Postigo
José García Sánchez
El presidente consejero del INE no sabe qué sacarse de la manga para distraer la atención de la población sobre la urgente necesidad de ser destituido junto con los otros once consejeros antes de las elecciones del 1 de julio de 2018.
El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, llamó a los pueblos y a las comunidades indígenas a exigir a la clase política que los incorpore de lleno en la toma de decisiones gubernamentales.
Es decir, convoca a integrarse a las comunidades que él mismo discrimina desde su posición de coordinador y organizador de las elecciones.
Durante el Tercer Foro Regional con líderes indígenas del sureste del país, en Mérida, Yucatán, Lorenzo Córdova dijo que la representación de los pueblos indígenas es un gran pendiente de la agenda política nacional.
Sin embargo, todavía está en la memoria de los mexicanos aquel 19 de mayo, día en que la conversación telefónica de Lorenzo Córdova con Jacobo Molina fuera difundida, donde el presidente consejero se burla de la manera de hablar castellano de los líderes de las comunidades indígenas del país.
La grabación de la llamada telefónica dura 1:47 minutos y el líder del INE se burló del gobernador nacional de los pueblos y comunidades indígenas, Hipólito Arriaga Pote, y del jefe supremo de la tribu chichimeca en Guanajuato, Mauricio Mata Soria.
La necesidad de que se renueve la planilla de consejeros es un clamor social, es un requisito indispensable para darle credibilidad a las elecciones del próximo año, donde está de por medio la legitimidad de la Presidencia de la República.
Las peticiones se multiplican, como al de Sergio Aguayo Quezada, profesor e investigador del Colegio de México, quien afirma: ’Estamos en un momento muy peligroso para el país, el crimen organizado avanza, tenemos un vecino belicoso con Trump, y sólo nos falta una sociedad polarizada. Se vienen unas elecciones definitorias muy complicadas. En ese marco hice la aseveración de que el INE actual es un peligro para México. Y cuál es la conclusión lógica, pues relevemos al Consejo como se hizo en 1994.
Córdova, ahora se dice interesado por la participación de los pueblos originarios, al comentar que a diferencia de temas como la paridad de género o las candidaturas independientes, la participación de los pueblos originarios no alcanza todavía el nivel deseable.
La declaración del consejero presidente ante 60 delegados indígenas de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, tuvo un tono paternalista, casi caciquil. A nadie convenció.
Si a esto aunamos la falta de aseo y control que hay sobre la inscripción de los candidatos independientes y la sumisión al partido en el poder, encontramos que la elección de 2018 carecerá de credibilidad.
La impunidad de los delitos electorales cometidos en la elección del 4 de junio pasado dan cuenta de la parcialidad de las autoridades electorales, no sólo del INE sino del Trife, condiciones que parecen no importar a quienes desde ahora seguramente tienen trazada la estrategia para asegurar el triunfo el próximo año; sin embargo, esto propicia un gran desánimo en los electores, quienes seguramente asistirán con el temor de que su voto no sea respetado.
La insistencia del Lorenzo Córdova sobre la legalidad de las elecciones que se han llevado a cabo y la legitimidad en la que insiste se basa el INE arrojan una mal pronóstico para las elecciones del 1 de julio.
