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Necesario, construir camino seguro a cafeticultura mexicana

Necesario, construir camino seguro a cafeticultura mexicana
Periodismo
Noviembre 07, 2025 01:35 hrs.
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Guillermo Pimentel Balderas › tabloiderevista.com

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Trabajar para garantizar sostenibilidad del café mexicano con organización colectiva, profesionalización y colaboración interinstitucional.
• Dr. Cruz Alberto Uc Hernández participó en foro en Cámara de Diputados y establece que la construcción de redes sociales productivas en el sector cafetalero no es una opción, es una necesidad histórica.

Ante legisladores de varios partidos políticos en el marco del Foro Regional del Sector Cafetalero en México, en el salón Protocolo, del Palacio Legislativo de San Lázaro, el Doctor en Economía Agrícola, Cruz Alberto Uc Hernández, presidente de la Federación de Colegios de Agrónomos de la República Mexicana A.C., expuso que frente a la volatilidad de los precios, la crisis climática y la dispersión del mercado, solo la organización colectiva, la profesionalización y la colaboración interinstitucional pueden garantizar la sostenibilidad del café mexicano.
El profesionista del agro asegura que la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura (2025) brinda el marco normativo; la Ley de Profesiones, es el soporte técnico y humano y, las redes de FIRA, las marcas colectivas, las cooperativas de tercer nivel y la cobertura de precios son las herramientas prácticas para hacerlo posible.
’El desafío es traducir la ley en acción, convertir la palabra en práctica, y consolidar un modelo de desarrollo rural donde el conocimiento, la equidad y la sustentabilidad sean el aroma permanente del café mexicano. Porque, el futuro del café no está solo en los mercados… está en las redes vivas de productores que transforman su trabajo en esperanza’.
Uc Hernández participó en el foro: ’Redes sociales productivas: una opción sostenible para los productores de café en México. Una nueva visión del desarrollo cafetalero’, en el cual fue muy claro al afirmar que el café mexicano no solo es un producto de exportación, es una expresión viva de la identidad rural, la organización comunitaria y la riqueza ambiental del país.
’Sin embargo -reflexiona-, las transformaciones del mercado internacional, la fragmentación de la producción y los efectos del cambio climático han puesto a prueba la resiliencia del sector. En este contexto, la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura (2025) ofrece un marco renovado para articular políticas públicas, innovación tecnológica y participación social’.
Pero…considera que su verdadero potencial radica en la capacidad de construir redes sociales productivas, entendidas como espacios de colaboración, aprendizaje y gestión compartida entre productores, instituciones y actores de la cadena de valor.
’Estas redes no son solo un medio de intercambio económico, sino una estrategia de sostenibilidad integral: fortalecen la organización, impulsan la calidad del producto, profesionalizan el trabajo agrícola y amplían las oportunidades de mercado’, subraya.
Al termimno de su exposición magistral, el doctor Cruz Alberto Uc, en entrevista con este reportero, asienta que la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura: base para una economía colaborativa, reconoce al café como un producto estratégico y básico para la soberanía alimentaria del país (Art. 1) y dispone la creación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de la Cafeticultura Mexicana, instancia de coordinación entre los sectores público, social y privado (Art. 7).
’Este enfoque multisectorial sienta las bases para un nuevo modelo de gobernanza rural sustentado en la cooperación horizontal’, sintetiza y agrega que la ley promueve la organización de productores como actores clave en la toma de decisiones, la planeación de políticas y la ejecución de programas de capacitación, financiamiento e innovación tecnológica (Arts. 8 y 34).
’Esto implica reconocer que el desarrollo no se impone desde arriba, sino que se construye en red, desde la participación informada de quienes viven el proceso productivo en su cotidianidad’, pondera.
Comenta que, como lo señala en su escrito (una copia en poder de este reportero), el fortalecimiento de las organizaciones cafetaleras, las cooperativas y las asociaciones de segundo y tercer nivel es, por tanto, un mandato estructural de la ley, que busca integrar la cadena productiva y promover una cafeticultura sustentable y competitiva.
En cuanto a la profesionalización del sector, el colegiado de la agronomía inscribe que hay que armonizarla con la Ley de Profesiones para que estas redes sociales productivas sean sostenibles. ’Deben apoyarse en la profesionalización del trabajo agrícola. La Ley de Profesiones establece el reconocimiento formal de las capacidades técnicas y científicas necesarias para el ejercicio de actividades especializadas’.
Y, explica: ’Armonizar la Ley de la Cafeticultura con la Ley de Profesiones permitiría crear figuras profesionales certificadas en ámbitos como la administración de cooperativas, la catación, la agroecología cafetalera, la certificación de calidad o el comercio justo. Esto, consolidaría la identidad del productor como agente técnico y social del desarrollo rural, más allá de su rol tradicional’.
En cuanto a términos prácticos, aduce que la pofesionalización abriría oportunidades para incorporar a jóvenes rurales, mujeres y egresados de instituciones técnicas en las redes productivas, fortaleciendo la innovación y la gestión del conocimiento.
