Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Cuando Félix Salgado Macedonio fue el elegido del Presidente para gobernar el estado de Guerrero, la Unidad Técnica de Fiscalización del INE encontró gastos anticipados de campaña y echó abajo su candidatura. Pero no significó ningún obstáculo para que de todas formas arribara al cargo a través de su hija, Evelyn Salgado, inexperta en los quehaceres políticos.
Una cantidad enorme de guerrerenses se había arremolinado con emoción y júbilo en torno a Félix, con la esperanza de conseguir un puesto público y por considerarlo el hombre del momento, a pesar de otros señalamientos de abusos, cuyas denuncias fueron desoídas y superadas sin dificultad.
Honestamente, era grotesco escuchar gritar a sus seguidores: ¡Tenemos Toro! En alusión a su mote El Toro Sin Cerca, que en realidad correspondió a un costeño cuyas pistolas, que fueron varias, estaban llenas de muescas que contabilizaban los muertos acumulados a lo largo de su vida.
Las posibilidades se agotaron y el dedo del dios tabasqueño no lo dejó morir solo. —Se ha dicho que son compadres—. La hija suplió al padre en la candidatura y los mismos guerrerenses, ciegos y enardecidos por la alegría comenzaron a gritar en mítines y reuniones de campaña: ¡tenemos Tora! ¡Claro! Tenemos Vaca hubiera sido de pésimo gusto.
Era de esperarse. La señora resultó un fiasco. Una terrible equivocación. Durante lo que lleva de permanecer al frente de ese destino, Guerrero ha sido entregado de plano al crimen organizado, que también realiza funciones de gobierno con mucha eficacia, gracias a hacer cumplir sus actividades de despojo a la población con las armas que no se usan para amenazar, sino para ejecutar.
Estaba casada con el hijo de un operador de los Beltrán Leyva, arrestado en 2016 por presuntos vínculos con el crimen organizado en el país, publicó Infobae, entre otros. Hoy es pareja de Rubén Hernández Fuentes, un empresario de bajo perfil que ya despacha en el gobierno y que, con su hermano, se encarga de cosechar en grande con licitaciones y otros quehaceres bastante jugosos.
Es tan brutalmente ineficaz, que cuando aparece un problema, ella desaparece. Con el ciclón ’Otis’, que devastó Acapulco y unos cincuenta pueblos, brilló por su ausencia hasta hace poco. El único quehacer que ha desempeñado con mediana capacidad es inaugurar lavaderos y asilos de perros callejeros.
Y como Guerrero es un estado demasiado rebelde, que nunca escapa de los problemas, acrecentados con la presencia de tan distinguida señora, pues ella está todo el tiempo desaparecida. Por ahí se ha dicho que los grandes problemas de extraordinaria violencia lo concentran dos estados: Guerrero y Tamaulipas.
Con el reciente asesinato de un estudiante de Ayotzinapa, por un policía que ’se fugó’ una vez detenido, estudiantes de la normal y senadores del PAN solicitaron la desaparición de poderes en el estado fallido. La mesa directiva integrada por Morena, rechazó incluir el tema en la sesión del miércoles.
El senador Julen Rementería señaló que la ausencia de autoridades en horas críticas, como los eventos narrados en todos los medios de comunicación, ’realmente hacen pensar que en el estado de Guerrero parece que la ley ya no existiera, parece que las autoridades ya no tuvieran control de la situación’
Y el argumento presentado por Ricardo Monreal, no puede ser más irracional: ’La solicitud para desaparecer poderes en Guerrero es un recurso ’electorero’ de la oposición, que busca sacar raja política de los problemas que son producto del rezago, abandono y desigualdad ancestral que enfrenta el estado’ ¿Y dónde está la solución hoy, señor senador?
Esto es un anticipo indiscutible de que ese tema dormirá el sueño de los justos. Aunque aún se esperan reacciones, tanto de los normalistas de Ayotzinapa, como de otras instancias que se han sumado a la petición de renuncia de quien, por cierto, ya desarrolló un inmenso amor por el poder.
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