Ultimátum

Nuestra Presidenta le cae muy bien a Trump.

Éste le dice que es muy simpática y cosas por el estilo. Pero a la hora de la verdad, el Presidente del país del norte saca los cuernos, adopta la característica piel roja y le aparecen las patas de gallo y de cabra.

Sin miramientos lanza las amenazas ya muy conocidas de utilizar los aranceles para someter y listo. También la amenazada abandona su talante autoritario, para ponerse a las órdenes del norteño sin chistar.
No presenta la rebeldía del Himno Nacional ni de la soberanía. Se apresta para cumplir y hasta ahora todo ha quedado en amenazas. Aunque con un mandatario como Trump, no se sabe si cumplirá o no cuando levanta el tridente en medio de truenos y amaga con una descarga de fuego del mero infierno. Mientras son peras o manzanas, de este lado hay que estar listos para tranquilizar al diablo.
Hace apenas unos días amenazó con imponer a México un arancel de cinco por ciento a los productos mexicanos, si nuestra Mandataria no cumplía con un tratado de 1944, en el que ambo países de obligan a entregarse agua uno a otro. Estados Unidos cada año y México cada cinco años. Por cierto, este trato se ha considerado siempre ventajoso para nuestro suelo.
Pues resulta que México no ha cumplido desde octubre pasado y eso despertó el reclamo de la casa blanca. En esta segunda ocasión, con la amenaza de que si antes de que concluya este año nuestro gobierno no le entrega 246 millones de metros cúbicos de agua de la cuenca del Río Bravo, que se destinará a los campesinos texanos, entonces nos haremos acreedores a ese arancel de cinco por ciento a los productos de México.
Aún dio la ventaja a México de entregarle un remanente importante, conforme pasen los meses. Pero el asunto es que ya no postergue esta entrega del vital líquido, que los mismos campesinos demandaron a su gobierno, para satisfacer la demanda de sus cultivos y de su ganado. Puntual, el Presidente atendió la petición, por conocer la importancia que representa el campo en la vida de los norteamericanos que, como en cualquier lugar, son quienes los alimentan.
Lo anterior representa un ejemplo al nuestro, que ha reaccionado exactamente al revés a las demandas de los campesinos, que reclaman un aumento a los precios de garantía de determinados productos, así como la intervención del gobierno para poner un alto a los delincuentes, que les imponen rentas de piso, y los amagan inclusive de muerte por otros motivos, además de interceptar los camiones cargados de productos para robarlos y lejos de buscarles una solución, los amenazan hasta con mandarlos a la cárcel.
Como no hay oficio político, la secretaria de Gobernación, con experiencia de nana, amenazó a quienes expusieron sus problemas al aire, porque ninguna autoridad se dignó a recibirlos para escucharlos con interés. Dijo con aires de suficiencia, que echaría mano a carpetas de investigación abiertas en contra de varios hombres del campo para enviarlos a la cárcel.
Seguramente, Trump guardó esta nueva amenaza para después de la firma en vísperas del mundial de futbol en el que participarán México, Canadá y su propio país como anfitriones, en donde el mandatario de la Unión Americana volvió a lanzar ditirambos a nuestra representante, para inmediatamente después de ese acto protocolario, amenazar con la imposición de aranceles.
Trump expresó en esa misma advertencia, que ya había autorizado el inicio de la documentación que se refiere a la imposición de los impuestos. Demanda sólo una parte de los 986 millones de metros cúbicos que nuestro país les debe y el resto para entregarse durante algún tiempo más.
Nuestra Presidenta declaró que tenemos los recursos suficientes para entregar el agua, con lo que cumpliría con esa parte del tratado. Para el caso, ya están de acuerdo los estados del norte involucrados: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, etc. Pero, ¿por qué el retraso? Si México siempre está listo para cumplir con sus compromisos ¿por qué da motivos para el jalón de orejas?
ariosruiz@gmail.com