’De esta manera, las redes sociales productivas serían también redes de aprendizaje permanente, conectando saberes campesinos y formación profesional en beneficio de toda la cadena cafetalera’.
El profesionista, egresado de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), practicamente ofreció una catedra en la Cámara de Diputados y a manera de ilustración se refirió a las Redes de productores de FIRA como un modelo de inclusión financiera y organizativa.
Discierne: ’El Fideicomiso Instituido en Relación con la Agricultura (FIRA) ha promovido en los últimos años la creación de redes de productores como un instrumento de inclusión financiera y organización productiva. Estas redes agrupan a pequeños y medianos cafeticultores para acceder a financiamiento, asistencia técnica y comercialización conjunta’.
Ante ello, desgloza: ’la experiencia de FIRA demuestra que las redes funcionan cuando combinan tres factores: Confianza social entre sus integrantes, Mecanismos financieros adaptados a la realidad del campo, y Acompañamiento técnico constante’.
Además, contempla que si éste modelo se articula con lo que establece la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura, las redes de productores podrían convertirse en un brazo operativo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de la Cafeticultura, promoviendo programas regionales de crédito, mitigación climática y reconversión productiva.
Uc Hernández complementa su decir al especificar que ’además, la sinergia entre FIRA, la Secretaría de Agricultura y las organizaciones cafetaleras fortalecería la banca social y los sistemas de ahorro rural, pilares fundamentales para la autosuficiencia económica de los productores’.
Otro tema que abordé, dice, fue: ’Marcas colectivas: identidad, valor y competitividad’, y al desarrollarlo, nos confesó que se refirió a que la promoción de marcas colectivas constituye otra herramienta esencial para consolidar las redes sociales productivas.
’Este concepto, reconocido por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), permite que una organización o cooperativa registre un distintivo común que garantice el origen, la calidad y las prácticas sustentables de su producto. Las marcas colectivas favorecen la identidad territorial, agregan valor cultural y ambiental al café y facilitan su inserción en mercados especializados’, apunta.
El dirigente de la Federación de Colegios de Agrónomos de la República Mexicana A.C., traduce: ’Bajo el marco de la Ley de la Cafeticultura, las organizaciones pueden trabajar en la certificación de ’café de origen’, ’café bajo sombra’ o ’café orgánico mexicano’, fortaleciendo la reputación de las regiones productoras y generando ingresos más justos.
’Cuando éstas marcas se integran a las redes de productores, generan cadenas de confianza, permitiendo que el consumidor reconozca la historia, el territorio y la comunidad detrás de cada taza. Así, el consumo se transforma también en un acto de responsabilidad social’.
Agrega: ’Otro tema que diserté y, espero haya sido muy claro, fue con relación a las ’Cooperativas de tercer nivel: la fuerza de la integración’; o sea, un elemento clave para la sostenibilidad del sector es avanzar hacia esta dinamica; es decir, estructuras que agrupan a cooperativas regionales o estatales para coordinar producción, transformación y comercialización a gran escala’.
Enfatiza que este modelo permite lograr economías de escala, acceso a mercados internacionales, certificaciones y mecanismos de exportación directa, evitando la intermediación que reduce los márgenes de ganancia del productor.
Recuerda que la Ley de la Cafeticultura (Artículos 7 al 9) reconoce la necesidad de contar con organizaciones representativas de alcance nacional dentro de la Comisión, lo que abre el camino jurídico para que las cooperativas de tercer nivel participen en la planeación estratégica del sector.
’Estas cooperativas son la expresión más madura de las redes sociales productivas, porque articulan la economía solidaria con la competitividad global. Integran el conocimiento local, la innovación tecnológica y la justicia comercial en una estructura democrática y eficiente’.
Al abordar el tema de la ’Cobertura de precios’, incide en que, dado que México está integrado al mercado internacional del café y los precios globales influyen de forma directa en el precio nacional que reciben los productores, la cobertura de precios se vuelve estratégica: permite reducir la exposición al riesgo de que bajen los precios internacionales o suban los costos de producción sin que aumente el precio recibido.
Sin embargo, aclara que los mecanismos de cobertura (como futuros, contratos a precio fijo, marcas colectivas con prima, cafés certificados) no están al alcance de todos los productores, especialmente los pequeños (muchos con menos de 2 ha), por lo que es importante articular políticas y apoyos para que las organizaciones de productores tengan acceso a ellos.
Al respecto, dijo que para ilustrar su ponencia subrayó que la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura, puede incluir disposiciones para fomentar y facilitar que las organizaciones de productores participen en contratos de cobertura de precios, acceso a mercados de futuros, contratos con prima de calidad, o sistemas de ’precio mínimo garantizado’ para cafés de origen o certificados.
¡Enhorabuena por exelente trabajo profesional!




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