Lectura Política

Hasta hoy y en su calidad de dos veces candidato presidencial por el PRD y los partidos políticos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, contribuyó decisivamente para que cuatro personajes guerrerenses, lograran encumbrarse como senadores de la República: David Jiménez Rumbo y Lázaro Mazón Alonso, en la elección presidencial de julio de 2006. Y Armando Ríos Piter y Sofío Ramírez Hernández, en la pasada de julio de 2012. Ninguno de ellos es hoy, su aliado político. Al contrario: tomaron distancia de él. Se desmarcaron de su proyecto. Incluso, lo han denostado. Así es la política de alcantarilla. Es decir, reconoce efímeramente al benefactor del momento. Y luego lo olvida todo. Hay escenarios que es preciso desmontar a fin de confirmar si esta misma tendencia podría abrirse en la cercana elección federal de julio de 2018.
PABLO AMILCAR: SECTARISMOS.- El dirigente estatal del Morena, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, se frota las manos percibiéndose ya, como senador de la República. Ampara en dos escenarios y coyunturas favorables, su proyecto personal de poder: el desgaste sistemático del PRI y el desfonde electoral del PRD al que lo ha llevado recurrentemente, la tribu Los Chuchos de Nueva Izquierda. Y la frondosa sombra política de AMLO que también crece en las encuestas. Pero en la agenda política local hay asuntos que sin duda, le van a restar en vez de sumar: 1.- Soberbio y sumergido en una actitud política que raya en los sectarismos, Pablo Amílcar parece estar pensando que su partido el Morena, ya ganó la presidencia del país. Y él triunfa a su vez, en la elección de senador. Queda perfilado en automático, para disputar la elección de gobernador en 2021. Y con todo el apoyo del presidente en turno, vuelve a ganar. Es un escenario posible si la tendencia en las encuestas se mantiene favorable para el peje, de aquí a la elección de julio de 2018. Pero en política, los escenarios cambian. Se transforman incluso, abruptamente y movidos por inéditas circunstancias. Porque del plato a la boca se cae la sopa. 2.- Como si se tratara de un juego de niños, donde el que tiene más reparte y decide quién juega y quién no, Pablo Amílcar, reproduce una actitud similar. Saluda los apoyos de muchos perredistas con pasados corruptos, y todos ellos se aferran a la idea de que el Morena será su tabla de salvación para regresar exitosamente, a los presupuestos públicos. En contraparte, excluye a los cuadros nuevos, ciudadanos y con alta rentabilidad política en la entidad. Así y en realidad, los mismos vicios que todos esos personajes perredistas arrastran, los van a reproducir justamente, cuando exijan el pago puntual de esos favores políticos al Morena. Es decir, bajo la cantaleta de ’la democracia’ y de ’la izquierda’, buscan regresar. Porque así conviene a sus intereses. 3.- El escenario de desastre para Pablo Amílcar es que, al confrontarse con algunos miembros de la izquierda local –como el edil de Acapulco, Evodio Velázquez, quien ya adquirió su propia fuerza política-; al final de cuentas quede desprotegido. Y como los cuatro senadores de las elecciones de 2006 y 2012, termine dándole la espalda a López Obrador. Se resume así: AMLO pierde la elección presidencial de julio de 2018, pero gana las dos senadurías en Guerrero. Pablo Amílcar queda perfilado para la elección de gobernador para 2021. Sin embargo, no podrá situarse en un carril ganador, si declina desde este momento, hacer alianza con los liderazgos políticos clave del PRD. Y el más importante en este momento es justamente, el encabezado por el edil de Acapulco. Solo y sin la protección política de AMLO, es claro que Pablo Amílcar, deberá remar políticamente con sus propios medios en Guerrero. Y ahí es donde podría ocurrir la fractura con el presidenciable tabasqueño. El maleficio político de las elecciones de 2006 y 2012, continuaría en la 2018 para AMLO. Ese es el punto.