Los sesgos de una encuesta

En el Morena brincaron de regocijo. La medición de los aspirantes al gobierno de la entidad para la elección de gobernador de 2021 los puso eufóricos. Y se atribuyó a la encuestadora Massive Caller la cual hizo el último levantamiento el pasado 15 de agosto. En ella, ubican al senador Félix Salgado Macedonio al frente con el 21.7 por ciento de «quiénes creen que debería ser el candidato». Le siguen con un empate el priista Manuel Añorve Baños y la experredista Beatriz Mojica Morga con el 14.7 por ciento. El secretario de Desarrollo Social del gobierno astudillista, Mario Moreno Arcos aparece con el 10.5 por ciento y el delegado federal del gobierno de AMLO, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros con el 9.6 por ciento. De ahí se lee lo demás.

SESGO INDUCIDO. -Las encuestas sirven para posicionar a quién o quiénes las pagan. Sobre todo, cuando los procesos electorales se advierten altamente competitivos. Hay elementos para desconfiar de ese resultado. 1.-La pregunta «¿quién cree que debería ser el candidato?» planteada por la encuestadora, es el equivalente a decir, «¿quién cree que es el más conocido?». Y en ese carril, es claro que los más expuestos mediáticamente por tantos años, son los que aparecieron encabezando la encuesta. Pero eso no significa que sean los mejores aspirantes. Y que garanticen, sobre todo, el triunfo electoral. Faltan un año y once meses para la elección constitucional. Y en política ocurren muchas cosas al respecto. Necesariamente, se mueven los escenarios. 2.- Sospechosamente, la encuesta de Massive Caller se publica en tres coyunturas perturbadoras: justo dos días después de la detención de la ex secretaria de Desarrollo Social Rosario Robles Berlanga. También, poco más de un mes después de que se ventilara la caída en la popularidad de AMLO que pasó de 72 por ciento registrada a mediados de enero de este año, hasta ubicarse en 47 por ciento en julio pasado. Y finalmente, cuando en Guerrero, el empresario Luis Walton Aburto, comienza a placearse y a filtrar a los medios de comunicación que «podría ser» el candidato del Morena a gobernador para la elección de 2021, dada su amistad con el presidente del país. 3.- Más que festinar que esa encuesta la encabece Félix Salgado, a los del Morena debería preocuparles por qué no aparece «un cuadro legítimo» de ese partido liderándola. De hecho, Pablo Amílcar Sandoval se ubica en el último lugar respecto del puntero del Morena y de los perredistas y priistas que le siguen. Pelea con los más rezagados. Lo cual infiere una sola situación: ninguno de los aspirantes del Morena ha crecido desde el año pasado. Y si Félix decidiera ─por «caprichos» del destino o porque le nieguen la candidatura a gobernador en el Morena─, encabezarla por otro partido político, los metería de golpe, en un aprieto político. De esos que transpiran a derrota. En cierto modo, esa encuesta provoca que la militancia del Morena vaya cerrando filas con Félix. Y ya no tomen en cuenta ni a Pablo Amílcar ni a Adela Román ni a Nestora Salgado ni a Luis Walton ─estos dos últimos, excluidos del muestreo por extrañas y perturbadoras razones─.4.- De las dos elecciones en que Félix Salgado ha participado como candidato a gobernador ─la de 1993 y la de 1999─, perdió ambas. Y solo ganó cuando fue por la alcaldía de Acapulco en la elección del 2 de octubre de 2005, aromatizado con el fuerte olor de la alternancia en el gobierno estatal de ese año. Pero si de algo careció, fue del consenso de los acapulqueños en las urnas. Ganó con el 38.5 por ciento de la votación. Y con un padrón electoral que registró un abstencionismo de más del 60 por ciento. Es decir, estuvo legitimado por una minoría, pero obtuvo un consenso que no rebasó el 16 por ciento de todo el padrón electoral. Hoy aparece sacando fuerzas de la nada, pues su desempeño como senador no ha trascendido más allá de pretender disparatadamente,desaparecer la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La encuesta de Massive Caller se muestra así, demasiado sesgada.

HOJEADAS DE PÁGINAS…Y para confirmar la apatía, bisoñería y limitaciones de los diputados locales del Morena en materia legislativa ─lo que explicaría su ausencia de crecimiento político─, en el transcurso de once meses no pudieron legislar a fin de amarrarle las manos al rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán. Hoy, éste sigue cobrando a los estudiantes cuotas de inscripción y reinscripción desorbitantes, traducidas en millones de pesos. Y así, tampoco se ganan elecciones.