Opinión

Qué hacer está claro, el entuerto es quién lo puede hacer

Qué hacer está claro, el entuerto es quién lo puede hacer
Política
Abril 21, 2022 23:19 hrs.
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Raúl De La Rosa › diarioalmomento.com

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¿Por qué no hay convergencia entre el qué hacer y quién lo puede hacer en materia de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) en México? Aunque si bien no es algo que sólo ocurra en México, sino, cuando menos, en toda Iberoamérica, México es nuestro interés primordial.

No es un asunto de capacidades humanas creativas, las y los científicos mexicanos, que no necesariamente están en el Sistema Nacional de Investigadores, SNI han demostrado su alto nivel de competitividad, por ello es que entre los años 1980-2015, emigraron a Europa, Canadá y EEUU, éste último el país que concentra el más alto número de registro de patentes en la OMPI y por ello su liderazgo científico está fuera de toda duda, aproximadamente, 1.3 millones de recursos humanos con educación superior que se formaron en México, pero no todos, por distintas razones, ponen en práctica dicha formación. De ellos, poco más del 10% han sido un capital humano de gran valor científico, tecnológico y artístico, cuyas capacidades les llevan a ser recursos humanos de alto valor agregado y gran parte de ellas y ellos están repartidos en cerca de cien centros de investigación científica, nada más en territorio gringo. Y eso se debe a que México no cuenta con un sistema que sepa atraer y retener ese capital humano, por ello nuestro problema nodal de "fuga de cerebros", que en numerosas ocasiones es en contra de su voluntad, ya que se ven forzados a buscar acomodo profesional en sociedades más receptivas para identificarles y valorarlos en una economía del conocimiento donde puedan desarrollar su labor.

Desde la perspectiva que dan las patentes, entender que desarrollar la actividad científica en una sociedad como la gringa, nos permite sintetizar algunos de los cambios más relevantes que deben ponerse en marcha en México para que la ciencia, la innovación y la tecnología generen un desarrollo que hagan del Aparato Productivo Nacional el motor para un nuevo modelo productivo y muy competitivo con Europa, EEUU, Canadá y el Asia Pacífico. Y es que la mejora del sistema científico en México, como ya se dijo, debería sostenerse en tres columnas perfectamente cimentadas en lo económico, lo político y sobre todo, en lo social.

a) La investigación científica e innovación tecnológica en México se encuentra charlotada por el Estado mexicano. En el Tercer Informe de Gobierno del presidente AMLO, el presupuesto 2021 para Ciencia, Tecnología e Innovación en México fue de 102,720.8 millones de pesos, que equivale al 0.38 % del PIB programado. Muy lejos del mandato constitucional del 1 % y uno de los más bajos de los últimos 10 años. Pero algo similar ha vivido España, Chile y Brasil. La inversión media europea en 2021 fue, en promedio, del 2.03% y en EEUU del 2.7% de sus respectivos PIB. Ésto demuestra una clara falta de compromiso por parte de los sucesivos gobiernos y empresarios de México con la ciencia y la investigación. Cualquier reforma del sistema de investigación mexicano tiene que pasar por dotar a la I+D+i de México con una financiación mayor que debería del 1% del PIB nacional, donde cuando menos el 0.3% debe venir del sector privado, resultado de un consenso de los principales grupos políticos y económicos, de forma que no esté sujeto a cambios de gobierno. La interrelación entre el sector público y privado debe ayudar a crear investigación de aplicación e impacto social.

b) Una de las diferencias más evidentes entre las instituciones de investigación gringas con las iberoamericanas es el sistemático reconocimiento y apoyo al talento y la excelencia investigadora. El sistema gringo logra que el talento sea reconocido personal y públicamente. Esto se lleva a cabo a través de un sistema de investigación muy competitivo, que adopta medidas de fomento de la calidad y aquí está el mehoyo, *calidad*. En México el modelo regulatorio de las universidades públicas y del CONACYT no favorece la competitividad entre las universidades sino la homogenización. Ésto es positivo desde la óptica de la misión educativa de las universidades públicas, pero está perjudicando la calidad de la investigación. Además, el actual sistema de incentivos a investigadores en México es insuficiente para reconocer y fomentar la excelencia científica de forma adecuada. Por lo tanto, respetando la esencia del modelo actual, es necesario profundizar en medidas que permitan un reconocimiento de las instituciones más productivas en investigación, y fomentar una excelencia científica real, y no simbólica, tanto de investigadores como de las instituciones.

c) El Estado mexicano está impotente ante la salida de miles de científicos mexicanos, "Fuga de Cwrwbros", que en muchas ocasiones es contra su voluntad, pues se ven obligados a buscar acomodo profesional en sociedades más receptivas y con mayor número de medios de financiación para desarrollar su labor. México debe captar talento interno y externo de y para las universidades nativas y el CONACYT, ya que por su tamaño representan las únicas instituciones con capacidad de contratación y generación de estabilidad laboral científica en México. Por lo que se requiere reformar los criterios y mecanismos de captación, y equipararlos en transparencia y flexibilidad con los utilizados en instituciones de otros países, como EEUU. Ésto es especialmente importante en el caso de plazas de ayudante o contrato como doctor que actualmente representan el paso inicial de entrada hacia una carrera académica más estable. Cuando se compara con instituciones internacionales similares, resulta sorprendente la falta de divulgación y publicidad de las plazas abiertas a concurso, así como el cortísimo plazo para solicitarlas, por el rígido sistema burocratizado del proceso de selección. Sirva como ejemplo el SNI, donde un hipotético científico que haya ganado el premio Nobel no podría presentarse a una plaza en el SNI al no disponer de la acreditación del propio SNI, que puede llevar meses y que en un contexto internacional resulta inaudito e incluso difícil de explicar a investigadores internacionales que quieran venir a México. En todos los niveles de gestión de la ciencia en Mexico, incluido el uso de fondos de investigación o la contratación de personal, se deben implementar mecanismos no burocráticos que solo consideren el funcionamiento real de la actividad científica, así como las necesidades de las y los investigadores. Y desde luego, los resultados medibles de sus investigaciones.

Todos estamos de acuerdo en que la ciencia es esencial para el desarrollo económico y social de México, así como para la generación de bienestar social. Existe un consenso entre la ciudadanía para que así sea. Es hora de que un gran pacto por la ciencia lo haga posible y así, surgirán quienes puedan lograr que todo ello surja. Convergiendo así el qué hacer con quiénes lo pueden hacer.

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