Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
								Después de las revelaciones obtenidas por Carmen Aristegui, de un joven que trabajó en una oficina clandestina dentro de Televisa, dedicada a fabricar imágenes excelentes o pésimas, según el caso, entre los que figura como favorecido el ex presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, ligado a ese proyecto y mediante el cual logró el sueño de todo abogado dedicado al servicio judicial, ¿será exonerado con el consabido ’yo confío en él?’
¿Será investigado el hoy coordinador de Política y Gobierno de la Presidenta Sheinbaum, o recibirá la bendición del dios macuspano mediante una orden suya que, sabemos de antemano, sería acatada sin cambiar una coma?
Aristegui recibió más de cinco terabytes de información —equivalentes a las revelaciones que hizo Wikileaks—, de una oficina que opera dentro de Televisa, dedicada a la fabricación de mentiras, manipulación y guerra sucia, consagrada a difundir noticias falsas y ataques sin piedad a los considerados enemigos o bien para exaltar la figura de otros, como el caso Zaldívar, que así alcanzó la presidencia de la Suprema Corte.
Esta empresa comenzó a operar en 2018, o cuando el dios de Macuspania inició su reinado desde el palacio imperial frente al Zócalo. Por lo tanto, la investigación debería envolverlo. Desde luego imposible, por ser quien pone y dispone, a pesar de que su exacerbada cobardía lo mantiene invisible. Oculto en algún lugar que la más brillante imaginación no ha logrado descubrir.
El equipo de esa oficina, denominado Palomar, está liderado por Javier Tejado Dondé, vicepresidente de la oficina de Información. Trabajó denodadamente para posicionar en la agenda política a Zaldívar, con ataques a otros ministros considerados rivales, como Alberto Pérez Dayán y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, por medio de publicaciones tendenciosas y mentirosas.
Después del triunfo, Zaldívar otorgó contratos sin licitar a la empresa que intervino a su favor y estableció una relación estrecha, al grado de que dos empleados de la Corte dispusieron de oficinas en Televisa para vigilar todo lo relacionado con el nuevo vínculo.
Ya se sabe que el inescrupuloso presidente de la Corte utilizaba a un empleado para coaccionar a otros jueces y obtener resultados como los deseaba o como los deseaba su jefe, el Presidente. Una denuncia habla de las presiones e intimidaciones para favorecer al gobierno anterior, como en los casos del Tren Maya y las otras obras insignia, cuando se presentaban denuncias perfectamente documentadas en contra, por improcedentes y por otros daños.
	Uno de los casos más bochornosos de abuso de poder de este sujeto, siempre para complacer a su patrón, fue el del magistrado Jorge Arturo Camero Ocampo— por cierto, hijo de un amigo entrañable—, cuando se habló de abuso sexual para comprometerlo por haber concedido un amparo para detener las obras del inservible aeropuerto Felipe Ángeles.
	La misma periodista Carmen Aristegui, receptora de los datos, fue objeto de una campaña de desprestigio, por una publicación relacionada con Eduardo Fernández, ex titular de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, quien había denunciado a ejecutivos de Televisa por lavado de dinero en Estados Unidos.
	No escaparon a las campañas ruines Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, acosados por diferentes motivos, aunque quien ha recibido más señalamientos despectivos es el último, quien sostenía una amistad estrecha con el ex mandatario y termino para iniciar un distanciamiento público, por las embestidas de que ha sido objeto con los pagos de impuestos, orquestadas desde el poder.
	Javier Tejado Dondé ha pretendido descargar todas las culpas en el joven que entregó la información, despedido de #TelevisaLeaks, a quien calificó de extorsionador y de ladrón con afecciones psiquiátricas, pero inducidas por los trabajos a los que fue sometido, de lo que nada mencionó.
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