Transparencia política
Erwin Macario
De encargado de jardines, parques y otros asuntos del presidente municipal Evaristo Hernández, el seudo humorista juan gabrielesco
Manrique Bravata tiene ya su segundo puesto en la administración pública, que no es su escenario.
En el ambiente de los bares es uno, alegre, hasta agradable. En el Ayuntamiento, con un puesto de tercera, y ahora sobrevaluado como subsecretario de Promoción Cultural, es la cara opuesta: grosero, prepotente, soberbio.
Allá, al calor de las copas, disfruta que hasta le mienten la madre, que se le murió en la pandemia de Covid, que siempre le protegió. Como funcionario tiene la epidermis muy delgada, no acepta las verdades de la crítica, las denuncias como las que recientemente hizo el colega Mario Gómez, que lo definió bastante bien en su rencor contra quienes le tienen en el cargo, pues se creía iba a ser el secretario de Cultura en vez de la titular y gente de confianza del gobernador May, Aída Elba Castillo.
Esta vez podemos agregar a esa acertada columna política las propias palabras del ’subse’, que otro colega apoda como Chancletón:
En una entrevista, hace 42 semanas, dijo que el pasado 14 de febrero iba a Tenosique, al Donald´s Bar ’porque me cae muy bien el dueño y me cae muy bien el público. Es un público pesado, fuerte, el que me gusta. Desde que entras ya está la mentada de madre. Eso me gusta mucho’.
Pero no soporta las críticas ni a quienes quieren al menos saludarlo en su nuevo encargo político. Quizás porque le apena la oficina que le dieron, un espacio donde antes estaban los trajes regionales de Tabasco, en el área del CICOM, y por eso quiere apoderarse de las oficinas que, mediante comodato, remodeló el Instituto de Administración Pública A.C. (IAP), hace unos meses.
Chava Manrique, hace lo contrario de lo que opina como humorista juanganesco y cantante.
En esa entrevista se le dice que él es como un juglar, el único que puede burlarse del rey, y aprovecha: ’Me ha pasado con muchos que se creen reyes y se les sube la mierda a la cabeza, y creen que pueden hacerte pedazos, y ordenar hacerte esto… y hay que tener la espada para defenderse de esos cabrones. Es muy típico que el que agarra un poquito de poder, se les sube el poder a la cabeza’.
Autodefinición, su confesión de parte.