*Montaje, ¿Verdad o mentira?

Por principio de cuentas, el acoso que sufrió la Presidenta Sheinbaum puso de manifestó su vulnerabilidad, o la facilidad con la que cualquier desconocido puede acercarse a ella en algún acto público, para ir inclusive más allá de un acercamiento excesivo a su cuerpo, sin que sus guardias reaccionen con la velocidad que se necesita en esos casos, que pueden ser de extremo peligro.

¿Qué tal si se trata de un sicario pagado por algún ’adversario’? Pero la verdad, resulta que lo que se vio en un video, es que el individuo que se le aproximó iba borracho, probablemente drogado y que actuó inapropiadamente, pero con quien recibió ese ataque aparentemente sorpresivo, siempre sonriente. Inclusive cuando un guardia retira al atacante.

Quizá esto valió para que Alito Moreno, senador y presidente del PRI, elucubrara en el sentido de que se trató de un montaje, en momentos en que la señora vive un viacrucis, derivado de su ligereza en el trato que dio al asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, quizá el político más admirado y querido a nivel nacional, cuya muerte ha despertado el encono de michoacanos y de todos los rumbos del país, incluido de otras naciones del mundo.

Y Alejandro Moreno podría estar en lo cierto, ya que la Presidenta demostró una distancia abismal frente al hecho, al presentar su condolencia muchas horas después y solicitar, con toda seguridad, que primero lo hiciera su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch.

Luego se preocupó más en denostar a la prensa con palabras como carroñeros y buitres, en lugar de discurrir soluciones para el cáncer que hoy vive México, de inseguridad creciente desde hace siete años, y de insistir en que no moverá un dedo contra los criminales, en lugar de prometer una embestida amplísima en su contra, como corresponde a cualquier mandatario comprometido con sus gobernados en cualquier parte del mundo.

Se dio maña para inculpar a Felipe Calderón y a García Luna, hace 20 años vigentes, de lo que ocurre en Michoacán, porque fueron elegidos como blancos para responsabilizarlos de sus propios errores y omisiones.
Respecto al atacante, algunos aseguran que se trata de Uriel Rivera Martínez, un don nadie que ha cometido otros delitos y padece sordera por un Ataque de pandilleros, según contó él mismo.

Otros afirman que es un individuo muy conocido entre los altos morenistas, como el ex Presidente macuspano, a quien sirvió en el pasado, cuando se hizo pasar como el enfermo de covid que, en un acto humanitario, visitó el entonces Primer Mandatario en un hospital y sin embargo estaba completamente sano.

Ahora, informa un comentario en redes sociales, se trata de ese mismo tipo. Militar bautizado Power Ranger, usado como distractor por la andanada en contra de la Presidente por su absoluta desatención al asesinato de Carlos Manzo, que inclusive fue señalado con un gran reconocimiento por Christopher Landau, subsecretario de estado de Estados Unidos.
Quien envió condolencias a la familia.
Las reacciones de la señora, acompañadas todo el tiempo de su total falta de sensibilidad y, además, de señalamientos que hacen ver, como siempre, la dependencia de su benefactor, la llevaron a declarar que por nada del mundo se atreverá a alterar la paz de los narcotraficantes. Es evidente que no necesita hablar de abrazos. Esas declaraciones corresponden a lo mismo.
Se molesta porque le dicen títere de Amlo.

Pero se empeña en parecerse a él como una gota de agua a otra. Inclusive parece dispuesta a desacatar cualquier instrucción de estados Unidos, con tal de complacer al destructor de México.

Si es cierto que lo que le ocurrió fue un distractor, resultaría inconcebible la bajeza a la que puede descender una persona investida con el poder de un Presidente en este país, en donde es casi absoluto. Pero también carente de la más elemental inteligencia para comportarse como una gran estadista.
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