Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Desde luego, los actos de bajeza en la función pública no se heredan. Se aprenden. Se copian. La educación y la tolerancia de los padres provocarán también que los hijos se eduquen con modales delictivos, que incidirán algún día en esas prácticas, principalmente si se dedican a las actividades que proporcionan dinero en abundancia con el mínimo esfuerzo. Hoy son recurrentes en quienes gobiernan, porque ya no hay castigo, sino reconocimiento.
Uno de tantos ejemplos lo ha dado la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, quien durante el sexenio pasado ocupó el cargo de Secretaria de Energía. Recibió la encomienda del Presidente, de encargarse de la construcción de la refinería de Dos Bocas y encontró un modelo en La India, que allá costó ocho mil millones de dólares. Hizo la propuesta y de inmediato le fue aceptada.
Hasta hoy se han gastado casi 30 mil millones de pesos y aún no refina una gota de petróleo. ¡Y lo que falta! No obstante, la señora compró apenas comenzaba su encomienda, una casa en Tabasco que cuenta con canchas de tenis, lago privado y otros lujos, sólo para supervisar el avance de la obra.
Junto con su marido, José Luis Peña Peña, quien mucho ayuda con su nombre, ha adquirido propiedades en otros lugares. Todas de lujo, como ha documentado y denunciado el empresario Arturo Castagné Couturier. Cuenta con otra casa en Coatzacoalcos, Veracruz, que le sirve para acreditar su vecindad. Otro departamento en San Pedro Garza García, Nuevo León, también de lujo.
Hoy gobernadora de Veracruz, de donde ni siquiera es oriunda, vive en el fraccionamiento más lujoso de todo el estado. En El Dorado. Al que sólo se puede llegar en yate. Ella asegura que no es suya y que paga 35 mil pesos mensuales de renta. Pero la experta en bienes inmuebles, Maribel Matey, afirma que eso es imposible. Pues el lugar en donde se encuentra. Las dimensiones de la misma y todos los lujos que la rodean convierten ese dicho en una inmensa mentira.
Así pues, la gran amistad con el ex Presidente, la transformaron en la acaudalada señora Nahle, con más propiedades que el vino y que el maguey.
Pero resulta que ¡qué casualidad! Aldo Díaz Pérez, socio de su yerno Ricardo Romero Olvera, hizo contratos con el IMSS, mediante los cuales vendió a esa institución más de mil millones de pesos en medicamentos, con un valor 800 por ciento más caros, igualmente durante el sexenio de su benefactor tabasqueño, mediante las consabidas adjudicaciones directas.
Las empresas comprometidas son: Ethomedical, S.A. de CV y Abastecedora de Medicinas y Materiales, s.a. de C.V. Ambas dedicadas a la proveeduría de medicamentos e insumos médicos. En 2024, las dos negociaciones concentraron más de 80 contratos del IMSS y de otras instituciones de salud, algunos con sobreprecio de hasta 885 por ciento. Como el caso de una medicina que normalmente cuesta 80 pesos y fue vendida por más de 700 pesos. Por si fuera poco, en otras ventas no existen pruebas de la entrega efectiva de los artículos. ¿Acaso no es posible configurar los posibles actos de corrupción?
¿O también la Presidenta de México dirá que confía en ellos?
En el Registro Público de Comercio está documentada esa relación entre el yerno,
Ricardo Olvera García y Aldo Díaz. Los dos aparecen como socios en la empresa denominada Olvera y Díaz, constituida en el año 2022.
Cuando el caso fue dado a conocer, la gobernadora Rocío Nahle negó esa relación de su yerno y socio. Afirmó que no conoce al último y tachó de falta de seriedad, la intención de relacionarla en el asunto.
La señora fue señalada y demandada cuando era candidata al gobierno de Veracruz. En múltiples ocasiones recibió el repudio, la rechifla de las personas que se encontraban cerca. Como ocurrió en el concurrido café La Parroquia, del puerto jarocho, en donde fue abucheada profusamente, lo mismo que en otros lugares en donde hacía campaña. Su fama de corrupta ya era bastante conocida. Pero para su fortuna, tiene la bendición de los dos presidentes de México.
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