Postigo
José García Sánchez
La desesperación de los priistas mantiene en una terrible confusión mental al partido y al candidato a la Presidencia de la República, porque para ellos los contrincantes no representan una competencia política sino una lucha a muerte. Así como el hombre de las cavernas peleaba su liderazgo ante la tribu o el grupo.
Así, el hombre que abandera el PRI, sin ser priísta, José Antonio Meade es un hombre tan preparado que se ha convertido en un verdadero polígrafo. En estos días su alta capacidad intelectual asegura que Ricardo Anaya, candidato del Frente a la Presidencia de la República, quien le lleva una amplia ventaja, ’miente y quiere desviar la atención de las acusaciones que se le han hecho por una supuesta triangulación de recurso".
En otros tiempos, en otras circunstancias cualquier candidato medianamente preparado y conocedor de la democracia medianamente hubiera dicho que los problemas que cualquier candidato tenga con la justica deberán ventilarse en los tribunales.
En tiempos de veda Meade utiliza la violencia verbal de manera injustificada contra su competidor. Sabe que es momento de deshacerlo, conoce que es más fácil hacer leña del árbol caído. Desconoce la igualdad de circunstancias, quiere ventajas ante el que le va ganando.
Pero Meade no sólo descalifica a su contrincante sino a la coalición que lo respalda rumbo a la Presidencia de la República. Dolido cometa que la coalición por "México al Frente" intenta engañar a la opinión pública al querer imputar hechos derivados de contratos que fueron firmados antes de su llegada a la Secretaría de Desarrollo Social.
Quiere desde ahora como candidato a un puesto de elección popular irrumpir en el Poder Judicial, como si compitiera por un puesto de magistrado, no se ha dado cuenta que en el país hay división de poderes y concursa por un puesto del Poder ejecutivo, el más importante como figura política.
Meade quiere hundir a Anaya a como dé lugar, quiere ese preciado segundo lugar que siente que le corresponde, aunque no sepa el resto dela historia. Al él lo pusieron a competir y hace lo que puede.
Desconoce que una vez que su figura se encuentra en segundo lugar, la maquinaria del fraude empezará andar. Es el candidato que más improperios ha lanzado contra sus contrincantes y quiere descalificar con adjetivos cuando no sabe que en política los insultos son como un bumerang que termina por córtale la cabeza a quien los emite y difunde.
Meade dijo que Anaya es un guía de turistas porque sabe hablar tres idiomas. Su capacidad para insultar en esta contienda electoral sólo se compra con las declaraciones de su ex correligionaria Margarita Zavala, quien no ha dejado de calificar descalificar a sus contendientes, principalmente a Anaya. Pareciera que denostar es el único proyecto que tiene en mente la ex panista.
Lo cierto es que ahora tanto Anaya como Meade están bajo sospecha, el primero por una serie de imputaciones donde hasta la PGR toma su papel de juez, debiendo sólo procurar justicia y no adelantando fallos.
La actuación poco ortodoxa de la PGR ha motivado que bancadas del PAN, PRD y MC en la Cámara de Diputados anunciaron que presentarán una solicitud de juicio político en contra del actual encargado de despacho de la Procuraduría General de la República, Alberto Elías Beltrán, por considerar que usó la institución para dañar la imagen del candidato presidencial, Ricardo Anaya. Por su parte, el más herido es Meade quien se muestra resentido, iracundo, envidioso y hasta berrinchudo cuando asegura que Anaya es culpable.
Por un lado el PRI pelea la concertación de debates, donde su candidato no saldrá bien parado, a menos que logre descalificar a sus contrincantes antes del encuentro. Meade no es una persona que sepa darse a entender en público. No sabe conjugar los verbos en español, su timbre de voz es el mejor remedio contra el insomnio. Sí que debe desgastar a sus contrincantes urgentemente, antes del primer debate.