Lectura Política
Noé Mondragón Norato
Mientras el Fiscal, Xavier Olea Peláez, disfruta de una placentera luna de miel en Europa, producto de su quinto matrimonio, en Guerrero la violencia y el crimen se agudizan y descomponen la vida pública. Y como no hay Fiscal y éste nunca ha operado con éxito en los hechos, el gobernador Héctor Astudillo, también se hace el disimulado. Ofuscado, eufórico y aturdido por la rendición de pleitesías durante su Segundo Informe de Gobierno, al mandatario estatal se le olvidó la promesa de resolver los dos últimos crímenes políticos: el del ex edil perredista de Zitlala, Francisco Tecuchillo Neri. Y el de Ranferi Hernández Acevedo, ex dirigente estatal del PRD y cuadro político convertido al Morena de López Obrador. Hay que ubicar las coyunturas para entender la indolencia gubernamental al respecto.
PLACERES DEL FISCAL.- Como muchos otros políticos y funcionarios que este año estrenaron esposa –el vocero de seguridad Roberto Álvarez Heredia y el rector de la UAGro, Javier Saldaña Almazán, entre otros-, el fiscal Olea Peláez, a sus 65 años, también siguió esos pasos del placer, los excesos y las bondades que proveen y aseguran, los presupuestos públicos. Y dejó tirada la Fiscalía General del Estado (FGE). Mientras, el crimen y la violencia se agudizaron. Se lee así: 1.- El gobernador Astudillo prometió que iría ’hasta sus últimas consecuencias’ en el crimen de Ranferi Hernández. Pero hasta el momento, la FGE no tiene nada. Y a su horrenda ejecución –junto a la de su esposa y su suegra-, se suman la ola de asaltos y crímenes contra trabajadores de la Sedesol, ocurridos en el municipio de Ahuacuotzingo, de donde era oriundo el inmolado ex diputado local perredista. De entre todos, uno resalta: el asalto a un vehículo del Banco Nacional de Ahorro y Servicios Financieros (Bansefi), ocurrido el pasado 25 de julio en una brecha cercana a la comunidad de Zompazolco, del municipio de Ahuacuotzingo. Dicha unidad transportaba recursos del programa federal Prospera de la Sedesol. El saldo funesto de la emboscada fue de cinco policías municipales y dos trabajadores de ese banco, asesinados. Y 977 mil pesos robados. Nunca se dio con el paradero de los responsables. Pero así trabaja Olea Peláez: sin dar resultados. Sin embargo, resultó eficaz para la seducción y el romance. 2.- Uno de los primeros indicios en relación a que esta vez sí removería a funcionarios de su gabinete, lo dio el propio mandatario estatal, antes de rendir su Informe. Y de inmediato, muchos actores políticos leyeron que uno de ellos tendría que ser forzosamente, el titular de la FGE. Llovieron en la prensa local, posturas en ese sentido. Pero no ha ocurrido así. Quizá porque al igual que al ex titular del Poder Judicial, Robespierre Robles Hurtado, la coartada gubernamental para renunciarlos, consista en ubicarlos en ’viajes de placer’ en el extranjero. Y de inmediato, proceder con el despido. Una rentable forma de alejarlos en apariencia, de los presupuestos que manejan. Para vender la idea de que no regresarán a ellos. Generando además, una renuncia suave y sin aspavientos en los medios de comunicación. Lo cierto es que, al igual que el ex edil tricolor de la capital, Marco Antonio Leyva Mena, el fiscal Olea Peláez ya demostró con creces y reiteradamente, su visible incompetencia al frente de dicha dependencia. En los hechos, resulta insostenible. Y por elemental salud pública, debe irse. Sería la resaca de su frívola boda.
HOJEADAS DE PÁGINAS…El diputado local tricolor y principal operador del grupo Figueroa, Héctor Vicario Castrejón, vendió con singular ruido mediático, el juicio de revocación a su favor, por el que estaría quedando sin efecto su inhabilitación por 10 años para ocupar cargos públicos, una sanción que le fue notificada por la Secretaría de la Función Pública (SFP). El problema es que Vicario, no presentó ningún documento que avalara su versión. Tampoco la propia SFP. Y así, todo el teatro se le cae.
