Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
López fue un político que durante toda su vida supo disfrazar su supuesto amor por los pobres, con un discurso ramplón, que de por sí le sale sin ningún esfuerzo y que sostuvo durante todo su ejercicio presidencial.
Logró su cometido de enamorar a la clase más que desprotegida, ignorante, que aún lo defiende a pesar de los pesares, porque recibe dinero en efectivo del gobierno ’gracias a él’.
Con una carga inmensa de resentimientos, casi de inmediato comenzó a dar muestras de sus verdaderos propósitos, o de llegar a la Primera Magistratura para consolidar sus sueños de riqueza con su alianza con las organizaciones criminales que la consiguen más fácilmente, aunque con el altísimo riesgo de perder la vida en cualquier momento. El saldría bien librado.
Mientras tuvo poder pensó que sería eterno. Pero poco a poco fabricó su propio cerco y hoy vive escondido dentro de él, con toda la razón, temeroso de ser llevado a Estados Unidos a rendir cuentas de una lista interminable de delitos. En realidad, hizo lo que todos: creerse omnipotente.
Igual que hoy, la Presidente Sheinbaum parece no reparar en que su poder también tiene límite y en que mañana que ya no lo tenga vivirá con temores por imitarlo hasta el ridículo y por haber obedecido sus órdenes de llevar el país al desastre. Aún está lejos de terminar. Pero mientras, se llena de desaciertos.
Apenas comienza su mandato y ya ha logrado colocar a México en una verdadera lástima para todo el mundo y vivir en zozobra por su evidente falta de experiencia y de agilidad mental para dar las mejores respuestas, que convenzan, tanto a propios como al que más importa, o al vecino del norte.
No valió ningún argumento para apartarse de la orden de llevar a cabo la reforma a la Ley de Telecomunicaciones, que agrede ventajosamente a los periodistas. Se llevó a efecto der manera truculenta, como siempre, desde que envió más de 200 cuartillas la noche anterior a su discusión. ¿Quién tendría la capacidad de leerla y analizarla debidamente para saber qué aceptarían o no?
Es obvio que Los morenos y sus aliados no necesitaban leer siquiera el título. Con sólo levantar la mano bastaba y sobraba. Además, seguramente si la hubiesen leído no habrían sabido descifrar lo que para ellos hubiera sido un verdadero galimatías. Simplemente impusieron su mayoría adquirida tramposamente y ganaron con 77 votos contra 30 de la oposición.
Se acepta que la ley tiene algunas ventajas, pero eso no significa que dejó de ser peligrosa para los medios. Pese a los ajustes que hicieron, la nueva norma contiene fundamentos que permitirán ’la vigilancia sin control judicial y limitaciones a la libertad de expresión.
Se permitirá la geolocalización en tiempo real, de teléfonos celulares de los mexicanos sin orden judicial.
También abre la posibilidad de actuar en el mismo sentido, contra la transmisión de radio y televisión, con el argumento de que violan los derechos de audiencia. Aún no era presentada a la Cámara de Senadores para su aprobación y ya había prácticas entre los representantes populares de Morena, que por anticipado habían comenzado a imponer su criterio.
En la Cámara de senadores, Lilí Téllez trataba de hablar Contra Alfonso Romo y López. Los morenos comenzaron a gritar: ’¡es un honor estar con Obrador!’ Para impedir su participación, con la anuencia de Fernández Noroña, quien la calló y le dio instrucciones. Dijo casi a punto de llorar: ’me ganó la pasión, el cariño y el reconocimiento que tengo al compañero Presidente López Obrador. Lo admiro mucho, lo quiero mucho, es un gran político’.
Jersain Llamas, consultor en ciberseguridad, previene que la ley promueve una ’vigilancia masiva’ con consecuencias indirectas en la libertad de expresión. ’Si los ciudadanos sienten que están siendo monitoreados constantemente, podrían dejar de expresarse libremente por miedo a represalias. Eso es censura indirecta’, afirmó.
Sólo faltan los últimos brochazos en la construcción de la dictadura.
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