Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Qué festeja la Presidenta Sheinbaum desde el lunes? ¿Un 13 por ciento de origen, que ha disminuido en sólo unos cuantos días a menos de 10 por ciento del padrón electoral, por la inmensa anulación de votos emitidos en la farsa más grande de la historia para destrozar al Poder Judicial? Por lo visto, tampoco tiene capacidad para reconocerse en el espejo cuando alardea del gran triunfo, que será el nuevo modelo para el mundo entero, según ella.
Y continúan las preguntas: ¿en dónde quedaron los supuestos 36 millones de votos que la llevaron a la Presidencia? ¿En dónde su 83 por ciento de popularidad, que algunas encuestadoras le dieron apenas? ¿Saben dónde? En la tremenda farsa que representa su liderazgo. Su investidura y sus cuentos cotidianos, que ya no alcanzan ni para satisfacer siquiera a su benefactor.
Todo suma en una prueba más, de lo que en su momento investigó La Carpeta Púrpura, o del inmenso fraude cometido hace un año con su propio triunfo electoral, logrado con el uso de algoritmos y otras chapuzas.
Pero, bueno, se trata de Morena, o del partido de los nacidos para hacer trampas. En donde los requisitos para ocupar cargos importantes radican en lo que presumen combatir. En la mentira. En la corrupción. En la incompetencia. En la improvisación. En el abuso de poder. Todo esto representó la votación para la cual hasta tuvieron que elaborar un acordeón por lo complejo que resultó elegir. Tan es así, que hasta el talentoso ex Presidente tabasqueño tuvo que usarlo.
El alarde es otro sello de los que encabezan el partido. El ex Presidente dijo en la casilla de Chiapas, que la señora Sheinbaum es la mejor presidenta del mundo. En su momento, él mismo alardeó de ser el mejor del orbe. Sólo por debajo de Narendra Modi, primer ministro de La India. ¡Qué fácil presumir semejantes títulos! Entonces, que nos explique por qué ahora se mantiene en alguna madriguera, sin dejarse ver ni por sus hijos.
Pero dadas las circunstancias que llenaron estas votaciones, ¿cómo saber si es cierto que votó 13 por ciento, que de todas formas es nada frente a casi 100 millones de electores, si sólo Morena vigiló, contó, dirigió, aprobó, manipuló? A la señora que hoy gobierna le hubieran bastado mil votos para anunciar un triunfo aplastante y más que nada, para decir todo lo que hasta hoy a dicho sobre su victoria mentirosa y sobre su postura exultante, pero fingida.
La elección fue, como se ha dicho, una farsa gigante y las presunciones sobre la victoria corresponden a los que suspiran por la conquista de la dictadura. Con la implantación del Maximato, que permitiría heredar el poder a cada uno de los zánganos de la familia real. Al regreso del peor destructor en nuestra historia o del ex presidente y en un descuido, hasta repetir a la desangelada actual mandataria, pese a su negada capacidad para tan importante cargo.
Las elecciones del domingo mostraron también otra cara: a su pueblo bueno y sabio le valieron un soberano pito. Los mismos gobernantes convencieron que se trataba de una simulación, al crear la conciencia colectiva de que los competidores ya estaban seleccionados y sólo era necesario validarlos mediante el circo del domingo, que por cierto costó nada menos que 13 mil millones.
La Primera Mandataria fue lejos en su discurso de festejo de la farsa descomunal: Afirmó que ’México es el país más democrático del mundo. Somos un país libre, soberano, independiente, cada día más justo y más democrático. Los de hoy fueron unos comicios transparentes y libres’. ¡De veras, qué forma de faltarle al respeto a la realidad! Las redes sociales se encargaron, desde el primer minuto del lunes, de mostrarla tal cual es.
Exhibieron personas que acudieron a votar, sin saber qué estaba en juego. Auxiliadas por personal de Morena para llenar la boleta. Se grabaron llamadas telefónicas con voces de miembros de organizaciones criminales afines a Morena, con amenazas de reventar el proceso, debido a la evidente falta de votantes, quienes además culpaban de esto a la misma insípida Presidenta.
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