Morena, hoy frente al crimen

El sexenio pasado, el Presidente López reveló desde el principio, un contubernio con los criminales, que con el paso del tiempo se hizo cada vez más cínico. Más descarado.
Seguramente siempre creyó y aún lo cree, aunque ahora con dudas, por la estela de indicios que dejó a la vista, que sus brujos lo protegerán siempre y que su desvergüenza quedará impune. Pero eso lo veremos, tal vez pronto. No lo sabemos aún a ciencia cierta.
Sin embargo, muchos mexicanos insisten en que la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y aquí, del embajador Ron Johnson, con credenciales de muy duro, exigente y efectivo, habrán de redituar en beneficios para la población, con la implantación de medidas no vistas hace muchos años, de persecución de delincuentes con la rudeza necesaria.
Sin contemplaciones y principalmente, sin abrazos.
Mientras tanto, las nuevas autoridades —aunque en número limitado, porque apenas se trata de la Presidenta y de la gobernadora del estado de México—, presumen una preocupación por contribuir con la detención de criminales, que no pasa de eso, de mera presunción cuyos alcances son casi invisibles.
Tal vez se trata de querer ’apantallar’ al futuro mandamás gringo, para hacerle creer que trabajan de acuerdo con sus intenciones de limpia criminal.
Hace poco se publicó una nota que da cuenta de que ’a raíz de la llegada del nuevo gobierno, se han detenido casi siete mil personas vinculadas con la delincuencia que ya no estarán en las calles’. Entre otros, 24 funcionarios del gobierno del estado de México, de acuerdo con informes del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Mientras tanto, la Presidenta Sheinbaum se apresuraba a sentenciar que ’nosotros no pactamos con delincuentes’
Como siempre dice cosas extrañas y sin razonarlas, tal vez sufrió una traición de su subconsciente, que la orilló a querer decir ’no como los de antes’, para estar a tono con la frase de su maestro, pero como si aceptara que éste sí tenía esos pactos. Como haya sido, lo que hasta hoy se ha hecho en materia de persecución al crimen, no es más que un paliativo que no conducirá más que a llevar a las cárceles a delincuentes que antes hubieran permanecido impunes.
No es para lanzar cohetes al aire en son de festejo, porque en el fondo, dichas acciones no sirven prácticamente de nada.
El crimen continúa tranquilo, en su tarea de urdir mecanismos para hacerse de más dinero y de combatir con mayor eficiencia a sus rivales.
De adueñarse de nuevos territorios y, en suma, de mantener a la población mexicana sometida y a las autoridades compradas.
Los festejados operativos Atarraya y Colmena, Panal o algo parecido, puestos en marcha hace unos días, sirvieron, el primero, para cerrar pequeños negocios o establecimientos dedicados a la distribución de droga en 27 de los 125 municipios del estado de México, en donde además operan nada menos que 25 grupos criminales, prácticamente a placer, porque hasta hoy, nadie se atreve a molestarlos, a pesar de la recién creada Guardia Nacional, del Ejército y de la Armada de México, cuya función es hoy atender negocios. No proteger.
El otro operativo fue para detener a una presidenta municipal y a funcionarios menores, relacionados con la seguridad pública, pero coludidos con otros grupos delincuenciales muy poderosos.
De acuerdo con los propios datos proporcionados por la Presidenta y la gobernadora, se empleó un costoso aparato policíaco para detener a muy pequeños servidores públicos.
¿Y los gigantes? ¿Los que mandan en sus territorios y han demostrado haber rebasado a las autoridades de todos los niveles? ¿De qué sirven entonces esos alardes de que ya se trabaja en la detención de los criminales, si los que verdaderamente mandan en el país permanecen intocables?
¿De veras es tan obtusa la mente de nuestros mandatarios? ¿Creen que con esos raquíticos aspavientos harán creer a Donald Trump que en México ya se persigue a los delincuentes que tanto daño hacen también en Estados Unidos?
ariosruiz@gmail.com