Tiempo de México

Somos un pueblo sin Ley

Somos un pueblo sin Ley
Periodismo
Agosto 06, 2017 16:28 hrs.
Periodismo ›
Por: José Arroyo Reyes › guerrerohabla.com

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La Ley se ama con entusiasmo, como un valor fabuloso.
Salmo 119.
Buenos días Guerrero

Luego de una semanita de asueto en nuestro diario caminar por la vida y el tiempo, con más ánimo retornamos a nuestro quehacer periodístico habitual para opinar y comentar con la sociedad los últimos sucesos en nuestro querido estado de Guerrero y de nuestro hermoso país mágico loado México.

Sin embargo, queremos aclarar que en este humilde espacio que nos proporciona amablemente Redes del Sur, no hablaremos de notas rojas o amarillistas; nos avocaremos solo a hablar bien de nuestro México, pues debemos evitar ser cómplices de tanto problema de diario de efusión de sangre mexicana y del cada día hundiendo en la pobreza e inseguridad de nuestra gente; dejemos que otros gocen con el dolor humano ajeno.

En el inicio de nuestro comentario, vemos como el país y sus habitantes se están poco a poco convergiendo en una selva de cemento, con su exuberancia de sus grandes casas, edificios y palomares de interés social. Sus calles están saturadas de autos encendidos, arrojando humo.

Sus habitantes creen que viven en estado de orden y razón, de hecho viven en un estado de impunidad y no de derecho. No manda la ley sino las mañas y el capricho de los individuos.

Esta fue recientemente una amena platica con el sacerdote católico Mateo Calvillo, quién afirmó que por supuesto que hay excepciones, por fortuna, si no, la sociedad no podría subsistir.

¡Al diablo las instituciones! Gritó alguien que pretende ser el salvador de México. La actitud que manifiesta no es caso aislado, hay muchos otros que piensan lo mismo y actúan de forma idéntica pero con disfraz.

La ley ha perdido su papel de rectora de la sociedad, ya no sirve para gran cosa, es como un espanta pájaros que no se respeta. Quienes deben hacer cumplir la ley son los primeros en quebrantarla, los ejemplos son numerosos y conocidos de todos.

Las autoridades judiciales que deben aplicar la ley para hacer justicia han traicionado su papel. El que un juez absuelva, como en muchos casos recientemente lo que no quiere decir que el sujeto sea inocente. Se dan amparos a delincuentes y los más grandes criminales encuentran abogados que los defiendan torciendo la ley escrita.

Es una degradación del hombre que debe regirse por su inteligencia y voluntad basada en los principios absolutos. Es un retorno a la jungla en su sentido de reino animal sin normas racionales. En la jungla rige la ley del más fuerte, de la fuerza bruta, instintiva, sin lógica, imprevisible. Genera el caos.

Dijo el padre Calvillo que se habla mucho de derechos y del estado de derecho ’es una realidad preocupante, grave, el estado de derecho no existe sino en algunos discursos, lo que explica el reinado de impunidad, injusticia y desorden’.

Al derrumbarse el edificio de los valores religiosos, morales, filosóficos, ha arrastrado en su caída el código de leyes. Se ha perdido el sentido de la Ley, de su obligatoriedad como un valor absoluto e inviolable. Es el fruto de la tendencia liberal que ha pretendido vaciar la vida de México de la religión y su universo de valores.

La ley se apoya en una roca inconmovible, Dios. Dios es justo, busca el bien verdadero, trascendente de los hombres. Es maravilloso, fiel, inmutable, sabio.
En último término, es él quien da las leyes a los hombres que él forjó, como el ingeniero que establece el instructivo para el uso de sus inventos. Sus leyes son un encanto, una delicia. La mirada penetrante de la fe permite descubrir la realidad maravillosa de la ley.

Recordó el presbítero que el Papa Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret presenta la ley de Cristo en el Sermón de la Montaña. Presenta la ley en su claridad y esplendor. Hace descubrir el pensamiento del Antiguo Testamento. Aparece en el cielo de su reflexión un texto sobre la ley, claro, luminoso como la estrella de la tarde, el salmo 119.

La ley se ama, se goza, se proclama con entusiasmo. A lo largo del salmo 119, se hace la presentación bella, amable, maravillosa de la ley. Es como el tema que se repite a lo largo de toda la melodía, como el tema musical que se repite hasta lo infinito del Bolero de Ravel. Otro tema del salmo son los infieles que no obedecen la ley.

Esta es una muestra de este precioso salmo:

’Tu Palabra es una lámpara para mis pasos, una luz para mis autopistas. Yo he jurado y lo confirmo, guardar tus justas decisiones. En el constante peligro de mi vida no he olvidado tu ley. Los infieles me tendieron una trampa pero yo no me extravío lejos de tus preceptos. Tus edictos son para siempre mi herencia, son el gozo de mi corazón….

Yo detesto los corazones divididos y amo tu ley…. Malvados, apártense de mí, yo observaré los mandamientos de mi Dios.
Quienes cumplen la ley sólo en los discursos o cuando y como les conviene, en realidad no la cumplen. En la raíz de nuestras crisis es que somos un país sin ley.

Para salir del rezago social y de una situación de violencia y tantos males, nos hace falta dar a la ley su lugar. Necesitamos ser personas sensatas y guiar nuestros actos por la ley.


Y concluyo esta amena charla el sacerdote católico Mateo Calvillo, afirmando que en el mundo habrá sabiduría y gozo, avanzaremos seguros hacia nuestros destinos definitivos pero cobijados en la Ley para que nos vaya bien…gentedetaxco@hotmail.com

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