia de México al defeño de nacimiento, guanajuatense por derecho de sangre, Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo De La Vega quien, por cierto, en eso de asuntos de desgajamiento tiene experiencia amplia.
Añadido (21.49.175) ¿Ahora que reescriben la historia, nos van a salir con que los mexicas ya celebraban la Navidad y por ello hay que incorporar a Quetzalcóatl (de origen tolteca) al árbol (de origen germánico)? y ¿En el pesebre del Nacimiento (de origen hispano) van a colocar una viborita emplumada?
Añadido (21.49.176) Los votos de los senadores demócratas Raymond Jon Tester (Montana) y Joseph Manchin III (West Virginia) en contra de la iniciativa del presidente Biden para obligar a los negocios privados a que instituyan como obligatoria la vacunación de sus empleados es, simplemente, supervivencia política. Ambos legisladores saben que si se radicalizan pierden la reelección el año próximo. Un segmento muy importante de los votantes en ambas entidades están que trinan ante los resultados ofrecidos por la administración demócrata. Todos son valores entendidos, no importa perder una votación en el Senado si a cambio se pueden preservar esos dos escaños.
Añadido (21.49.177) En los EUA nos dicen que la tasa anual de inflación es de 6.8 porciento, la más alta desde 1982 (6.16 por ciento) cuando en 2020 fue de 1.24 porciento y en 2019 de 1.81. Hay algo, sin embargo, que no mencionan. En 1982, la tendencia era a la baja. Al iniciarse la administración Carter, en 1977, fue de 6.5 porciento, mientras que en 1980 llegó al 13.58 por ciento. Cuando, en 1981, arribó el presidente Reagan bajó a 10.35 y para 1983 era de 3.22 porciento y en el rango entre más-menos tres y cuatro por ciento se movería a lo largo de su gobierno. Durante ese lapso, sufriríamos las consecuencias de los problemas que los estadounidenses vivieron a finales de los 1970s. Recordemos, la onda expansiva siempre nos llega con retraso. Para no olvidar lo sucedido allá y aquí.

Ver nota completa...

Escríbe al autor

Escribe un comentario directo al autor

Suscríbete

Recibe en tu correo la información más relevante una vez al mes y las noticias más impactantes al momento.

Recibe solo las noticias más impactantes en el momento preciso.


La tarde en que Rodolfo Gaona generó la prohibición de las corridas de toros

Éste sitio web usa cookies con fines publicitarios, si permanece aquí acepta su uso. Puede leer más sobre el uso de cookies en nuestra política de uso de cookies.